TEATRO| Gustavo Sáez: la insistencia como legado

Hay una idea en común cuando se habla de teatro durante la dictadura cívico militar y esta es tiene que ver con la resistencia. Quienes pasaron por ese período tuvieron que resistir para sobrevivir, para hacer teatro. Pusieron el cuerpo desde sus casas, en las calles, en los escenarios. Sin embargo, hay quienes fueron más allá e insistieron, continuaron con la labor de crear porque "la función debe continuar", porque así lo habían hecho antes y así lo siguieron haciendo en democracia. Dentro de este grupo se encuentra el actor y periodista Gustavo Sáez Sáez, quien falleció el 2 de mayo del presente año.

Nora Fuentealba Rivas / resumen.cl

Nació en 1937 en la ciudad de Concepción, lugar donde se desarrolló como profesional y en donde formó familia. Casado con Ximena Ramírez Grandi, también actriz, tuvo dos hijos y una hija: Rodrigo, Álvaro y Julieta, con quienes -si se quiere – también formó compañía.

"Don Gustavo" siempre estuvo ligado a las comunicaciones. Comenzó sus estudios en la Escuela de Teatro de la Universidad de Concepción, egresando como actor. Más tarde, entró a la Escuela de Periodismo en la misma universidad donde también se titula. Por lo tanto, vivió por partida doble su compromiso con las artes y el espectáculo.

Como periodista destaca su labor en la Universidad Técnica del Estado, su trabajo en el diario El Sur y Radio Femenina, donde se desempeñó como conductor en los espacios culturales: La Quinta Rueda y Artenoticias.

Desde el escenario, luego de haber egresado del TUC formó junto a otras y otros teatristas destacados la compañía CEDEC, la que más tarde pasó a llamarse Teatro Independiente Caracol. Luego junto a Ximena Ramírez y Julio Muñoz conformaron en 1978 el teatro El Rostro, espacio que cobijó gran parte de su labor escénica.

De esta manera, insistente desde sus comienzos, Gustavo Sáez Sáez levantó una trinchera comunicacional que permitió a la escena local permanecer en los medios durante la dictadura cívico militar. Como periodista escribió sobre el teatro y para el teatro. Promovió espacios de comunicación entre compañías y se encargó de hacer persistir en el imaginario la idea de un teatro activo, uno que no iba a callar y que iba permanecer firme pese a los contratiempos, con la esperanza de forjar nuevos espectadores en espera de una democracia que tardó en llegar.

Durante aquél tiempo, "Don Gustavo" fue parte del montaje de una de las obras más destacadas y guerrilleras a nivel nacional: Retablo de Yumbel escrita por Isidora Aguirre y puesta en obra por El Rostro, donde actuó de chinchinero. Valiente y en compañía de un equipo que lo era por igual, alzó la voz y denunció lo acontecido en la Masacre de Laja y San Rosendo. Fue así, que rescatando la memoria de quienes ya no estaban hicieron historia, pues el legado del trabajo realizado perpetúa hasta hoy en los actuales teatristas.

De hecho, "Don Gustavo" siempre tuvo una palabra de aliento y cariño para las nuevas generaciones. Porque él siempre solidario abrió sus puertas a todas y todos quienes quisieran escucharlo. En este grupo me incluyo agradecida, pues no solo sus palabras, sino su vida ha sido una lección y motivación para seguir trabajando. Porque su insistencia como la de toda su generación, permitieron que el teatro local llegue hasta nosotros. Porque "Don Gustavo" es un admirable ejemplo de estos viejos teatristas que se han convertido en maestras y maestros, porque el eco de su experiencia y reitero, "insistencia", aún se escucha en las salas que albergaron su labor, porque aún se escucha, aún lo escuchamos "Don Gustavo".

Gustavo Sáez Sáez

 

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