Reproducimos a continuación una carta llegada a nuestro medio en el contexto de la conmemoración de los 32 de la llamada «Matanza de Corpus Christi» u «Operación Albania», operativo en que la CNI acabó con la vida de 12 integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en respuesta al fallido tiranicidio efectuado en el Cajón del Maipo que casi acaba con la vida de Pinochet. La carta la escribe José M. Carrera de la Brigada Salvador Allende (BRISA).
En representación de la Brigada Salvador Allende BRISA, junto con Marco Riquelme, respetado hermano rodriguista del MPMR, expusimos nuestro sentir en el foro de homenaje a nuestros compañeros caídos. Compartimos nuestra ponencia a continuación:
A los combatientes rodriguistas, a los revolucionarios chilenos, nos conmueve recordar ese 15 y 16 de junio de 1987, en plena dictadura, trato de imaginar en el lugar en que cada uno se encontraba en esos aciagos días, que quedó grabado en la memoria y provocaron dolores inimaginables y trascendentes hasta nuestros días.
Eran tres hermanas, Elizabeth Escobar, Patricia Quiroz y Esther Cabrera, y nueve hermanos, Recaredo Valenzuela, Patricio Acosta, Waldemar Henríquez, Wilson Henríquez, Julio Guerra, Joaquín Valenzuela, Ricardo Rivera, Ricardo Silva y Manuel Valencia. Sus edades fluctuaban entre los veinte y treinta años solamente.
Debido al carácter clandestino de la lucha contra la dictadura de las FFAA, Carabineros y la derecha chilena, la mayoría no conocíamos el nombre verdadero de esos combatientes, ni siquiera sabíamos de sus tareas, tampoco habíamos tenido el privilegio de impregnarnos de la fuerza altiva que emanan de sus miradas en las fotografías que se han distribuido desde que se cometieron los crímenes. Hoy, los chilenos, sobre todos los más jóvenes, conocen los rostros de nuestros doce compañeros y compañeras en la masacre conocida como la Matanza de Corpus Christi.
Viene al caso recordar el contexto político de esos días:
-Eran tiempos de intensas y oscuras negociaciones entre los personeros de la dictadura y dirigentes de la futura Concertación, con el aval del gobierno de EEUU. El atentado al tirano y el caso arsenales sucedidos el año anterior (1986) estaban muy presentes.
-Entre los políticos oportunistas, surgían voces para condenar al FPMR y su lucha, sembrando miedo, terror, "son militaristas" decían, era la oportunidad para aplastar la lucha revolucionaria y aislar más todavía al PC de las negociaciones. Surgían epítetos condenatorios y nuevos calificativos políticos, "faltos de realismo político", "fetichistas de las armas", "bajos de nivel político", "chileno-sandinistas", "hijos de Castro", "guerrilleristas", "influenciados por sus formaciones militares", etc., etc.
-La visita del Papa en abril del 87, sube los tonos de la lucha popular, sobre todo después de los enfrentamientos en el recibimiento del Papa en La Bandera, a pesar de que el FPMR indicó una tregua momentánea.
-Se negociaba la salida a Pinochet y la izquierda tradicional se plegaba a las transacciones, por acción o por omisión, abandonando vergonzosamente principios, hundiendo cualquier salida potencialmente más popular.
-EEUU no quería al PC en las negociaciones y la DC y el PS cual yanaconas, obedecen.
-En el PC también rebrota esa discusión, en plena lucha y clandestinidad, desarmando ánimos, intentando relevar responsabilidades. Reflotan pensamientos de los que en lo interno no querían la Sublevación Nacional y al FPMR.
-El aislamiento de los que seguían luchando (el Frente entre ellos) era cada vez más evidente, lo que sumado al desgaste en la lucha, detenciones, repeticiones en el modus operandi, rutinas, flaquezas en los métodos conspirativos, excesos de confianza, afectaba.
La lucha se ponía en dudas, ¿los objetivos finales se podían cambiar por algo intermedio?
Me pregunto compañeros y compañeras, con respeto a los presentes y a los que nunca olvidamos y conocimos ¿Vale la pena recordar el contexto que se vivía cuando nuestros 12 hermanos encontraron la muerte? Lo hacemos porque pensamos que quizás eso de señales a las nuevas generaciones de revolucionarios, protagonistas de hoy. ¿Sucedió también en otros destacamentos revolucionarios?
Hablo así porque conocí bien a Joaquín y Waldemar, oficiales internacionalistas y combatientes rodriguistas, no conocía a los demás caídos, éramos clandestinos y serios. Ellos, no lo dudo, no aceptarían el estado de corrupción que vivimos hoy.
En este contexto que analizamos entran los agentes de la dictadura, que actuaron como criminales que eran, ellos sabían que a los entregados y cobardes solo hay que invitarlos a conversar, a otros, los indecisos, solo neutralizarlos con el miedo, y a los intransigentes, como nuestros hermanos y hermanas, había que aplastarlos, para intentar producir los efectos de terror que necesitaban. Y actuaron ese 15 y 16 de junio de 1987.
Un montaje cubrió ese crimen. El gobierno golpista y sus órganos de inteligencia tildaron de «enfrentamiento» el suceso y luego en la post dictadura dilataron la justicia por años. Solo la valentía y decisión de los familiares hizo el milagro para que fluyera la verdad, ellos nunca creyeron la versión "oficial" y lograron que la justicia chilena los encausara y condenara. Finalmente los asesinos, claro que en correspondencia con la filosofía golpista y cómplice democristiana de la Transición, recibieron condenas insignificantes, "en la medida de lo posible", que cumplen en cárceles de privilegio, conservando sus grados militares y premiados con jubilaciones millonarias.
No se debe olvidar tampoco que el vil asesinato de los militantes del FPMR, fue mostrado por prensa de la dictadura, El Mercurio, La Segunda, la Tercera y la Televisión servil, como un enfrentamiento y no un asesinato.
Hoy la dignidad de estos doce héroes resalta ante la podredumbre que sale a la luz entre los miembros de la clase política, devenida en corrupta, no pueden negar públicamente que se han financiado por "billetes encapuchados", dineros generados de las propias falencias criminales de sus políticas, al no haber recuperado las empresas que eran de todos los chilenos y que ellos, ya en el poder, dejaron en manos de partidarios y familiares del dictador.
Imaginábamos que era solo un acto de cobardía de esos "democristianos y socioslistos", pero ahora que brota la corrupción entre sus filas, nos damos cuenta que también era interés de futuro financiamiento político. Se han transformado en gran medida, en grupos con demandas de poder para sí mismo, en rapiñas por cuotas de recursos del Estado y de dádivas mal habidas de los grandes empresarios capitalistas.
A todos nos impacta visitar las calles y lugares donde resistieron y mataron a nuestros hermanos. Cruzar el portón de fierro oxidado de la casa de Pedro Donoso en la comuna de Recoleta, uno de los lugares de la masacre, se siente el frío de la muerte en los pasillos arruinados y en el piso que ahora es de tierra, por el abandono del lugar. Ver sus nombres escritos en los mismos sitios donde fueran asesinados, claro que impacta.
En este mes de junio lluvioso, la naturaleza con sabiduría, junto con muchos compañeros y compañeras, los recordarán nuevamente, los combatientes caídos y las víctimas de la dictadura, jamás deben ser olvidados.
Honor y gloria a los doce jóvenes rodriguistas caídos en Corpus Christi.
Unidad, Memoria y Acción. BRISA