La propuesta de reconocimiento indígena, correspondiente al 3,8% de la población australiana, fue una promesa de campaña del actual primer ministro Anthony Albanese, quien, tras conocerse los resultados, declaró que había sido «una noche difícil» para muchos indígenas australianos.

Australia rechazó este sábado la propuesta para modificar la Constitución de 1901, que tenía el objetivo de crear un organismo consultivo que diera mayor participación a los indígenas ante el poder Legislativo y Ejecutivo, en los asuntos que les afectaran.

Tras el rechazo a la iniciativa, la ministra para los Indígenas Australianos, Linda Burney manifestó. «Siéntete orgulloso de los 65.000 años de historia y cultura de los que formas parte, y del lugar que te corresponde en este país. Seguiremos adelante, avanzaremos y prosperaremos».

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Los resultados del referéndum no fueron para nada una sorpresa, las encuestas ya manifestaban la derrota clara de la propuesta, el NO término ganando por un 60% de los votos, de los 26 millones de australianos, en su mayoría blancos de origen anglosajón.

Durante la campaña, agencias internacionales ya habían denunciado ataques de grupos supuestamente neonazis, haciéndose del racismo y las noticias falsas para contaminar las redes sociales. Las publicaciones oscilaban entre teorías conspirativas que vinculaban el referendo a los comunistas y, por otra parte, y de negacionistas que afirman que la «generación robada» -unos 100.000 niños aborígenes separados de sus familias por el Estado australiano-  era una mentira o exageración.

La sociedad australiana seguirá arrastrando el lastre del racismo, mientras que pueblos originarios deberán seguir luchando por todos los medios para ser reconocidos y evitar la extinción de su cultura.

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