La muerte del conscripto Pedro Soto Tapia fue uno de los tempranos indicios que el abuso contra personas pobres e indefensas constituía una práctica incólume en el Ejército, tras el fin de la dictadura. Una obra de teatro de próximo estreno volverá a poner en debate algunas de las implicancias de hecho.
Aniceto Hevia
En 1996, Pedro Soto Tapia hacía el Servicio Militar Obligatorio en el regimiento Yungay de San Felipe, cuando en el mes de diciembre su familia denunció su desaparición. Tres meses después, el 5 de marzo de 1997, sus restos fueron hallados en una gruta del cerro La Virgen de la comuna.
A partir de los primeros antecedentes recogidos, familiares del soldado y la abogada representante sostuvieron que fue asesinado, luego de ser víctima de una violación sodomítica. Estos habrían sido los antecedentes que motivaron la condena de tres conscriptos por secuestro y homicidio, no obstante, un año después, fueron exculpados, pues la muerte de Pedro Soto Tapia fue atribuida a un suicidio, generándose un gran escándalo por la inverosimilitud de la conclusión, más aún cuando se supo que el detective que indagó el caso desde el comienzo y posteriormente removido de su cargo, Edgardo Molina, acusó diversos equívocos en los procedimientos, por ejemplo, que el cuerpo del conscripto habría sido trasladado a un cuartel policial antes que al Servicio Médico Legal, o que el levantamiento de evidencia no siguió el conducto establecido para ello. Junto con eso, confirmó la participación de terceras personas en su muerte y que el joven habría sido víctima de una agresión sodomítica en su contra.
Soto Tapia, es una obra teatral que explora los hechos relacionados con la muerte del conscripto. Su producción ha estado a cargo de integrantes de Colectivo La Intrusa y Teatro La Obra. Su estreno será este jueves 9 de junio para seguir en una temporada que se extenderá el 10 y 11; 16, 17 y 18; 23, 24 y 25 del mes, en la sala de cámara de Teatro Biobío.
La dirección general está a cargo de Gisel Sparza, integrante de Teatro La Obra, compañía que en este último periodo ha puesto en escena obras como Achawal domo che y Prometeo nacional, así como otros trabajos que indagan episodios históricos locales. Ante la pregunta de ¿cómo entiendes la representación de situaciones históricas en el teatro, qué situaciones o aspectos de ellas buscas relevar y qué provoca en ti indagarlas y plasmarlas teatralmente?, señala:
«Es de mi interés crear obras que se inspiren en sucesos verídicos, puesto que me interesa el proceso de generar memoria, archivo teatral de estos sucesos; es una manera de generar huella en torno a los acontecimientos que vivimos como sociedad. Mi deseo es invitarnos a mirar hacia atrás y reflexionar respecto a cómo aquello que miro se refleja en nuestra actualidad.
La historia de Pedro Soto Tapia es la historia de muchos soldados conscriptos que han vivido situaciones injustas al seno del ejército y cuyas heridas no pueden ser invisibilizadas por el uniforme.
Descubro la historia de Pedro y pienso, por ejemplo, en los conscriptos de Antuco, en el soldado Nash [asesinado luego negarse a fusilar trabajadores en Dictadura] e incluso en los ex constriptos que participaron de los sucesos del año 73 y que se están atreviendo a hablar».