Resulta incomprensible que, tras adoptar políticas en la línea correcta, como el copago 0 para tramos C y D de Fonasa, el Gobierno haya enviado un presupuesto en salud para el 2023 sin ningún incremento, por el contrario, con la natural disminución que implica la alta inflación que sufrimos este año. Esto se expresa en cuestiones rutinarias y concretas, que afectan a vecinos y vecinas de nuestros barrios y ciudades. Un ejemplo muy concreto es el trabajo no farmacológico que se realiza desde los consultorios con pacientes de tercera edad con demencias, entre ellas, el Alzheimer.
Por Antomella Becerra Norambuena
Usuarios del servicio de salud de Concepción, advierten que su tratamiento no farmacológico contra el Alzheimer se habría suspendido durante el primer semestre del 2022, a causa de que las sesiones comenzaron en junio, generando interrogantes acerca de si esta situación se reiterará en 2023.
Recordemos que el Alzheimer fue incorporado durante el año 2019 dentro de las Garantías Explícitas en Salud (GES), facilitando el acceso de pacientes a un tratamiento adecuado, viéndose fortalecido aún más con el ingreso este año del copago 0 para los tramos C y D de Fonasa. Así como también, la creación del Programa de Reforzamiento de la Atención Primaria en Salud (Praps) que busca robustecer la ejecución de tratamientos.
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Frente a esto, cabe preguntarse si se concreta o no la tan anunciada cobertura en salud por parte del Gobierno, en concreto, para los casos relativos al trato de la demencia, que al interior de la salud primaria estarían funcionando a medias, según fuentes de Resumen.
Desde la Subdirección de Gestión Asistencial del Servicio de Salud Concepción (SSC) desconocieron que, por ejemplo, el tratamiento contra el Alzheimer durante el primer semestre de este año no funcionara, asegurando que los usuarios tienen garantizada su atención desde la sospecha diagnóstica, el proceso diagnóstico, su tratamiento y posterior continuidad.
Si bien, desde el Servicio de Salud de Concepción explican que el tratamiento farmacológico no se ha detenido, el no farmacológico, que implica acompañamiento, asesoramiento, trabajo de movilidad, gestión de medicamentos, entre muchos otros, se habría suspendido entre enero y junio de 2022.
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Tratamiento no farmacológico y el acompañamiento a las familias de los usuarios y usuarias del programa
Es preciso aclarar que la entrega de medicamentos, como vitaminas u otros fármacos, además de ciertos suplementos alimenticios, no se han dejado de entregar, pero la situación cambia cuando hablamos del acompañamiento a las familias, parte fundamental del Programa de Reforzamiento de la Atención Primaria en Salud (Praps).
Es en este punto, cuando las familias y en específico los y las cuidadoras, reciben apoyo extra farmacológico, a través de quinesiólogos, psicólogos, enfermeros, entre otros, quienes contribuyen a palear la saturación que provoca en Chile el tratamiento de personas con Alzheimer.
De la misma forma surge la crítica hacia la "compra de servicios" de parte del hospital para cubrir el personal faltante y realizar las tareas del Programa de Reforzamiento de la Atención Primaria en Salud (Praps) Las y los profesionales como enfermeras/os; psicólogas/os; trabajadores sociales; terapeutas ocupacionales, entre otros, son contratados de manera externa al interior de la salud primaria para llevar a cabo el funcionamiento del programa y deben emitir facturas para cobrar sus pagos, como si fueran entes externos al servicio de salud, hecho que genera condiciones de precariedad laboral.
Con respecto a la contratación de funcionarios externos, el SSC no asume directamente los trabajos de reforzamiento, dado que la línea de financiamiento del Praps tiene sus propias directrices, las que se ajustan a los marcos establecidos por la normativa vigente.
Añaden que "el Praps seguirá prestando su función de apoyar una prestación de salud ya existente y que no hay problemas de financiamiento para su realización", asegurando que los tratamientos serán desarrollados sin inconvenientes el 2023 y años venideros a este.
Esta situación prende la alerta, no solo sobre el funcionamiento de los programas dentro de los recintos de salud primaria y cómo estos son llevados a cabo, sino que también sobre la necesidad de asumir que los tratamientos, por ejemplo, del Alzheimer, deben ser abordados de forma integral y no solo a través de la medicación. Es en este punto donde destaca la labor del acompañamiento a las familias, que, sin la gestión no farmacológica, sobrecargan las tareas de cuidado, quedando muchas veces a la deriva.