UP 50 | Resistencia contra la dictadura, entre la urgencia y la acción

[resumen.cl] En este escrito, el historiador Robinson Silva Hidalgo profundiza en las formas de resistencia adoptadas por, principalmente, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria – MIR y el Partido Comunista de Chile (PC) en el contexto de la dictadura, considerando los debates y procesos que se desarrollaban en el país.

Por Robinson Silva Hidalgo*

Entrando a este pandémico octubre, se reavivan los cuestionamientos acerca del papel de la izquierda en el proceso de transformaciones que el pueblo chileno está empeñado en realizar: un probable nuevo estallido está a la vuelta de la esquina, se respiran protestas incipientes en medio del plebiscito nacido del acuerdo por la paz; en ese escenario es relevante mirar al pasado reciente para ver cómo la izquierda chilena respondió a los proyectos del poder. En particular, la Resistencia a la dictadura es desconocida y poco debatida, por lo que se hace perentorio revisar esas experiencias; a ello obedece este texto.

Una vez instalado y abierto el proceso de imposición política e ideológica de la dictadura, en los distintos sectores y partidos de la izquierda chilena se fue incubando un triste y duro debate acerca de cómo enfrentar la represión hacia sus militantes y al pueblo comprometido con el socialismo. Por otra parte, las preocupaciones incluyeron la urgencia en la definición de rutas para combatir el proyecto político devenido del golpismo.

La Resistencia, definamos así al conjunto de acciones e ideas que nuclearon la práctica política de izquierda tras el golpe, emprendió diversos intentos de perspectivas unitarias para enfrentar el terror dictatorial, pero finalmente las estrategias fueron netamente restringidas al debate interno de las agrupaciones partidarias. Particularmente, relevantes fueron las construcciones del MIR y del Partido Comunista y a ellas nos referiremos aquí, aunque sabemos que hubo iniciativas socialistas y de otros partidos que, por lo demás, hace falta conocer con mayor detalle.

Respecto al MIR un elemento destacable que consideró fue la situación internacional, calificada como favorable a la Resistencia contra la dictadura, producto del alza de las revoluciones de signo socialista en América y el mundo en los años setenta. Se pensaba que el impacto de triunfos políticos como los de Vietnam y la consolidación de la Revolución cubana agudizaba la crisis del bloque capitalista. La ofensiva en Sudamérica de los sectores contrarios al socialismo se veía como intentos desesperados ante el "ascenso de la revolución mundial" [1]. Todo ello llevó a plantear que los apoyos a la Resistencia serían relevantes.

En términos concretos, el mirismo decidió que la estrategia de Guerra Popular era la adecuada para enfrentar al poderoso enemigo, entendiendo la violencia política con matices y posibilidades complejas, más ricas que en la etapa anterior a ella. Suma a las ideas de mal necesario y paso definitivo y final las de acumulación de fuerza, formación de cuadros preparados política y militarmente, el ataque a sectores económicos, sociales y políticos claves del nuevo orden institucional, y la conducción de la Resistencia frente a un régimen definido como ilegítimo.

Lo anterior se expresa en la constitución del Movimiento de Resistencia Popular (MRP), el cual debía condensar estas ideas en una lógica y una práctica política y miliciana que nos habla de un proyecto de Resistencia capaz de pensar críticamente el movimiento popular de la etapa dictatorial que Chile sufría. Fue entre 1978 y 1982 que esa mirada estaba abiertamente planteada y buscó corporalizarse.

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"Ya a finales de 1977, el partido había retomado grados de iniciativa política, jugando un papel importante en el impulso de las primeras luchas de los sectores más avanzados del movimiento popular (derechos humanos, 1 de mayo de 1978, etc.)"[2].

En el Partido Comunista los golpes represivos fueron igualmente brutales, direcciones completas asesinadas y desaparecidas y una persecución hacia las y los militantes que se hizo inaguantable. La primera cuestión importante en torno a la Resistencia comunista tiene que ver con la caracterización del golpe de Estado y la posterior dictadura, la denominación fascista respecto al régimen de facto llevó consigo la estrategia de los setenta, el "Frente Antifascista" que fue planteado en medio del estupor.

"El nacimiento de la línea del "Frente Antifascista se produjo en el contexto de la sorpresa ante la inesperada magnitud represiva del golpe, que implicó que la reorganización clandestina del PC las semanas posteriores a este hecho, fuera en buena medida improvisada"[3].

Es, tal vez, por esa razón que el Partido Comunista revisó su estrategia resistente cuando pudo recomponer su actividad en la clandestinidad, tuvo que llegar la nueva década para que este debate diera un nuevo giro y se diera luz verde a una nueva mirada y su estrategia: la Política de Rebelión Popular de Masas, no sin posiciones encontradas al interior del PC[4], la estrategia fue llevando a la conexión con el descontento popular; de esa intención hablaremos en breve.

