[resumen.cl] La propietaria empresa minera Hochschild anunció que se separará del proyecto en el fundo El Cabrito de Penco y éste será cotizado por separado en la bolsa de valores de Toronto (Canadá) por la empresa Aclara Resources (ex Biolantánidos).

La empresa minera Hochschild Mining (con propiedad mayoritariamente peruana pero que cotiza en la bolsa de metales de Londres) indicó en un comunicado de prensa que se separaría del proyecto para centrarse en la extracción de minerales preciosos. Dejando así la unidad de tierras raras a Aclara Resources.

Aclara es la anteriormente conocida como Biolantánidos (REE Uno SPA) y que inició el controvertido proyecto en Penco que pretende explotar unas 600 hectáreas en los cerros frente a la ciudad.

«Creemos que, como dos empresas independientes, tanto Hochschild como Aclara tendrán el mayor potencial para generar creación de valor a largo plazo» señaló al medio Financial Times el presidente de la compañía, Eduardo Hochschild.

Será el exdirector financiero de Hochschild, Ramón Barúa, quién dirigirá ahora el nuevo negocio a través de Aclara Resources, indicó el citado medio.

Cabe destacar que la bolsa de valores de Toronto es reconocida por existir mucha especulación financiera.

Minera inscribió 200.000 hectáreas de concesiones mineras

La semana pasada, el gerente de Biolantánidos, Sebastián Rojas reconoció a Biobiochile haber solicitado 243 concesiones, las que equivalen a unas 200 mil hectáreas inscritas en el Maule, 'uble, Biobío y La Araucanía.

Concesiones mineras de Biolantánidos. Extraída de Biobiochile.cl

Aunque se ha promocionado como «sostenible» las comunidades no confían en que las operaciones no generarán efectos socioambientales significativos. Además, las participaciones ciudadanas han sido calificadas como «fallidas». Por lo tanto, el proyecto genera un amplio descontento en la comunidad.

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Por su alto consumo de agua, remoción del suelo, especies amenazadas, disposición de desechos potencialmente radioactivos, contaminación asociada a faenas mineras, además de su alta probabilidad de expansión en la Cordillera de la Costa, entre otros impactos, la intervención se configura como una amenaza latente para la Región del Biobío.