Richard Sandoval, autor de 'Amor, te sigo buscando': "La prensa tiene que mostrar todo esto como verdad histórica en momentos en que la memoria está viviendo una intensa disputa"

En su paso por Concepción, el periodista Richard Sandoval conversó con RESUMEN en la presentación de su libro «Amor, te sigo buscando», reflexionando acerca de la disputa que se vive en la actualidad sobre la memoria en el marco de los 50 años del golpe de Estado y la importancia de levantar las experiencias de lucha contra la dictadura que no se han visibilizado.

Por Daniela Tapia Hidalgo y J. Arroyo Olea

Este viernes el periodista Richard Sandoval estuvo en el Gran Concepción presentado su trabajo más reciente: «Amor, te sigo buscando. Memoria viva de detenidos desaparecidos a cincuenta años del golpe de Estado», publicado por Editorial Debate y que reúne tres historias que dan cuenta del proceso de búsqueda de quienes fueron víctimas de la dictadura.

En su visita, el autor conversó con RESUMEN respecto al contenido del libro, el rol que cumple el periodismo y la importancia de estos trabajos con una mirada más allá de los 50 años del golpe de Estado.

Richard Sandoval | Fotografía: Daniela Tapia Hidalgo

 

– ¿Qué criterios estableció para seleccionar los casos que aborda en su libro?

Establecí dos criterios. El primero era que quería hacer historias que no fueran tan simbólicas en el sentido de tan reconocidas por el público general. Quería indagar un poco en historias que estaban más ocultas o que no han tenido tanta resonancia, y por otro lado quería centrarme también en las periferias de la ciudad. Por ello, aparecen historias que tienen que ver con poblaciones que son bien relevantes en la lucha social en la historia de Chile, la historia de Santiago, como lo son la población La Legua y la población La Victoria; ahí es donde se desarrollan historias como la de los hermanos Salamanca en la población La Legua, me permite recrear también lo que fue la resistencia el mismo día 11 de septiembre en esa población, que es una historia muy poco conocida y que da cuenta de la disposición que, en definitiva, tenía el pueblo para defender un proceso para el que no hubo condiciones estructurales de defensa.

Y bueno, la población La Victoria donde aparece toda la historia de Víctor Hugo Morales, que aparte de poder contar su historia y la de su familia y la lucha que se da como barrio, es una muy buena muestra de la lucha que se da en los años ochenta. Principalmente 83, 84 y 85 cuando son las protestas nacionales que tristemente dejan también tantos muertos, entre ellos el padre André Jarlan.

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– En su trabajo se ha desarrollado una línea vinculada al Partido Comunista, también considerando el libro que tiene sobre Gladys Marín ¿Se debe a algún hecho particular relacionado a estas experiencias? ¿Qué lo motivó a desarrollarlo?

Tengo una sensibilidad cercana al Partido Comunista, de hecho milité en la Jota en mis tiempos universitarios, entonces yo creo que naturalmente me he aproximado a ese mundo, y me ha interesado la recreación histórica de ese mundo, y luego, por los trabajos que he desarrollado, creo que una investigación me ha ido llevando a otra, creo que acá hay un punto de partida relevante que es la crónica que escribí en mi libro «Tiempos Peores» sobre Ana González de Recabarren, que es una mujer muy simbólica en la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, por todo el caso familiar que tiene ella. Tuve la oportunidad de hacerle la última entrevista a Ana antes de su muerte el año 2018, y después de eso yo siempre tuve un interés por hacer historias que tuvieran que ver con los detenidos desaparecidos.

Creo que es un tópico que ha recorrido mi ideario como escritor, y así es como llega la historia de Gladys Marín, que es una historia fascinante por múltiples factores, pero también siempre digo que el libro «La Sonrisa de Gladys» es un libro de amor y resistencia, porque toda la vida de Gladys está cruzada por el infinito amor que se tuvo con Jorge, una historia de amor y militancia muy hermosa, y la vida de Gladys hasta el final de sus días estuvo cruzada por la búsqueda, la denuncia y así se explica que ella fue la primera persona en poner una querella contra Pinochet, lo que posteriormente llevó a la detención de Pinochet en Londres. Entonces creo que después se van encadenando las historias, porque yo este libro «Amor, te sigo buscando» lo considero también una continuidad de ese trabajo. Este libro conversa con el libro de Gladys Marín, pero desde otro lugar, desde un lugar más oculto: las personas, las mujeres, las señoras que no son reconocidas por nadie, que no tienen ningún monumento, que no tienen ninguna calle que lleva su nombre pero que fueron claves en empujar la resistencia y la denuncia contra la dictadura.