A estas alturas, muchos comunistas quisieron dar pasos decisivos para acabar con la pesadilla dictatorial. Nace el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) a inicios de los ochenta para dar viabilidad a la nueva estrategia decidida, dando paso a la estructura militar más relevante en el periodo final del régimen, transformándose en un actor clave en el debate y decisiones políticas de unos y de otros.

Revisadas las ideas que nos hacen sentido en relación a una construcción resistente de la izquierda chilena, cabe hacerse preguntas para profundizar acerca de un fenómeno tan importante como negado en el debate político nacional.

Para ello planteo tres cuestiones que, me parece, son de interés para conocer mejor esta Resistencia que se sitúo en ambos partidos: primero el retorno militante y su rol en las tareas resistentes, luego la definición de un relato soberanista de la Resistencia y, por último, la masificación del fenómeno resistente y su nexo con las protestas nacionales, ello considerando que la militancia resistente fue central para arrebatar el sentido al proyecto político dictatorial, triunfando en el afán de movilizar al pueblo para conseguir derrocar al régimen.

Ambos partidos debatieron con especial énfasis la idea del retorno de los militantes encargados de llevar adelante la estrategia de lucha militar y política, constituyente de una Resistencia efectiva al régimen. En ese sentido ¿Qué responsabilidad tuvieron los partidos en la creación de bases estratégicas significativas para que sus militantes emprendieran el trabajo resistente?

En eso el MIR, tras arduas discusiones internas, generó el denominado Plan 78 u Operación Retorno, que reforzó a las milicias de Resistencia popular para reanimar la lucha, buscando pasar de la propaganda armada menor y las manifestaciones de violencia de baja intensidad en las manifestaciones de la lucha democrática a golpes importantes a la estructura política y militar del régimen [5].

El Plan 78 acarrea fuertes críticas en su implementación en el corto plazo. Con el tiempo se cuestionó las correcciones al Plan cuando este ya se encontraba en ejecución y la nula participación de las direcciones nacionales del partido por razones de compartimentación, es decir, por garantizar seguridad en el accionar de las políticas de la estrategia, tanto de los dirigentes como de los cuadros militantes. Además, se discutió las formas y plazos del Plan. El IV Congreso del MIR se hace cargo de estas críticas:

"Si el CC (Comité Central) hubiese corregido a tiempo, lo que ya al poco andar se evidenciaba como equivocado el balance que hoy haríamos sería mucho más positivo. En efecto, ningún plan es un camino rígido que no puede modificarse"[6].

El retorno de los militantes comunistas también tuvo especial trabajo y debate particularmente en lo operativo, aunque también por la imperiosa necesidad de reconstituir un partido con una imborrable vocación de masas y que apostaba por avivar esa histórica relación entre las clases populares y la discursividad política comunista. El punto extraño fue lo sucedido con el FPMR y cómo procesar la relación militante-guerrillero-pueblo.

En ese sentido, el rodriguismo hubo de pensar sus propias estrategias, definiendo su representación popular más allá de su adscripción u origen comunista. Es todo el pueblo de Chile el convocado a luchar contra la dictadura al lado de la organización político-militar, demostrada por los tres puntos que Riquelme subraya respecto a su plataforma programática: fin a la dictadura, derogación de la constitución de 1980 y conformación de un gobierno provisorio de unidad nacional" (Riquelme, 2009:128) [7].

Respecto al relato soberanista que se lee en las estrategias resistentes de ambos grupos fue parte del relato que se dirigió a diversos sectores del movimiento opositor a la dictadura. De esta forma cabe preguntarse ¿Es el soberanismo un elemento ideológico devenido de la tradición política de la izquierda chilena o solo fungió como parte de la estrategia que articuló el trabajo resistente?

Es evidente que en el Rodriguismo hay una estética y denominación que alude directamente a la guerra de independencia y, por tanto, a los orígenes del Estado nacional que es visto como secuestrado por una dictadura falaz y destructora del continuo republicano representado por Allende. Los conceptos de patriotismo y pueblo fueron de la mano para identificar la lucha resistente.

Ahora bien, tanto las acciones milicianas como las que se fueron desarrollando en el terreno militar se revistieron de un nuevo ánimo, al decir de Rolando Álvarez "una nueva mística nacía"[8] en la generación de la Rebelión Popular, si bien el leitmotiv estaba en el derrocamiento de la dictadura, de cara al pueblo el elemento patriótico se esgrimió y estuvo presente en la discursividad rodriguista, que también contribuía a esa mística nueva.

