Superar el extractivismo forestal: Un proyecto socioambiental para la sustentabilidad de la vida en el siglo XXI

Por: Robinson Torres Salinas *

Ante los estragos ecológicos, sociales y culturales provocados por los monocultivos forestales, entre los que se cuentan la escasez de agua, riesgos de incendios, desposesión de tierras, corrupción política en diversas escalas, entre otros, desde diversos territorios del centro y sur de Chile, y también desde el territorio mapuche de Wallmapu, se viene levantando una voz colectiva que clama por superar este modo extractivista de apropiación y explotación de la naturaleza, los territorios y sus culturas. Es una voz colectiva que se une a voces internacionales que, en diversos países sudamericanos como Argentina, Uruguay y Brasil, también buscan superar este modelo nefasto para los territorios de vida.

 

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En Chile, hay muchas resistencias y propuestas por vivir de otro modo, por reapropiarse de la naturaleza de forma menos explotadora, en una escala acorde con los ciclos de la vida ecosistémica. Estas propuestas van desde la recuperación del bosque nativo y su biodiversidad--cuya escala espacial y temporal de restauración es larga, y por ello el tiempo apremia--hasta la recuperación de las tierras campesinas desposeídas durante la dictadura y democracia, así como también la recuperación de las tierras ancestrales del pueblo-nación mapuche, que diariamente demuestra su dignidad y decisión de expulsar a las forestales instaladas en sus territorios ancestrales.

La actual megasequía antropogénica asociada al cambio climático, la peor de la que se tenga registro en Chile, tiene a cientos de miles de personas sin agua en los territorios donde se emplazan los monocultivos de pinos y eucaliptus, que a su vez empeoran la situación consumiendo cantidades ingentes de agua en desmedro de las ecologías y comunidades humanas que habitan territorios rurales.

 

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En efecto, es sequía y es saqueo extractivista, simultáneamente. Junto a las plantas de celulosa instaladas entre las regiones del Maule y Los Ríos, el monocultivo forestal está disecando los territorios y con ello, aumentan las probabilidades de incendio en diversos pueblos y ciudades rodeados, literalmente cercados de pinos y ecucaliptus.

Santa Olga, en la comuna de Constitución, fue un ejemplo en el megaincendio de 2017, pero podríamos tener muchos Santa Olga en la medida que no se pongan límites políticos y sociales a la maquinaria extractivista forestal, que se expande irracionalmente, como si los territorios y naturaleza fueran ilimitados.

El actual proyecto de Modernización y Ampliación de la Planta Arauco (MAPA), es el mejor ejemplo de ello, ya que está transformando la comuna y provincia de Arauco en la nueva zona de sacrificio socioambiental de Chile.

El modelo extractivista forestal fue producido por el Estado y tiene más de cien años, ya que fue instalado a principios del siglo XX después de la invasión a territorio mapuche, impulsado definitivamente desde la dictadura, pero que hoy, en la tercera década del siglo XXI, está llegando a sus límites de extracción de agua, nutrientes del suelo, biodiversidad del bosque nativo, y sometimiento de la sociedad bajo su lógica guiada por la acumulación de capital, no por la sostenibilidad de la vida.

 

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El pueblo-nación mapuche los enfrenta diariamente en la acción directa y el weychan, y en la medida que esa lucha avanza, los territorios mestizos y chilenos están comenzando a entender la lógica de hacer un frente común: es una lucha necesaria para sostener la vida en los territorios. Porque donde hay monocultivos y plantas de celulosa, la vida está muriendo, los ríos se están secando y contaminando, las culturas campesinas y mapuche están siendo subsumidas bajo la lógica capitalista basada en una fiebre incesante por el pino y eucalipto.

 

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Superar el modelo extractivista forestal es un imperativo para la sostenibilidad de la vida en el siglo XXI. La actual crisis ecológica es una tremenda oportunidad para comenzar este proyecto colectivo, que busca sembrar la esperanza para vivir bien, en territorios sanos, unos que sean verdaderamente sostenibles para las actuales y futuras generaciones de humanos y no humanos.

 

* Robinson Torres Salinas es Sociólogo y Doctor en Ciencias Socioambientales. Es profesor asistente del Departamento de Sociología y Facultad de Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción, Chile. Investigador Adjunto ANID/FONDAP/15130015, miembro de la Red WATERLAT-GOBACIT. Email: [email protected]

 

 

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