 

– ¿Cuál piensa que fue el rol del periodismo durante la dictadura? Tanto la oficial como el periodismo clandestino

Es complejo, porque el periodismo oficial jugó un rol muy lamentable que todavía tiene que hacer un mea culpa. Pensé que para los 40 años, por ejemplo, El Mercurio iba a sacar una editorial reconociendo sus culpas, pidiendo perdón y eso no pasó. Estamos a 50 años y tampoco ha hecho lo mismo el diario La Segunda, recordemos su famosa portada «Exterminados como ratones», que es parte de toda la Operación de los 119, la Operación Colombo, una historia que hasta el día de hoy es vergonzosa, de cómo se usó la prensa para hacer montajes.

Lo que pasó con Marta Ugarte, por ejemplo, con Las Últimas Noticias, quien publica su muerte como un crimen pasional cuando en verdad había sido lanzada al mar, y así tantas historias en que la prensa finalmente se convirtió en un aliado de la dictadura para cometer crímenes de lesa humanidad. Por ese lado hay todo un mea culpa que tampoco se ha hecho, porque para perpetuar la impunidad operaron el Poder Judicial junto con la dictadura y los medios, pero por otro lado la prensa alternativa fue fundamental para respaldar la lucha contra la dictadura.

Si uno piensa en Teleanálisis, por ejemplo, es impactante ver sus videos hoy en día. A propósito hace poco de Augusto Góngora, yo me puse a ver todos esos videos y era impactante como recreaban, como le daban visibilidad a lo que se hacía a nivel popular y esos videos la gente después se los pasaba de mano en mano como casete, en una forma muy popular de compartir información. Lo mismo con revistas: Apsi, Análisis, Fortín Mapocho, que durante incluso los primeros años de la transición a la democracia permitieron ser una fuente de información alternativa clave para aspirar a una mejor democracia.

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– ¿Cuál piensa que es el rol del periodismo a 50 años del golpe de Estado?

Creo que es un rol central, que debe haber definiciones editoriales que estén en la línea de un Nunca Más consistente, un Nunca Más que esté directamente relacionado con una efectiva disputa de la memoria en momentos en que los sectores conservadores negacionistas están desatados. Es impactante el daño a la institucionalidad histórica lo que pasó en la Cámara de Diputados hace algunos días cuando aprobaron leer la condena al gobierno de Allende.

Lo que hizo hace poquito la diputada Naveillán a estos días en que dice que los crímenes con violencia sexual son parte del mito urbano. Ahí la prensa lo que tiene que hacer es responder inmediatamente: publicar, investigar, porque hay mucha gente que no conoce la verdad.

Salió una encuesta, la encuesta Mori a inicios de este año, que hablaba de que más de la mitad de los jóvenes hasta 29 años conoce poco o nada de lo que pasó en la dictadura. Bueno, los medios tienen que mostrar, hacer reportajes, publicar: sí, efectivamente ocurrió la Venda Sexy; sí efectivamente violaban a mujeres y hombre.

En mi propio libro «Amor, te sigo buscando» aparece un personaje que es Margarita, a quien la violan delante de su esposo que termina siendo detenido desaparecido, su compañero. Y ese relato está ahí, ella me lo contó, entonces la prensa tiene que mostrar todo esto como verdad histórica en momentos en que la memoria está viviendo una intensa disputa.

 

– ¿Qué objetivo tiene el amor en su libro para las nuevas generaciones? Bueno, en los 50 años del golpe de Estado, porque su libro trata la historia de detenidos desaparecidos, de sus familias, pero a diferencia de otros que se van más por el tema de la tristeza, su libro recoge la experiencia del amor, la fortaleza y la lucha en esos años tan duros

Creo que en esta disputa por la memoria, y me encanta ocupar ese concepto porque hace poquito entrevisté para otro trabajo a la historiadora María Angélica Illanes, ella tiene un libro que se llama «La Batalla de la Memoria» que salió recién la reedición de ese libro, entonces sería muy valioso que se leyera. Y claro, la memoria se disputa siempre, entonces hay que jugársela de repente por mostrar las historias desde otro color.

