Presencia de monumentos naturales, utilización para actividades recreacionales y el cauce del río Penco son parte de los elementos que componen el terreno que se vería afectado por el proyecto de extracción de tierras raras encabezado por la empresa Aclara, el cual desde Sernatur aprobaron debido a que «no presenta valor turístico».
Por J. Arroyo Olea
Durante mayo de este año, el Servicio Nacional de Turismo, encabezado en el Biobío por Natalia Villegas Castro, dio el visto bueno al proyecto minero de la empresa Aclara, la cual pretende explotar tierras raras en los cerros de la comuna de Penco. Entre sus argumentos, la institución indica que el área del proyecto «no presenta valor turístico», siendo contundentemente rechazado por parte de la comunidad pencona.
La oposición a la declaración de Villegas -en representación del servicio- se debe a que el área que se vería afectada por la explotación minera corresponde a un espacio utilizado históricamente por la comunidad pencona e intercomunal para diversas actividades, contando con un gran valor cultural y natural para la población, el cual se vería invisibilizado tras la posición de Sernatur.
Ejemplo de aquello es el Fundo Coihueco, actualmente bajo administración de Forestal Arauco y el cual desde hace años busca ser declarado como un parque comunal por parte de diversas organizaciones sociales mediante la campaña Parque para Penco, desde donde se defiende el sector como un patrimonio para la población desde hace décadas, desarrollándose actividades deportivas, familiares e incluso contando con monumentos naturales como el queule y pitao.
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En este sentido, la explotación de tierras raras amenaza gran parte de lo que se considera como parte del parque comunal, sumándose a casi una decena de intervenciones actualmente presentes.
Entre estas, se encuentra el riesgo de incendios, presencia de vertederos, tala ilegal de árboles nativos, entre otras.
Los valores culturales y naturales son múltiples en el caso del Fundo Coihueco, lo que desde la campaña para la constitución del parque ha sido levantado en relación a que «hemos trabajado arduamente para generar conciencia sobre la importancia de este espacio natural y promover su protección».
Claro ejemplo es la flora que se encuentra en el lugar. Queules, pitaos y naranjillos son parte de las especies que se encuentran en categoría de conservación y que están presentes en el sector que se vería afectado, las cuales «desempeñan un papel crucial en la preservación del bosque nativo en la cabecera de la cuenca del río Penco». En este sentido, desde la campaña por el parque plantean que estas especies aseguran «la protección del suelo, la regulación del ciclo hidrológico y la conservación de la biodiversidad», siendo fundamental para la garantización del suministro del agua y la salud del ecosistema.
Sobre este punto, es necesario tener en cuenta que especies de queule y pitao fueron clavadas con códigos QR en el marco de la construcción de la línea base del proyecto minero, donde se vieron involucradas tanto la empresa Aclara como también el Centro de Semillas y Árboles Forestales (CESAF) de la Universidad de Chile sin contar con autorización de CONAF, siendo criticadas por la comunidad.
Por otro lado, se encuentra la cuenca del río Penco, siendo «el sector clave que debemos proteger para asegurar que el río mantenga y aumente su calidad y cantidad de agua con todos los seres vivos que dependen d ella», relacionándose directamente con el río Penco que nace en las cercanías del sector Primera Agua.
En tanto a aspectos culturales, el terreno que se vería afectado por la explotación minera posee una gran variedad de actividades en que participa la población pencona y de la intercomuna. De carácter ceremonial, histórico, educativo, recreacional, deportivo y organizativo, el espacio cuenta con un gran valor cultural materializado en sus rutas de Bikepark, espacios de ceremonias y actividades lavfkenche, la presencia de pista de carreras y Club de Huasos, además de reconocidos lugares donde asisten familias para distenderse como el tranque, mirador Copucho, entre otros.
Así, mientras el proyecto minero se encuentra en tramitación ambiental, también sigue su curso la defensa del terreno que se vería afectado por la explotación de tierras raras, constituyéndose una alternativa y propuesta que busca priorizar el bienestar del ecosistema y la población por sobre la intervención extractiva.