[resumen.cl] Un par de nuevos estudios indican que la plantación de árboles a gran escala puede no traer tantos beneficios para mitigar el cambio climático, sino generar otros impactos. Pérdida de biodiversidad y reducción de bosques nativos con la expansión de monocultivos forestales en Chile, además de una subestimación del carbono capturado por árboles plantados en el norte de China son las problemáticas descritas en estos estudios.
Programas como el desafío Bonn y la Iniciativa del Trillón de Árboles buscan ejecutar una aforestación (plantación de nuevos bosques en tierras dónde históricamente no los ha habido) y reforestación (repoblar zonas que habían sido deforestadas) a gran escala. Esto con el objetivo de que los árboles mediante su proceso de fotosíntesis capturen CO2 de la atmósfera y liberen oxígeno. Así se intentaría mitigar el cambio climático a la vez que se pretende intervenir en la pobreza rural y revertir la pérdida de biodiversidad.
Sin embargo, es altamente probable que estas reforestaciones y aforestaciones sean en realidad para plantar monocultivos o plantaciones forestales de interés comercial, las cuales presentan una larga serie de impactos socioambientales.
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Muchos países podrían seguir el modelo de expansión forestal de Chile, confiando en que las plantaciones les ayudarán a cumplir sus compromisos de reducción de emisiones. El propio gobierno de Chile ha prometido una expansión forestal de 100.000 hectáreas para 2030 en una renovación del llamado DL-701, decretó relacionado a subsidios estatales para la plantación masiva de pino y eucalipto.
En este contexto, el estudio evaluó los impactos en los bosques chilenos con respecto a los subsidios en la cobertura de suelo, carbono y biodiversidad y plantea que la expansión forestal implica muchos más costos antes no considerados.
El estudio señala que el análisis de los resultados de las políticas tras la aplicación del DL-701 proporciona «cuidadosas lecciones para la futura adoptación, diseño e implementación de políticas de aforestación y reforestación»
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Los autores apuntaron a que los bosques nativos chilenos eran ricos en biodiversidad e importantes reservorios de carbono, por lo tanto el esquema falló precisamente en incrementar los reservorios de carbono y aceleró la pérdida de biodiversidad.
La investigación constató que en la zona centro sur de Chile, el esquema de subsidios que expandió las plantaciones forestales significó también un decrecimiento del área de bosque nativo.
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Debido a que las plantaciones a menudo han reemplazado las cubiertas de suelo más ricas en carbono o con mayor biodiversidad. Por ello, este enfoque de la expansión forestal puede socavar los objetivos de un mayor almacenamiento de carbono y biodiversidad.
El estudio usó un modelo econométrico de cambio de uso de suelo para simular los impactos en el carbono y biodiversidad de la expansión de plantaciones forestales que fueron impulsadas por los subsidios en Chile entre 1986 y 2011.
El estudio señala que es altamente probable que los subsidios de plantaciones disminuyan la biodiversidad sin un incremento en el carbono total almacenado en la biomasa sobre el suelo.
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Pero el estudio señala que las medidas aplicadas en la reconversión de los ecosistemas naturales pueden mejorar los resultados de carbono y biodiversidad.
Otro estudio evaluó las respuestas divergentes en el carbono orgánico del suelo en la aforestación (plantación de árboles donde antes no había) en el norte de China
El estudio evaluó cuánto carbono orgánico en los nuevos bosques plantados podría ser absorbido desde la atmósfera.
Tras el análisis de 11.000 muestras de suelo tomadas desde muestras en zonas aforestadas, los investigadores encontraron que en los suelos pobres en carbono, la adición de nuevos árboles aumentó la densidad del carbono orgánico.
Sin embargo, en zonas donde los suelos ya eran ricos en carbono, la plantación de árboles nuevos disminuyó la densidad del carbono orgánico.
Por lo tanto, el estudio destaca la importancia de incluir la etapa anterior a la aforestación, las propiedades del suelo en los modelos de dinámica y proyección de sumideros (o reservorios) de carbono.
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En respuesta a los importantes beneficios que los bosques proveen, hay un esfuerzo creciente por reforestar distintas regiones del mundo. Sin embargo, las políticas y los actuales compromisos llevados a cabo por Estados indican que muchos de estos llamados «bosques» reforestados son en realidad plantaciones.
Una nota publicada en abril de 2019 en la revista Nature señalaba que en vez de las plantaciones, la mejor manera de remover carbono de la atmósfera es restaurar los bosques naturales. Esto porque las plantaciones son mucho más pobres en almacenamiento de carbono que los bosques naturales, los cuales se desarrollan con poca o nula perturbación humana. Las cosechas regulares y la tala de plantaciones liberan el CO2 almacenado de vuelta a la atmósfera cada 10 a 20 años. En contraste, los bosques continúan almacenando el carbono por muchas décadas. Los autores concluyen que además de detener la deforestación, se deben instaurar programas de reforestación que restauren las tierras degradadas a bosques naturales, y las protejan.
Otro estudio publicado en 2019 en la revista Forests, indicó que la escorrentía anual decreció consistentemente con los incrementos de plantaciones forestales. Una relación de área de plantaciones forestales a bosque nativo de 10%, 50% y 90% podría llevar a cambios de un 3%, -18% y -40% en la escorrentía anual promedio, respectivamente.
Los recientes estudios sobre Chile y China fueron publicados este lunes en la revista Nature Sustainbility