La crisis del transporte en el mar Rojo, a raíz de la decisión de las grandes compañías navieras de desviar sus rutas de Asia a Europa, bordeando el continente africano, debido a las acciones de la resistencia yemeni en apoyo al pueblo palestino, tras el genocidio del ejercito israelí en la franja de gaza, atacando embarcaciones con destino a puertos del estado sionista, está golpeando fuerte a la economía europea, ya castigada por la guerra económica de sanciones paralela a la guerra de Ucrania.
Al alza de los combustibles y del valor de los traslados, se suma la falta de suministros para plantas industriales. Ayer jueves el fabricante de automóviles eléctricos Tesla, informo que su planta de Grünheide, cerca de Berlín en Alemania parara casi toda su producción a partir del próximo 29 de enero, debido a la falta de componentes para sus baterías, los cuales provienen de China.
Hace unos días el gigante francés de la producción de neumáticos Michellin, anuncio la suspensión de la producción de sus plantas de producción de neumáticos ubicadas en el país vasco bajo ocupación española, por falta de caucho suministro básico para la producción de neumáticos.
Otras compañías europeas importantes como el gigante sueco Ikea ya ha informado de atrasos y problemas en las entregas, lo mismo que el gigante chino Geely que en Europa se transformó en accionista mayoritario de empresas automotrices como Volvo, Mercedes-Benz, Polestar y Smart.
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