[resumen.cl] En el contexto de la Guerra contra el cada vez más debilitado Estado Islámico, el Estado Turco ha aprovechado la situación de inestabilidad en oriente medio para invadir militarmente tanto Siria como Irak para fortalecer sus intereses anclados en el partido gobernante presidido por Recep Tayyip Erdoğan. La principal razón para esta expansión del Estado turco es asestar duros golpes a las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK) ubicados en las montañas de Qandil en Irak, y también a las guerrillas y organizaciones populares que desde los primeros años de la guerra que asola Siria han tomado posesión de sus territorios en un intento por generar una zona autónoma pluricultural basada en las premisas de la democracia directa, la protección ambiental y la relevancia política de las mujeres.
Esta zona ha sido liderada por la resistencia cultural kurda que se ha expresado en términos político en una serie de organizaciones militares como las YPG/YPJ y civiles como la Federación de pueblos del norte de Siria que agrupa a kurdos, musulmanes, cristianos y Yazidíes, entre otros grupos étnicos que se han defendido de las agresiones del Estado islámico y el gobierno de Siria durante 7 años.
El Estado turco por su política represiva de asimilación cultural siempre ha mirado con desconfianza a los y las kurdas, además de enfrentarse durante décadas a la resistencia política y militar del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El experimento de gestión autonómica de la Federación de pueblos del norte de Siria la cual está asentada justo en la frontera entre Siria y Turquía representa una amenaza para el gobierno conservador del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan.
En medio de la masacre bélica que vive el territorio sirio desde hace 7 años, la ciudad de Afrin era hasta hace pocos meses uno de los pocos lugares en donde la guerra no se había manifestado. La ciudad protegida por las milicias lideradas por los y las kurdas, y organizada bajo la bandera de la Federación de Pueblos del Norte de Siria, había sido un lugar de paz en donde cientos de miles de desplazados habían encontrado refugio, abrigo y comida. Sin embargo, en enero de 2018 el Estado turco decidió invadir la zona en unión con Ejército Libre Sirio (ELS) y presuntamente actuando junto a grupos terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico (ISIS) quienes a cambio de dinero y armas habrían servido literalmente de "carne de cañón" para ofensiva turca, según han denunciado medios kurdos.
El principal objetivo era debilitar la Federación de los pueblos del Norte de Siria, la organización pluricultural liderada por la resistencia kurda que amenaza la hegemonía autoritaria de Turquía en la región. La operación militar "Rama de Olivo" como se llamó al ataque al cantón de Afrin, tuvo la aprobación de Moscú y Washington con justificaciones y silencios ante las muertes de los civiles de Afrin. Las denuncias frente a la invasión militar hablan de torturas, violaciones, tráfico de personas, asesinatos y además entregar la ciudad a grupos extremistas islámicos aliados con Turquía. Hasta la fecha Afrin se encuentra bajo control turco y de sus aliados.
En este contexto de hostilidad hacia la resistencia kurda es que Recep Tayyip Erdoğan ha comenzado recientemente una invasión militar ahora a Irak con el objetivo de atacar las bases de una de las organizaciones más problemáticas para el autoritarismo estatal turco: Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esta organización ha librado una batalla durante décadas contra el Estado turco en el campo militar y político, además de ser una de las principales influencias para el experimento de autonomía pluricultural que se está llevando en el norte de Siria, justo en la frontera con Turquía. El PKK surgió en los años 70 como una organización ortodoxa marxista leninista, pero con los años se ha influenciado por ideas democráticas, anarquistas y feministas. El objetivo de Turquía es acceder a las montañas de Qandil, lugar en donde se encuentran las milicias del PKK, organización que según el Estado turco tiene características terroristas. Hasta el momento el PKK ha manifestado que resistirá el ataque mientras el Estado turco intenta tomar posesión de los pueblos que se encuentran alrededor de las bases del PKK. Sin embargo las informaciones de medios kurdos afirman que el ejército turco ha encontrado hostilidad en los pueblos cercanos que apoyan al PKK luego de que fuera este ultimo el único grupo de la zona que defendió las aldeas del Estado Islámico, después de que las tropas iraquíes dejaran literalmente abandonadas a la población a su suerte.
