La situación, afirman desde el Centro de Padres de la escuela Primer Agua de Tirúa, se arrastra por lo menos hace 10 años, haciendo del paso de cientos de niños por la educación básica una experiencia indigna. No contar con acceso a agua potable y con constantes cortes en la que logran acumular desde una vertiente, además del serio daño infraestructural, son situaciones «que no dan para más», enfatiza Rosalia Huaiquipan, apoderada del establecimiento.
Por Juan Contreras Jara
El viernes 3 de marzo debían iniciar su año escolar las niñas y niños de la escuela Nueva Agua, al sur de Tirúa, en la provincia de Arauco, pero se encontraron con una escuela sin pintar, con hoyos en techos y paredes, sin vidrios en ventanas y lo peor de todo; sin agua.
No hablamos de agua potable, porque ni la escuela Primera Agua ni la comunidad del mismo nombre la tienen. Nos referimos a que ni siquiera el contenedor que utilizan para recolectar agua desde una vertiente estaba operativo, lo que causó la protesta de los y las apoderadas, quienes se tomaron el establecimiento y montaron barricadas.
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Solo después de la manifestación, llegó el alcalde de la comuna, José Linco, con un estanque para la escuela, pero hasta la fecha, expresan desde la comunidad educativa, aún no es instalado. Lo cierto es que el relato de la tesorera del Centro de Padres de la escuela Primer Agua, Rosalia Huaiquipan, da cuenta de un drama que se arrastra hace años, transformándose en un botón de muestra del abandono de las instituciones con la educación pública en la provincia de Arauco. «Es totalmente indigno… juntamos agua en un estanque, a veces está lleno y a veces no y el agua llega sucia».
Recordemos que el invierno de 2022 dejó al descubierto serias falencias infraestructurales en establecimientos de comunas como Lebu, en la provincia de Arauco, donde sus tres liceos demandaron urgente remodelación, tras inundarse con las lluvias.
Misma realidad quedó al descubierto en la escuela Primer Agua, donde el paso del invierno y las lluvias afectaron la planta baja del establecimiento, donde se ubican los cursos de pre kinder, relata la apoderada.
«Se inundó toda la planta baja y esos niños se pasaron todo el año enfermos por la humedad y hay niños que son crónicos», explica la apoderada, quien agregó que durante todos estos meses, «no se arregló, está en las mismas condiciones».
Estudiar sin agua
Hace 23 años, las Naciones Unidas, a través de su asamblea general, reconoció al agua potable y el saneamiento como un derecho humano, pero hoy, en 2023, los niños de la escuela Primer Agua no pueden asistir a clases porque no cuentan con dicho acceso.
Debido a que el estanque con el que la escuela debe abastecerse de agua es el mismo que utiliza la comunidad, cada año se registran más cortes en el suministro. En este sentido, la apoderada explica que, «son muchas familias y se genera mucho corte de agua, no da para satisfacer a tantas personas y el colegio al final queda como el más perjudicado. El año pasado eran alrededor de 120 niños, pero ha bajado la matrícula, porque no tiene las condiciones el colegio».
Las problemáticas que tiene la escuela Primer Agua «son muchas», enfatiza Rosalia Huaiquipan, pero el no contar con acceso al agua es la principal.
«Nuestro colegio no tiene agua. Sacamos agua a través de una vertiente, pero esa vertiente, con el tiempo y como no se hace mantención, no están los cuidados, llega muy poca agua», explica la pobladora, quien exigen al municipio que, a la brevedad, provea de agua a la localidad rural en camiones aljibe.
Al riesgo sanitario que significa no contar con agua potable, sumado al contexto de pandemia de Covid 19 en el que aún seguimos, ha hecho de la salud de los niños un tema de cuidado constante, explica la apoderada. «El año pasado los niños llegaban con dolor de estómago, enfermos, con diarrea y es por lo mismo», acotó.
Los cortes de agua y la obligada suspensión de clases
Otro punto importante tiene que ver con la suspensión de clases y por ende, del derecho a su educación, debido a la ausencia de agua, situación que terminó siendo una constante durante 2022, enfatiza Huaiquipan, quien agrega que, «el colegio ha estado siempre en pleno abandono de las autoridades, es demasiado. Esto lleva años, 10, 15 años y nadie de las autoridades se hace cargo, no hay respuestas. Necesitamos que los niños estén en el colegio, pero en condiciones dignas, adecuadas».
Desde el Centro de Padres de la escuela Primer Agua enfatizan en que el paupérrimo acceso a agua potable con que cuentan repercute seriamente en la calidad de educación que reciben día a día casi 100 niños. «Este es un colegio, pero violan los derechos de los niños, porque no tienen agua, por dignidad debieran tener agua».
«Casi todo el año, fue constante la suspensión de clases, los mandaban para la casa. Eso te indigna, tú estás trabajando y te avisan que el niño está afuera porque no tienen agua, es indignante», comenta la apoderada.
La constante suspensión de clases, explica, repercute directamente en las materias que alcanzan a pasar y los aprendizajes que logran ser evaluados. En este sentido, Rosalia Huaiquipan expresa que, «cuando volvía el agua, recién ahí se iban recuperando clases, pero era lo poco y nada, porque el año pasado se finalizó totalmente vacío los cuadernos por la falta de materia. Hacían salir más tarde a los niños y eso no es problema de la mantención».
Al drama de la falta de agua, se le suman serios problemas infraestructurales en techumbres, paredes, ventanas y baños.
A esto, según expresan desde el Centro de Padres, agregan que el patio se transformó en un basural.
Desde la escuela Primer Agua enfatizan en que durante las tres visitas de la directora del DAEM de Tirúa durante 2022, finalmente no se logró concretar el mejoramiento de las instalaciones y del estanque donde acumulan agua. «El día lunes, después de que nos tomamos el colegio, ahí recién llegó el alcalde a presentarse a nuestro colegio con el estanque, se supone que nuevo, pero uno lo ve y no lo es. Aparte, llegó el estanque, pero no se instaló».
Lo que exige la comunidad de Primer Agua es que se respeten los derechos básicos de sus hijos e hijas, apuntando al acceso al agua y a la educación. En este sentido, hacen un llamado a las autoridades regionales, haciendo hincapié en que, «se hagan cargo, que hagan bien la pega. Nosotros queremos agua por dignidad, los niños requieren agua, es lo que más nos preocupa».