Aunque suene casi anecdótico partir hablando de Cecilia Pantoja (1943-2003), La Incomparable, realmente no lo es. Hace unos días atrás, hablando sobre Tomé en la ciudad de Santiago, pocos sabían que Cecilia provenía de allí, menos aún de los maravillosos escritos que dejó Alfonso Alcalde en la comuna, y algunas o algunos con suerte se habían enterado de la emblemática fábrica de paños Bellavista Oveja Tomé, menos aún se les podía pedir conocer sobre las andanzas del artista tomecino Pisan e incluso alguien tuvo la osadía de decir "qué folclórico" cuando narré las acciones de artes que el vanguardista artista había hecho durante la dictadura civil-militar. Me pregunto si Pisan hubiese realizado sus performances en Santiago, bajo el alero de grupos como el CADA, alguien hubiese tenido la osadía de decir algo así. Esto no quiere decir que lo "folclórico" por sí mismo sea un calificativo peyorativo, pero en el contexto podía leerse de esa forma y Pisan fue mucho más que eso. Pisan fue un adelantado a su tiempo, y dejó un legado que aún se ve en las urnas tomecinas cada vez que hay votaciones en el país. Porque Pisan no sólo era un artista, quizás uno algo extravagante, pero por sobre todo fue rebeldía, política y avanzada.
Nora Fuentealba Rivas
Contextualizo, Juan Bustos, más conocido como Pisan, fue un estudiante universitario y artista autodidacta, incursionó en diversas prácticas que hoy distinguimos como performativas. Fue un artista que irrumpía las calles de Tomé sin previo aviso, realizando sus performances, de allí el escaso registro fotográfico de su trabajo. Para la investigadora Pamela Vergara, Pisan entendía el arte más como proceso y acontecimiento.
Una de sus performances más conocidas es "vote por Pisan", texto que se propagó rápidamente por la ciudad de Tomé y que habría provenido de un supuesto juego dadaísta según las y los investigadores Fernández, Lara y Medina, donde el nombre de un libro para aprender francés, Monsieur Pi San Li, era también Peace & Love o Pisanloc, hasta que Juan Bustos dio con el nombre de Pisan.
Lo interesante de este acontecimiento propagado a través de acciones de artes propuestas por Juan Bustos durante plena dictadura civil-militar, fue expandiéndose en el tiempo, de tal forma que durante las votaciones del plebiscito de los ochenta hubo gente que votó por Pisan e incluso hasta hoy hay personas que lo siguen haciendo. Así también se puede ver hoy en las avenidas de la ciudad rayados que aluden directamente a esta acción: "Vote por Pisan" gritan las paredes de un Tomé rebelde que desafía la institución, mientras prolonga el arte en sus calles.
El investigador Mauricio Barría señala sobre la performance:" En efecto, la performance es un arte de acción cuyo aspecto central es el trabajo de omisión, o más bien, el no-trabajo con el tiempo, es decir, no trabaja sobre una economía temporal que fije la estructura de un relato de modo de garantizar un efecto determinado, lo cual tiene como resultado el florecimiento del tiempo como duración desnuda, lo que se podría expresar como un dejar suceder." A través de las palabras de Barría pienso en la expansión de la duración de la acción de Juan Bustos. En términos generales, una performance posee un carácter efímero, su trabajo con el tiempo, tal como plantea el investigador refiere a una economía temporal, pero quién garantiza su efecto y duración. Probablemente la eficacia de Pisan tiene que ver con un claro acto de desobediencia, un acto de indisciplina que amparado en las urnas donde una o uno sufraga en lo que se supone anónimamente, significa en tiempos de dictadura, salvaguardar la vida mientras se rechazaba un sistema que claramente no representaba a toda una ciudadanía.
A su vez, su carácter local, resistía inmediatamente ingresar a la institución, lugar a tomar casi imposible en dictadura si se quería hacer un arte contestatario, pero que aun así no deja de ser un gesto político sólo por el hecho de permanecer en la región.
Siguiendo a los investigadores Francisco González Castro, Leonora López y Brian Smith, especialista en Performance art en Chile, estas acciones tendrían ciertos lugares comunes, los cuales chocan inmediatamente con los hechos por Pisan: su carácter político y con la política, tal como hemos dicho, en tanto entablan vínculo con la contingencia social, política y cultural, y su relación conflictiva con el arte, entre otros puntos. Por lo tanto, Pisan era por sobre todo un artista contemporáneo, no sólo por ser de su tiempo, sino que siguiendo a Agamben fue capaz de comprender a su vez la oscuridad de su presente.
En la publicación de Teatro y Memoria en Concepción. Prácticas Teatrales en dictadura, Pamela Vergara cuenta que Igor Reyes, escultor, músico, amigo de infancia de Pisan, quien lo acompañó musical y actoralmente en varias de sus improvisaciones, recuerda que en una oportunidad en la que viajaban conjunto al pintor y escultor Santiago Espinoza, Pisan improvisó en el vagón repleto, sin que los pasajeros sospecharan que era ficción. De esta forma, Juan Bustos también se instala en la tradición del teatro invisible propuesto por Augusto Boal, quizás de forma más precaria, sin ensayo alguno, porque él simplemente improvisaba frente espectadoras y espectadores que sin comprender lo acontecido participaban en una especie en una vinculación intermitente, un "dentro" y "fuera", lo que probablemente les permitiría eventualmente significar ya en sus hogares lo visto dentro de aquél vagón del tren o en otro espacio irrumpido por Juan Bustos.
Pisan también incursionó en el teatro, pero principalmente por su cuenta, utilizando máscaras, esto en la Plaza Perú; donde también vendía sus poemas y se desarrollaba como artista, prescindiendo de cualquier tipo de apoyo artístico o de ONGs tan común en esa época.
Juan Bustos falleció joven, sumergido en las aguas de un tranque del cerro Carlos Manhs de Tomé. De su legado no quedó lo suficiente, y digo suficiente porque Juan Bustos fue mucho más que "Voten x Pisan", fue un rebelde, un loco de avanzada y a su vez, un artista romántico. Aun así, su insubordinación al proclamar un voto en tiempos que aún no se podía votar, da cuenta de una valentía arrebatadora, tal vez, inconsciente, pero que terminó por dejar un legado en la memoria de todas y todos los tomecinos que no se conforman con el sistema actual, con la herencia de la dictadura, con esta transición larga que no para de pasar.
Fotografías gentileza de Teatro y Memoria Concepción. Archivo de Igor Reyes