Nuevamente salió a la luz en la Araucanía un caso de apropiación de tierras mapuche a través de engaños y manipulación, situación traducida en la firma de un fraudulento contrato entre un comunero que no sabía leer ni escribir y menos manejaba conocimiento jurídico sobre las significancias del acuerdo, con el empresario de la zona Eladio Hernández y su pareja Iris Maldonado, quienes se habrían apropiado de terrenos pertenecientes a la comunidad Tomás Cañicul de Lican Ray.
Por Juan Carlos Contreras Jara
A través de la manipulación de un abogado, Joel Cañicul, dueño bajo título de merced de 25 hectáreas de terreno en la comunidad Tomás Cañicul de Lican Ray, habría sido engañado para ceder predios, bajo la excusa de un supuesto arriendo.
Desde la comunidad ubicada en la provincia de Cautín, denunciaron la apropiación fraudulenta de sus tierras por parte de la empresa Hernández las Tres H Ltda. En 2013, Hernández y Maldonado habrían cedido los terrenos a esta empresa, luego de obtenerlos en 1998 a través de un engañoso contrato firmado con el comunero Joel Cañicul.
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Actualmente la familia Cañicul mantiene un litigio en la Corte de Apelaciones de Temuco en pos de recuperar sus terrenos, instancia a la que llegaron luego que el Juzgado de Letras de Villarrica fallara en su contra en marzo del presente año. En aquella oportunidad, los tribunales villarricenses no sólo negaron la demanda de restitución de sus tierras al comunero, sino que además lo condenaron a pagar las costas del juicio contra Iris Maldonado, única accionista de Hernández las Tres H Ltda.
El origen del despojo de la comunidad Tomás Cañicul
Hace aproximadamente 30 años que Joel Cañicul, sobrino del Lonco Tomás Cañicul Lepillanca, tiene dominio sobre las 25 hectáreas que luego de la muerte de la autoridad mapuche, le fueron heredaras a través de un testamento abierto. Fue luego de los procedimientos legales sobre la herencia con los demás integrantes de su familia, cuando apareció el abogado Alejandro Weibel, una de las piezas claves en el despojo de las tierras de los Cañicul.
Marisol Cañicul, hija de José Cañicul, relató cómo Weibel engañó a su padre y propició la posterior sucesión de sus terrenos a Eladio Hernández. "Mi papá tuvo que contratar a un abogado para poder pelear su campo con los otros tíos que estaban dentro de la misma herencia. Este caballero le hizo todo el trámite para ganar el caso, pero después él tenía que cobrarle. Entonces, llegó el momento en que mi papá tenía que pagarle y él (Weibel) le dijo: ‘podríamos hacer una cosa, arrienda una parte de tu terreno y con eso me pagas y además te quedas con plata’. Mi papá accedió, pero se suponía que iba a ser un arriendo".
Fue de esta forma que el abogado Alejandro Weibel habría sugerido a Eladio Hernández como arrendatario de los terrenos de Joel Cañicul. Fue a través de Weibel que Hernández y Maldonado dieron con Joel Cañicul, quien era analfabeto.
La refutación contra el engaño
Sobre la veracidad del reclamo de propiedad de Joel Cañicul, su abogado representante, Claudio Oyarzún, explicó que, "él había heredado esas 25 hectáreas con el testamento que le dejó su tío abuelo, Tomás Cañicul. O sea, son tierras indígenas desde su origen, porque en los años 80 el Estado se las otorgó por sentencia. Como él (Tomás Cañicul) no tenía herederos forzosos, es decir, no tenía herederos ni esposa, hizo un testamento a favor de su sobrino nieto que es mi cliente, don Joel".
Lo anterior estaría respaldado con la documentación de título de merced de la comunidad. Además, la familia demandante presentó el contrato con fecha 17 de marzo de 1998, donde se especifica que el 15 de abril de 1997 cedió en venta a Iris Maldonado Olate sus derechos hereditarios, engañado con un supuesto contrato de arriendo propiciado por el abogado Alejandro Weibel.
Sobre este antecedente, Oyarzún acotó que "ni el notario ni nadie de la notaría le leyó ni le dijo lo que estaba firmado, tampoco le importó al notario que él estuviera casado con sociedad conyugal, que fuera analfabeto o que fuera de ascendencia indígena, nada de eso considero el notario".
En este sentido Marisol Cañicul agregó que, "mi papá me dijo cuando fue a firmar, fue solo. No le dejaron ir a mi mamá ni con nadie. Mi papá preguntó y el abogado (Alejandro Weibel) le dijo ‘no, para qué, yo te miro los papeles’."
Sobre el desconocimiento técnico jurídico de Cañicul, su abogado encareció en que, "mi representado es un hombre del campo, no sabe leer ni escribir, es casado con sociedad conyugal y vive de lo que produce su tierra".
Apropiación étnica para fines personales
El drama de usurpación territorial que vive la comunidad Tomás Cañicul, buscó ser sustentado con el tiempo en la solicitud que realizó Iris Maldonado Olate a la Conadi de pertenencia étnica mapuche, documentos validados por la institución en 2002, cinco años después que su pareja, Eladio Hernández, se adueñara fraudulentamente de los terrenos.
Ésta sería una de las motivaciones del recurso de apelación presentado en Temuco por la familia Cañicul, toda vez que la supuesta pertenencia étnica de Maldonado Olate también habría sido obtenida de forma fraudulenta, al igual que 25 hectáreas en disputa.
El documento presentado en la Corte de Apelaciones de Temuco explicita que "los apellidos de la demandada son Maldonado Olate y sus padres se llaman Hermógenes Maldonado Zúñiga y María del Carmen Olate Hernández, es decir, no hay ningún antecedente real de que doña Iris Maldonado Olate tenga alguna relación consanguínea o ancestral con la etnia mapuche".
Es preciso apuntar que la Ley 19.253, que establece normas sobre protección, fomento y desarrollo indígena, que además creó la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), identifica como posibles integrantes de la etnia mapuche a quienes, "mantengan rasgos culturales de alguna etnia indígena, entendiéndose por tales la práctica de formas de vida, costumbres o religión de estas etnias de un modo habitual o cuyo cónyuge sea indígena. En estos casos, será necesario, además, que se auto identifiquen como indígenas".
A este punto también apuntó la demanda contra Iris Maldonado, pues "lo que ha hecho es utilizar para sus propósitos económicos y lucrativos este beneficio de la ley; una vulgar instrumentalización de la ley para beneficios personales inmediatos, lejos del espíritu de la ley".
Desde la familia Cañicul enfatizaron en que "ellos no pueden seguir usurpando nuestras tierras, y menos hacer lo que hicieron: pactar por vendido este terreno que nunca fue así. Quizás todos los papeles se pueden ver super legales, pero si va profundizando en los temas, fueron fraudulentos". Acotaron que "hay muchas personas más que están pasando por esto y creo que es hora de parar, de que esto termine. No es justo que se nos quiten nuestros terrenos de la noche a la mañana".
Por su parte Claudio Oyarzún, hizo hincapié en que "la propiedad debe volver a su legítimo dueño, que es Joel Cañicul". Según el abogado, la Corte de Apelaciones de Temuco debería entregar su veredicto antes que termine julio y así destrabar o no un nuevo caso de apropiamiento de tierras mapuche a través del engaño y de contratos fraudulentos. De no ser así, adelantó que recurrirán a la Corte Suprema.