En 2016 Higui se defendió de un ataque lesbofóbico en Argentina, quienes la atacaron buscaban "corregirla". Frente a ello, respondió y se defendió, terminando con la vida de uno de sus agresores. Hace unos días Higui fue absuelta, marcando un precedente judicial respecto a cuando las víctimas se defienden por su vida.
Valentina Luza Carrión / resumen.cl
El jueves pasado se evidenció un hito judicial histórico. El Tribunal Oral en lo Criminal N°7 de San Martín, absolvió a "Higui" de una condena de 10 años por homicidio simple, luego de matar a su agresor, Cristian Rubén Espósito, en lo que iba a ser una violación grupal "correctiva». Luego de 6 años de investigación, se consideró el jueves pasado, que Higui había actuado en legítima defensa.
Se entiende en el aspecto jurídico, que la legítima defensa es una causa de exención de la responsabilidad penal o atenuación de condena justificada que exime o reduce la sanción ante la realización de un acto generalmente prohibido.
Para que así se considere, la ley requiere tres condiciones: a. que exista una agresión ilegítima; b. falta de provocación suficiente; y c. necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
Higui --a quien le pusieron ese apodo por ser futbolista y tener rulos como el colombiano René Higuita-- se encontraba paseando por Bella Vista, Argentina, hasta que fue abordada por un grupo de hombres que comenzaron a golpearle.
En sus declaraciones comenta que le dijeron: "Te voy a hacer sentir mujer, lesbiana(…)" específicamente Cristian Rubén Espósito, el agresor fallecido. Lo último que recuerda es haberse defendido.
Te puede interesar: A siete meses aún no hay respuestas: Un 46% de voluntarias de bomberos declara haber sido víctima de violación o abuso dentro de compañías | Resumen.cl
Luego del ataque, despertó inconsciente y detenida. Fue encontrada en ese estado, con su ropa hecha trizas. Lo último que recuerda, según su relato, es haber sacado un cuchillo y clavárselo a uno de sus atacantes. Desde la policía-uno de los relatos claves- comentan que por el estado que llegó, temían que convulsionara y la observaban constantemente.
Luego de eso, pasó casi ocho meses encarcelada.
Para la absolución fue crucial el testimonio de peritos, forenses y profesionales de la salud mental que evaluaron su caso. Quienes la recibieron testificaron que llegó muy golpeada.
Además, familiares y amigas declararon que "Higui había sufrido acoso hace bastante tiempo, la seguían y hasta le mataron a su perro", evidenciando que fue premeditado y que se trataba de un crimen de odio por un grupo organizado: "Solo defendí mi cuerpo, nunca quise hacerle daño a nadie" comentó Higui unos días antes del juicio.
El movimiento LGBTIQ+ en Argentina formó por años y meses, una estrategia comunicacional comunitaria en apoyo a Higui. Bajo la consigna de #YoTambiénMeDefendería, los casos de legítima defensa en causas de agresión sexual han abrido puertas juidicales anteriormente cerradas para diversidades y mujeres.
"Por lesbiana, pobre y masculina" decían desde las mismas agrupaciones y agregaban que: "La potencia del argumento sobre la inexistencia del intento de violación se asienta en el prejuicio heterosexual por el cual un varón joven no necesita violar una vieja marimacha", haciendo referencia a algunos de los prejuicidos emitidos desde el Poder Judicial de San Martín en el caso, en razón de sexo/género y edad de Higui.
Sin embargo, eso no frenó la sentencia. La alegría fue instantánea al ser declarada como absuelta. Durante seis años estas agrupaciones tomaron el caso de Higui como un símbolo. Desde las agrupaciones comentan que "se hizo justicia" y que reafirma la fuerza de los movimientos.
Luego de la absolución y en medio de celebraciones Higui comentó que: "Esto fue gracias a toda la fuerza, sabiduría que solamente ustedes tuvieron. Gracias, gracias. Por esto, por la defensa (…). ¡Justicia! ¡Justicia! para todas las pibas trans, de barrio. Basta"
Además mencionó el caso de Tehuel, el chico trans desaparecido en marzo de 2021, pidiendo que se investigue su caso.
El caso de Higui, marca un precedente en la justicia sobre lo que se considera legítima defensa, o bien "autodefensa", reafirmando que cuando se trata de temas de violencia de género esta debe ser evaluada desde todas las dimensiones.