Subametralladoras, fusiles y granadas: Revelan tráfico de armamento desde Carabineros y Ejército al crimen organizado

El tráfico de armas al interior instituciones como Carabineros o el Ejército, no ha dejado de estar en la palestra durante lo que va del año, teniendo actualmente a funcionarios en retiro y activos, procesados por la venta de armamento y municiones. A estos casos más actuales, hay que sumarle las condenas contra decenas de agentes del Estado derivadas de la Corte Marcial de Santiago, entre 2012 y 2022, que dan cuenta de la venta de subametralladoras y hasta granadas en el mercado negro, donde los uniformados implicados habrían cobrado hasta el doble del precio original de cada arma, luego de robarlas de sus respectivos cuarteles.

Por Juan Contreras Jara

Una nueva investigación de Ciper, analizó 38 casos de robo de armamento y municiones desde Carabinero, Ejército, Armada y Fuerza Aérea, contabilizando a 54 funcionarios implicados en el tráfico de los artefactos en la última década. Según los testimonios de los propios condenados ante la Corte Marcial de Santiago, las armas se vendían en el mercado negro normalmente a traficantes de drogas.

Subametralladoras avaluadas en $290 mil terminaban siendo vendidas por los funcionarios en el mercado negro a 700.000. Aquello ocurrió en el regimiento Rancagua de Arica, desde donde un cabo primero del Ejército robo 4 de estas armas y las vendió en la población ariqueña Los Industriales.

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Fusiles, granadas, revólveres y pistolas también figuran dentro de la lista de armas robadas por funcionarios del Ejército o Carabineros y luego vendidas al crimen organizado, principalmente ligado al narcotráfico en poblaciones vulnerables de Chile. De todas estas armas, tanto las subametralladoras como los fusiles llegaban a costar el doble de su precio original en el mercado negro.

Dentro de los testimonios de funcionarios del Ejército, contenidos en las sentencias analizadas por Ciper entre 2021 y 2022, se desprende la de un militar sometido a juicio por el Segundo Juzgado Militar de Santiago, donde reconoció que, «uno de los fusiles ya tenía comprador, en la suma de dos millones. (...) y yo unos días antes, cuando fuimos a comprar marihuana a un traficante, que después nos increpó preguntando de donde éramos y a qué íbamos, respondiéndole que éramos del regimiento y que veníamos a comprar yerba, nos ofreció la cantidad de dos millones de pesos en efectivo si le llevábamos un fusil».

Según la tasación realizada al armamento robado por el militar, el fusil costaría 500 mil pesos y terminó siendo vendida cerca de los 2 millones de pesos, es decir, a mas del doble de su precio original. Otro caso al interior del Ejército, esta vez en Putre, capital de la provincia de Parinacota, dio cuenta del robo de dos fusiles y dos yataganes (arma blanca). En el caso de las primeras armas, su costo en el mercado formal era de 460.000 y pretendían ser vendidas en 1 millón 200 mil pesos en Santiago.

En Carabineros la realidad es la misma en cuanto al robo de armas y municiones y su posterior venta al crimen organizado. El trabajo de Ciper detalló, por ejemplo, que desde la subcomisaría de Gómez Carreño, en Viña del Mar, fue robada por un uniformado, en noviembre de 2018, una UZI modelo 1980. Dicho armamento, según constató un oficio del Departamento de Armamento y Municiones de la institución policial, tendría un costo de 1 millón 600 mil pesos y fue finalmente vendida a 2 millones 200 mil pesos, sin contar el precio de su cargador.

 

 

 

 

 

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