Una compleja situación sanitaria padecen las y los vecinos del centro de Tomé, quienes acusan que la convivencia con la planta elevadora de aguas servidas perteneciente a Essbio, se hace insostenible. Malos olores y la descarga de parte de los residuos al mar son las principales críticas desde la comunidad.
Por Juan Contreras Jara
El pasado lunes 19, vecinas y vecinos del centro de Tomé vivieron nuevos eventos de malos olores derivados de los trabajos al interior de una planta elevadora de aguas servidas que Essbio mantiene en medio de las casas. Pese a que el evento habría ocurrido en dicha fecha, expresan que esta situación se arrastra hace ya décadas y exigen que la sanitaria relocalice su infraestructura.
Miriam Espinoza, presidenta de la Junta de Vecinos N°12 de Tomé, explica que, «esta es una planta que recibe todos los baños de la comuna, se muelen los residuos, y los sólidos y las arenas quedan en una bodega que vacían cada cierto tiempo de una forma muy rústica en camiones y queda la comuna hedionda. Todos mis vecinos vivimos debajo de esta planta y dependiendo del viento, tenemos malos olores».
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En concreto, la denuncia de la comunidad tiene que ver con la convivencia, ya insostenible, con esta planta elevadora de aguas servidas, que almacena los residuos sólidos de todo el alcantarillado de la comuna.
Sobre las quejas de la Junta de Vecinos 12 de Tomé, desde Essbio aseguraron que, «la planta elevadora de aguas servidas que conduce las descargas domiciliarias de Tomé, funciona correctamente. Para asegurar su operación, periódicamente se realiza mantención y limpieza de las distintas unidades de la infraestructura, lo que habría sido percibido por los vecinos el lunes 19 de diciembre».
Otra de las críticas a la sanitaria por parte de la dirigenta vecinal apuntan a la descarga de residuos que Essbio realiza en el mar, a través de un «emisario submarino», que, según Espinoza, estaría contaminando la costa tomecina hace décadas.
En ese sentido, desde Essbio explican que, «el emisario submarino es un sistema de tratamiento de aguas servidas que es validado por la normativa y el regulador sanitario. Su operación se rige por rigurosos controles en todas las etapas del proceso y cumple con todas las exigencias establecidas».
En este punto se detiene la pobladora, haciendo hincapié en que dicha normativa debe modificarse, considerando el posible daño ambiental que generaría la descarga de los residuos al mar, que se separan de los sólidos en dicha planta elevadora. Sobre esta situación, la dirigenta explica que hace solo dos años, como JJVV, solicitaron un estudio de niveles de bacterias coliformes a la Superintendencia de Medioambiente, documento que reveló que el índice en Tomé habría superado lo establecido.
Desde la JJVV N°12 de Tomé, expresan que, en esta situación, el municipio les habría «dejado solos» y que pese al ingreso de reclamos, no se ha logrado avanzar de forma concreta en el retiro de esta planta, una de las exigencias principales de las y los vecinos. «Ellos tienen que ir delante nuestro, no nosotros hacer la pega».
La comunidad demanda celeridad al municipio y a las instituciones ambientales en la región, apuntando a que, con la llegada del verano, la situación muchas veces se tornaría insostenible. «Todo empeora, yo vivo al frente y no puedo abrir las ventanas. El olor inunda todo el centro cuando sacan los lodos», enfatizó la pobladora.