En el MIR el patriotismo no fue parte del argumentario esgrimido, pero si podemos considerar cuestiones soberanistas en lo referente a la construcción resistente. Estas se encuentran en la ilegitimidad que tiene el régimen de facto, idea que comparten con el PC, por lo que en la Resistencia Popular mirista se deja en claro que la dictadura debe derrocarse por todos los medios dado el golpismo que la engendró, idea que ya definió Miguel Enríquez desde el primer momento.

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Más tarde, algunas acciones que buscaron impactar el sentimiento nacional de las y los chilenos, en el sentido de arrebatarle a la dictadura esa representación, se concretaron en el secuestro de la Bandera de la Independencia desde el Museo Histórico Nacional. Aparte de ese hecho, la mayor parte de las acciones resistentes del MIR y sus milicianos fueron directamente hacia los esbirros dictatoriales o sus negocios; por otra parte, la propaganda mirista sí apuntó a la idea de ilegitimidad de la dictadura y todas sus prácticas.

Por último, las protestas nacionales de carácter masivo desatadas a partir de mayo de 1983 pueden ser vistas como el resultado, entre muchos otros factores, del trabajo miliciano de comunistas, miristas y otros militantes de izquierda. Este gran momento de la movilización popular aparece aislada, en el debate general, de los esfuerzos partidarios, entonces ¿Cómo se entienden las protestas nacionales en el marco del trabajo resistente desarrollado desde los inicios del periodo dictatorial?

En este sentido, la Política de Rebelión Popular de Masas -la estrategia comunista- tiene un punto a su favor, pues el pueblo chileno acudió al llamado de la movilización popular encendida por los activistas de la Resistencia, entendiendo con ello al trabajo político y también al militar. Es extraño, entonces, la presidencia de los comunistas a la hora de marcar con mayor fuerza la relación entre Resistencia y movilización, incluso más allá de las protestas nacionales.

En el MIR esta idea aparece un tanto más difusa, pero sin duda el desarrollo de años de trabajo social y político de carácter resistente se vacía en esa gran fractura que es el ciclo de protestas, sin el activo proceder de los milicianos las protestas, en cuanto eclosión que marcó la disputa con la dictadura en el espacio público, no se hubiera dado, a ello contribuyeron la propaganda armada de las milicias poblaciones, la prensa popular, la activación de redes sociales y culturales previas a 1983 entre muchos otros ejemplos.

Tanto miristas, como rodriguistas y comunistas, tuvieron un rol fundamental en el desgaste y caída de la dictadura, Mucho pasó para reconocer que las protestas nacionales tuvieron un rol más potente del concedido en el análisis político, pero aún es una deuda incorporar el papel de la Resistencia política y militar en el proceso. En definitiva, la Unidad Popular fue terminada de manera violenta y subrepticia, pero tuvo una respuesta que cabe analizar, porque en esa Resistencia se encuentra un importante nicho de ideas que alimentan las izquierdas extrañadas del juego político transicional y que hoy son miradas -referencialmente- en modo estallido y revuelta.

* Universidad Austral de Chile-Valdivia | CLASE

Referencias

[1] La política del MIR y la Lucha contra la Dictadura, p.61

[2] IV Congreso del MIR chileno, p.31

[3] Álvarez, R. Arriba los pobres del mundo, 2011: p. 107.

[4] Rojas, L. De la rebelión popular a la sublevación imaginada, 2011: pp. 193-199.

[5] Goicovic, I. Trabajadores al poder, 2016: 124-125.

[6] IV Congreso del MIR chileno, p.32

[7] Riquelme, A. Rojo atardecer. 2009: 128.

[8] Álvarez, R. ¿La noche del exilio? 2006: 152.

Bibliografía

Álvarez, R. (2011). Arriba los pobres del mundo. Cultura e identidad del Partido Comunista de Chile entre democracia y dictadura. 1965-1990. Santiago: LOM.

Álvarez, R. (2006). ¿La noche del exilio? Los orígenes de la rebelión popular en el Partido Comunista de Chile. En: Valdivia, V; Álvarez, R y Pinto, J. Su revolución contra nuestra revolución. Izquierdas y derechas en el Chile de Pinochet (1973-1981). 101-152. Santiago: LOM.

Goicovic, I. (2016). Trabajadores al poder. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el proyecto revolucionario en Chile 1965-1994. Concepción: Escaparate.

Riquelme, A. (2009). Rojo atardecer. El comunismo chileno entre dictadura y democracia. Santiago: DIBAM.

Rojas, L. (2011). De la rebelión popular a la sublevación imaginada. Amtecedentes de la Historia política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMR 1973-1990. Santiago: LOM.

Silva, R. (2009). Resistentes y clandestinos. La violencia política del MIR en la dictadura profunda 1978-1982. Concepción: Escaparate.

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