Yo para este libro me vinculé muchísimo con Londres 38, ya que en ese lugar estuvieron detenidos muchos de mis personajes, y Londres 38 refuerza mucho la idea de la memoria viva yendo más allá de la figura de víctima que tienen estos muertos y desaparecidos, que efectivamente lo son pero mostrarlos de otra forma. Mostrarlos vivos, mostrar sus militancias, mostrar los proyectos de vida por los que fueron asesinados, porque a ellos los asesinaron por portar proyectos de vida. Entonces por eso uno de mis objetivos fue mostrar a Gerardo Morales a cargo de los balnearios populares, del abastecimiento, mostrar sus virtudes y defectos, obviamente, si son seres humanos, pero mostrarlos vivos, en el sueño revolucionario, mostrar a Víctor Hugo Morales con su sueño de construir viviendas sociales de calidad, mostrar la vida de dirigentes políticos y sindicales, de Pedro Silva Aburto y su compañera Violeta Zuñiga.

Eso por un lado, y por el otro yo creo que para hacer sentido en lectura, sobretodo para gente más joven. quise mostrar el amor como los sentimientos, creo que la lectura impacta y engancha cuando tú también te vinculas sentimentalmente con personajes, dramáticamente con los personajes, y por eso mi estrategia fue mostrar esas historias de amor sencillas, cuando se conoce Gerardo con Nelly y coquetean, cuando llegan a su primer beso, esa parte es casi como leer una novela romántica, entonces son formas de también llegar con esta historia a diferentes tipos de lectores.

 

– ¿Considera que el periodismo está en deuda con las historias de las víctimas de la dictadura? En el sentido de recordarlas, en que perduren

Absolutamente. El periodismo, la industria editorial tiene mucho trabajo por hacer todavía. Imagínate que yo hice tres casos, cuántos casos no tienen ni un libro, ni una investigación, ni reportaje.

 

– Sobre todo en regiones, en estructuras intermedias de las militancias…

Claro, en las poblaciones, en la gente más desconocida, por lo tanto van a pasar 50 años más y todavía va a faltar que se hagan más libros para conocer verdad, para conocer historias, para conocer luchas. Hay datos que son impactantes, como que apenas el 23% de los muertos de los más de 3.000 muertos tiene sentencias, hay otro dato que dice que más de 1.150 detenidos desaparecidos todavía no son encontrados, entonces por supuesto que falta verdad, justicia y aporte desde el periodismo.

Quiero valorar mucho todos los libros que se están haciendo por estos días. El día sobre Carmelo Soria por ejemplo, que lo hizo un muy buen periodista, y bueno los libros que se están reeditando como el que ya he mencionado de María Angélica Illanes, pero ojalá fueran muchos más libros que pudieran contar historias que si el periodismo no lo hace, nunca nadie las va a contar.

– En lo personal ¿Cuál ha sido su sentimiento ahora que ya está publicado el libro? ¿Cómo ha sido el recibimiento de esta publicación?

Es un sentimiento de satisfacción, sobretodo por quienes lo están leyendo, que es un arco muy transversal. Me llegan muchos mensajes de personas mayores, adultos mayores que conocen un poco las historias pero no conocían el nivel de detalle, mucha gente que nunca había leída algo en torno a dictadura y que queda impresionada por el nivel de drama, lucha y sueño que fue la Unidad Popular, y mucha gente muy joven, o sea me han llegado fotos de adolescentes leyendo el libro por un genuino interés histórico, entonces creo que es un libro que puede seguir viajando mucho más, y es una señal que indica que se pueden hacer estos libros que son muy necesarios, y ojalá el periodismo siga en la tarea de hacer estas investigaciones.

Fotografía: Imagen de portada de libro y su autor, Richard Sandoval

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Richard Sandoval, autor de 'Amor, te sigo buscando': "La prensa tiene que mostrar todo esto como verdad histórica en momentos en que la memoria está viviendo una intensa disputa"