En medio de estos ataques militares en Turquía se desarrolla la preparación de las próximas elecciones del país para el 24 de junio, en un clima catalogado por los opositores como de amplia represión. Especial violencia han acaparado los y las integrantes del brazo político del movimiento kurdo y de otros grupos oprimidos agrupados en el Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Según los detractores del actual gobierno turco, grupos que buscan mayor apertura cultural y política, como las fuerzas democráticas encabezadas por los kurdos, o el movimiento feminista, en el país se lleva a cabo un estado represivo constante con un marcado carácter presidencialista y autoritario, además de propiciar un ambiente de conservadurismo religioso.
Por otro lado, las cárceles del país se encuentran con una cantidad elevada de presos políticos, incluyendo un número importante de periodistas y militantes de la causa de liberación kurda. En los últimos días, y en proximidad a las elecciones que se realizaran este mes de junio, el partido que agrupa a la disidencia kurda ha denunciado torturas, hostigamiento y encarcelamientos de sus militantes. El prontuario genocida del estado turco es conocido, por ejemplo a través de la ejecución de los crímenes contra el pueblo armenio, los cuales posteriormente se han realizado contra diversas comunidades kurdas.
La actual invasión turca a Irak es otro duro golpe para su población. El Estado de Irak es quizás uno de los territorios mayormente devastados por la guerra en las últimas décadas. Desde 2003 hasta 2011 fue invadido por una coalición internacional liderada por Estados Unidos que después de los ataques a las torres gemelas y su invasión a Afganistán, decidió ocupar militarmente el país vecino con el argumento de que el partido Baaz de Saddam Husein estaba fabricando bombas de destrucción masiva. La guerra duró 8 años descubriéndose la inexistencia de las supuestas armas de destrucción masivas iraquíes y dejando tras su paso cientos de miles de muertos según estimaciones conservadoras.
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Sin embargo, y a pesar de que el país nunca logró una estabilidad política, unos pocos años después una organización escindida de Al-Qaeda tomaría el poder de la ciudad irakí de Faluya en enero de 2014 iniciando un nuevo conflicto armado caracterizado por la conformación de un proto-estado fundamentalista religioso que se expandió rápidamente hacia otros países como Siria. Tras años de guerra de una nueva coalición internacional contra este grupo, incluyendo los gobiernos de Siria e Irak, así como organizaciones milicianas kurdas agrupadas en las unidades del YPG/YPJ, el Estado Islámico ha sido casi derrotado concentrándose en la actualidad en pequeñas zonas en la frontera siria. Hoy otro ejército invade Irak, en esta ocasión el turco que busca posicionar su poderío geopolítico en la zona, además de reprimir al principal movimiento que ha obstaculizado el régimen autoritario en el país: los y las kurdas.
En la zona del Kurdistán sirio sigue una tensa situación de embargo y acoso contante del ejército turco, mientras que en el Kurdistán iraquí las tropas turcas se enfrentan a una guerrilla insurgente encabezada por el PKK. El destino del experimento de autonomía pluricultural que ha llevado adelante la Federación del Norte de Siria se encuentra aún en suspenso.
Esta experiencia es vista con expectación por muchos grupos en la zona, por representar el experimento político y de autodefensa militar más decididamente contrario al autoritarismo estatal y el fundamentalismo religioso de la región. Con todas sus contradicciones internas y externas (al depender en parte del apoyo militar de potencias como Estados Unidos o Francia) el experimento político propulsado por los siglos de descontento kurdo es sin duda una de las luces de emancipación que se vislumbran en un territorio altamente degradado por las características del sistema capitalista en la zona: con una fuerte opresión política, fundamentalismos religiosos extremos, el negocio de la guerra, la extracción de recursos naturales (principalmente combustibles fósiles) entre otras problemáticas.
Fotografía principal: Fuerzas turcas desplegadas a 30 km dentro de la frontera norte de Irak. Fuente: http://www.hurriyetdailynews.com/