Las cabinas de los cerros del Barrio Universitario antes del golpe militar eran hogares para estudiantes de fuera de la provincia y también latinoamericanos, que llegaban hasta la entonces prestigiosa Universidad de Concepción.
Por Joaquín Pérez
Para los golpistas, la Universidad de Concepción era un objetivo militar estratégico aquel día 11 de septiembre de 1973, cuando los marinos iniciaban el Golpe en la madrugada de aquel fatídico día e infantes de marina copaban el barrio universitario a muy tempranas horas.
En una de aquellas cabinas vivían dos estudiantes ecuatorianos, Felipe Porfirio Campos Carrillo (23 años) y Jimmy Freddy Torres Villalba (19 años). Aquella madrugada, ambos arrancaron de las cabinas, al ver la presencia de los "cosacos" infantes de marina que bajaban hacia la UdeC. En un primer momento huyeron hacia la Población Agüita de la Perdíz, luego y como pudieron, bajaron hacia el centro de la ciudad.
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Fueron al consulado ecuatoriano en Concepción a pedir apoyo y saber por su situación como extranjeros. No estaba el cónsul y su esposa les recomendó presentarse a Carabineros. Horas más tarde, un excompañero de universidad relato haberlos encontrado cerca del Barrio Universitario de Concepción, el mediodía del 11 de septiembre, específicamente en la esquina de las calles San Martín con Janequeo, a las afueras del Hospital Regional de Concepción:
"Allí compartimos una manzana, les sugerimos a Felipe y Jimmy que se fueran a Los Ángeles, a casa de Joel Salamanca, y allí Felipe cometió un error. Volvió a su cabina para buscar ropas, sacó sus cosas y se fue, sin saber que le seguían. Ambos tomaron el bus Igillaima hacia Los Ángeles, y en el control de Chaimávida los bajaron. Fueron llevados a la Cuarta Comisaría de Carabineros (actualmente en Salas con san Martín)".
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Días más tarde, el diario "La Crónica" de Concepción, en su edición del 28 de septiembre de 1973 informó que los cadáveres de dos estudiantes ecuatorianos fueron encontrados flotando en las aguas del rio Bio Bio cerca de la desembocadura.
En la morgue, un médico de apellido Behm, que conocía a los jóvenes con anterioridad, reconoció los cadáveres. Ambos presentaban idénticas heridas: "perforaciones de bala en la tetilla izquierda, traumatismo múltiple en distintas partes del cuerpo, señales de haber sido torturados con colillas de cigarrillos encendidos, así como también heridas de bala en la nuca y pómulos. Además, se pudo observar que sus cuerpos presentaban huellas de haber sido torturados con descargas eléctricas".
La prensa local tituló: «Hallan a dos extremistas acribillados a bala». Un diario nacional, por su parte, señaló el 28 de septiembre de 1973 que ambos jóvenes "no eran extremistas, pero que vivían con elementos que sí lo eran y que habrían sido víctimas de una venganza política». Maquinaciones de la prensa muy parecidas a las que veríamos años más tarde en la fatídica Operación Colombo.
Durante la mañana del 11 de septiembre, en el centro de Concepción, específicamente desde un edificio ubicado frente al correo en calle Colo Colo, se había producido un enfrentamiento entre efectivos militares y lo que testigos identificaron como estudiantes latinoamericanos. Las huellas de aquel enfrentamiento perduran hasta el día de hoy en los muros de aquel edificio, mirado desde Avenida O Higgins.
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Felipe Campos tenía a su hermano José estudiando cuarto año de la cerrera de medicina en la Universidad de Concepción, quien llego hasta la morgue, que en esos años se encontraba en el Barrio Universitario, reconociendo tanto a su hermano como al otro joven ecuatoriano. Fue él quien organizó un velorio en el templo de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, iglesia a la que Felipe pertenecía. El pastor Luis Mussiett Canales (ya fallecido) recibió amenazas para no efectuar los oficios fúnebres en el templo, pero él respondió: "este joven era de los nuestros, esta es su iglesia, y el funeral se hace aquí, no se hable más".
El 23 de Julio de 1985, en resolución unánime de los integrantes de la Cuarta Sala del la Corte de Apelaciones de Concepción, ratificó la sentencia de primera instancia que condenó al ex oficial de carabineros, Sergio Arévalo Cid, a las penas de 15 años y un día de presidio, más 5 años y un día, y que absolvió de toda responsabilidad en los delitos a Renato Rodríguez Sullivan. Sin embargo, se revocó el fallo de primera instancia que absolvía a Fernando Pinares Carrasco y, en cambio, se le condenó a 15 años y un día de presidio.
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Durante el proceso, causa rol 394-2013, se logró dar por acreditado que entre el 16 y el 19 de septiembre de 1973, Felipe Porfirio Campos Carrillo y Freddy Jimmy Torres Villalba, fueron detenidos, sin orden judicial ni administrativa competente, por funcionarios de Carabineros que los condujeron hasta dependencias de la Cuarta Comisaría de la ciudad, lugar desde donde fueron sacados -el 19 de septiembre- por personal de Carabineros y trasladados al sector de la desembocadura sur del río Biobío, donde fueron encontrados muertos al día siguiente, presentando varios impactos de balas en sus cuerpos.
¿Quiénes eran Felipe Campos y Jimmy Torres?
Felipe Porfirio Campos Carrillo (23 años) criado en los barrios populares de Guayaquil, obtuvo su bachiller del colegio Eloy Alfaro de la ciudad de Guayaquil, había sido admitido en la Universidad de Concepción gracias al mérito especial de su hermano José Campos, brillante estudiante de cuarto año de medicina de dicha casa de estudios.
Felipe en Ecuador se había dedicado al futbol, llegando a jugar de manera profesional por el Club Barcelona de Guayaquil, uno de los mayores clubes del Ecuador. Sin embargo, el futbol profesional no era ni en ecuador ni en Chile lo que es hoy. De su hermano José escuchó que en la Universidad de Concepción existía una carrera llamada kinesiología, la que no existía en esos años en Ecuador, lo que intereso mucho a Felipe y lo motivo a viajar.
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Por su parte, Jimmy Freddy Torres Villalba (19 años) era originario de la ciudad de Babahoyo, Provincia de Los Ríos, en Ecuador, de una familia muy humilde, desde pequeño se había destacado en los estudios en el colegio "Adolfo Maria Astudillo", lo que se hizo acreedor al premio del mejor bachiller de dicho plantel de educación secundaria del año 1972. Cursaba el primer año en la facultad de ingeniería en la Escuela Superior Politécnica del Litoral en Guayaquil, cuando obtuvo la beca Profesor "Salvador Galves Rojas" al mejor estudiante latinoamericano, para que realice estudio de ingeniería, por el lapso de seis años. Jimmy llegó a Concepción lleno de ilusiones y esperanzas, a fines del mes de marzo de 1973. Para Mario Olavaria, director de la escuela de ingeniería en aquellos años y apoderado de Jimmy, lo describe "de origen muy modesto. Jimmy era un muchacho introspectivo y muy estudioso".