Argentina: 50 años de la Masacre de Ezeiza

Por Joaquín Pérez

El 15 de junio de 1973, Héctor Cámpora, presidente en ejercicio de Argentina y quien representó los intereses de Perón en el país durante su exilio, viajó a Madrid en visita oficial a buscar a su general.

Cámpora era un cuadro de dirección peronista de vieja data, encarcelado tras el golpe militar que derrocó a Perón en 1955, se fugó de la cárcel de Río Gallegos y escapó a Chile. Tras ello, lideró la resistencia peronista contra gobiernos civiles y militares que le siguieron. Luego de 18 años de lucha contra administraciones oligárquicas, Cámpora fue designado por Perón desde el exilio para presentarse a las elecciones presidenciales del 11 de marzo de 1973 (Perón tenía una prohibición legal para presentarse). Después de su triunfo en aquellas elecciones y con la promesa de entregar el poder al general, Cámpora viajó a Madrid para concluir con su misión.

El 20 de junio de 1973 el general Juan Domingo Perón regresaba a Argentina tras 16 años de exilio, su llegada al aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires era esperada por miles de personas. Al interior del peronismo convivían distintas almas, desde sectores nacionalistas cercanas al fascismo -no en vano Perón se exilió en la España de Franco- a sectores populares y juveniles, muy en la dinámica anti-imperialista que recorría el continente, identificados con las guerrillas guevaristas.

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La figura de Perón y la línea política del peronismo estaba en disputa. Un sector importante, incluido el propio Perón, ya estaba abiertamente alineado con los grupos oligárquicos, sus antiguos enemigos. Tras el ciclo político que vivía el continente, especialmente tras el levantamiento obrero en la ciudad de Córdoba (29 y 30 mayo 1969), Perón se alineó con las clases dominantes, en contra de un movimiento social, abiertamente clasista y revolucionario, que crecía incluso al interior de sus propias bases.

La Matanza de Ezeiza en ese sentido, es un momento de inflexión en la historia argentina que marca un nuevo intento de clausurar la crisis política y social abierta con el Cordobazo, para aislar primero, y luego aniquilar a los sectores más radicales del proceso de movilización.

Ese ataque tiene como primer blanco a las corrientes revolucionarias del peronismo, en especial a la "Tendencia Revolucionaria del Peronismo», liderada por Montoneros, que ya se había fusionado con descamisados y que se encontraba en un proceso de fusión con las FAR (Fuerza Armada Revolucionaria) nacida al interior de la Federación Juvenil Comunista.

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La Tendencia, incluía además a la Juventud Peronista Regionales (JP), la Juventud Universitaria Peronista (JUP), la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), la Agrupación Evita y el Movimiento Villero Peronista.

Este sector que participaba masivamente de la recepción de Perón fue tiroteado desde lugares estratégicos por miembros del "Comando de Organización", además de matones ligados a la burocracia sindical CGT. El saldo fue de 13 muertos y 365 heridos. La derecha peronista se encargó de esparcir el rumor que eran militantes de izquierda quienes disparaban, discurso repetido desde el escenario por los altoparlantes.

"Yo ya estoy amortizado", fueron las primeras palabras que pronunció Perón tras los sucesos de Ezeiza. Al día siguiente, definió claramente su posición a favor de la derecha peronista: "No es gritando como se hace patria. Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro movimiento, ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo de abajo o desde arriba".

A la Masacre de Ezeiza le sucedería la formación de la Alianza Anticomunista Argentina, (la triple A) formada por José López Rega, líder de la derecha peronista con gran influencia en la primera dama, María Estela Martínez. Las ejecuciones, secuestros y atentados de la Triple A serán la antesala de lo que vendría, el golpe militar de 1976 y la masacre de más de 30 mil argentinos y argentinas.

Durante años, la base peronista, los peronistas de izquierda se negaron y se niegan a creer que el propio Perón fue parte o de alguna forma avaló esta emboscada con francotiradores, culpan a López Rega y Estela Martínez, eludiendo la responsabilidad de su general.

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