[resumen.cl] La actividad extractivista forestal sigue siendo un riesgo latente de incendio en sus plantaciones de monocultivo. Las más de cinco mil hectáreas que se encuentran bajo el fuego en este momento en el Biobío tienen a las comunas de Mulchén y Los Ángeles en alerta roja, mientras que Arauco se encuentra en alerta amarilla.
La Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) indicó en su último balance que el incendio en el sector de Pilhuén de la comuna de Mulchén ha consumido cerca 5 mil hectáreas, mientras que en Los Ángeles, son 115 las hectáreas afectadas por el fuego en los sectores de Los Cuartos y Los Cristales, mientras que el sector de Cuñibal fuer llamados a evacuar ante el avance y el difícil control de las llamas.
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Por su parte en Arauco se decretó alerta amarilla por el surgimiento de fuego en el sector Abanico que ha arrasado con 60 hectáreas.
Este sábado se reportaron alrededor de 30 incendios forestales en el Biobío.
https://twitter.com/incendios_CONAF/status/1492616397368737794?s=20&t=6_e2qo7htW7NeWBIg1PydQ
Antonio Lara, Ingeniero Forestal, profesor de la Universidad Austral de Chile e investigador principal de Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, publicó una columna de opinión en CIPER Académico donde señala que «los incendios son indeseables y traen grandes pérdidas. La más grave es la pérdida de la vida humana, o bien, las personas que resultan heridas, quienes pierden sus viviendas, sus pertenencias, sus medios de producción, las plantaciones, aserraderos, los bosques nativos, la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y un largo etc.»
El Informe a las Naciones de Incendios Forestales en Chile del CR2 señala que las plantaciones forestales son el tipo de vegetación que en términos de porcentaje, más ha incrementado su superficie quemada anualmente. Estas plantaciones «representan el 50% del área de los megaincendios, es decir, aquellos que consumen más de 10.000 hectáreas. Entre 1985 y 2018, este tipo de eventos han quemado 444.000 hectáreas en Chile».
Esta quema de biomasa puede generar devastadores impactos ambientales. El humo produce enormes cantidades de aerosoles y gases. Estas emisiones pueden causar grandes problemas para la salud y la visibilidad, así como incidir en el clima a nivel local y global.
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Las grandes cantidades de material particulado y ceniza emitidas, junto a la particular peligrosidad del finas particulas de alquitrán, son altamente nocivas para la salud respiratoria y cardiovascular.
El humo de los incendios forestales contiene aerosoles contaminantes y material particulado fino (menos de 2,5 micrones) material particulado ultrafino (menos de 1 micrón), incluyendo microparticulas nocivas de alquitrán. Éstas pueden entrar en los pulmones y alcanzar los alvéolos, pasando al sistema circulatorio.
Estudios previos en distintos países han revelado que la exposición al humo provoca mortalidad prematura, asma y reducción en la función pulmonar.
Cada temporada estival, más territorios del centro sur de Chile y Wallmapu, sufren por la megasequía y voraces incendios forestales que destruyen todo a su paso. Comunidades e investigadores/as apuntan a la industria forestal como uno de los principales responsables, junto a un Estado incapaz de prevenir y contener estas catástrofes.
Hasta ahora, varias investigaciones han descrito que la estructura homogénea o uniforme, característica de la composición de las plantaciones de monocultivos forestales de pino y eucalipto para uso comercial pueden promover una mayor dispersión del fuego al presentar abundante, inflamable y bien conectaba biomasa como combustible para la quema.
Investigadores han advertido que en el futuro, la coincidencia de condiciones cálidas y secas en un contexto de cambio climático, en conjunto con paisajes dominados por densas plantaciones inflamables y ricas en combustible podrían incidir en la propagación de incendios forestales cada vez más devastadores.