Quedando cuatro fechas y un partido pendiente, el club del "Almirante" se encuentra matemáticamente descendido al fútbol amateur, esto es el resultado de una crisis anunciada, causada por una enfermedad crónica llamada economía de libre mercado.
Por Emerson Mora Lefort
Hace varios años que se fue generando este descenso futbolístico en el otrora Club Deportivo Ferroviario Arturo Fernández Vial, que hoy ya no es ferroviario y reducidamente deportivo. Esta caída en picada aún no termina, probablemente tendrá nuevos capítulos y podría terminar, en el peor de los casos, con su desafiliación del fútbol profesional.
Progresivamente se fue deteriorando la institucionalidad del Club, ¿pero qué subyace bajo los síntomas de esta nueva crisis? no hay culpables, si hay causas y responsables, o irresponsables más precisamente. Tampoco hay tabla Ouija para llamar a Fernández Vial y preguntarle por qué siempre pasa algo de mala suerte al límite de lo insólito, penoso y trágico.
La causa estructural son las Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales (SADP), que asumieron la concesión del fútbol firmando un contrato con la Corporación, por tanto, son dos figuras legales distintas:
a.- Por una parte, la obligatoriedad que establece la Ley 20.019 y su organismo garante, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional dirigida por Pablo Milad (que debe estar más preocupado del fracasado proceso de la selección nacional que de la tercera categoría del fútbol chileno, o de las conversaciones de WhatsApp con Luis Hermosilla). Fueron dos inversionistas mayoritarios en la SADP desde el 2018, una ligada a unos desconocidos de apellido Castiglione, que no se sabía mucho de ellos, salvo que eran hinchas de la Universidad de Chile y que supuestamente eran descendientes de un italiano que era dueño de propiedades en las calles Caupolicán y Maipú de Concepción, algo que nunca se comprobó pero que sonaba bonito y por eso su empresa se llamaba Maipulican, todo muy místico y muy romántico viajero... Finalmente, se fueron y dejaron un proyecto de construcción del complejo deportivo en Boca Sur botado, entre otros inconclusos en el club aurinegro.
Ángelo Castiglione está querellado por infracción a la ley de bancos y por estafa por Banesco, Banco de Panamá, quienes le entregaron a la Comercializadora Ecoimport Limitada, una línea de crédito de capital de trabajo por 3,5 millones y un préstamo de 1,5 millones de dólares, presentando los terrenos de San Pedro de la Paz como hipoteca con tasaciones falsas, informando una tasación comercial sobre 3 mil millones de dólares de unas parcelas de agrado, donde todavía hay hortalizas y un saqueado intento de complejo deportivo.
Te puede interesar: Fernández Vial y las Sociedades Anónimas
Viendo más allá del horizonte, el Club ferroviario habría sido usado para inflar los valores y ocultar el valor real de los terrenos, todo muy "hermosillo para su bolsillo". Pero, en ningún caso, consolidar un proyecto deportivo y/o social que engrandeciera al centenario club y aportara a la formación de futbolistas.
Luego, vendieron sus acciones a un grupo de personajes que algo saben de fútbol...del fútbol negocio, Martín Iribarne ex gerente de Unión La Calera, que trabajó con los hermanos Pini, socios del magnate del fútbol argentino y representante de jugadores, Christian Bragarnik. Pero Iribarne no llegó solo, lo acompaña el empresario "argentojudío" Adrián Glickman, que siempre ha estado ligado a empresas de bebestibles, Coca Cola y un Gin que inventó con Tato Giovanonni, un capo del alcohol.
Glickman se presentó con el discurso "vende humo" de la honestidad y la austeridad, con un relato sin pretensiones ni expectativas y no diremos que es "victimista y tacaño" para que no nos acusen de antisemita. A modo de antecedente, dijo a un medio argentino: sufrimos el "no pareces argentino vos", quizás porque no sabe de fútbol; en El Cronista le hacen una entrevista que es una apología a sus estudios de marketing y mentalidad emprendedora, vendiendo alcohol, quizás la única cercanía con la cultura del hincha ferroviario, porque en el fútbol tiene muy poca experiencia.
b.- Por la otra vereda, pero dentro de una misma vía férrea, está la Corporación Social del Club, liderado por Cristian Navarrete, funcionario público y reconocido hincha del club, quien trabaja con una directiva integrada por Piero Mosciatti (hermano de los reconocidos líderes de opinión, Tomás y Nibaldo), Marcelo Mena, Patricio Hernández y un histórico, Don Nelson Lucero, entre otros hinchas anónimos. La Corporación con mucho trabajo y esfuerzo, además de hacer contactos en distintos ámbitos, principalmente con autoridades políticas, se ha hecho camino al andar, desde un comienzo los dos grandes objetivos estratégicos se han ido cumpliendo, lento pero seguro: primero, habilitar las dependencias de la Ex Digeder, como un espacio abierto a la actividad deportiva y recreativa de la comunidad penquista, lo que se está logrado, y en segundo orden, sanear las deudas y acondicionar para su uso los campos deportivos de calle Progreso, en Chiguayante, lo que aún está en proceso.
La ley 20.019 también permite la existencia de fundaciones o corporaciones que asuman "organizar, producir, comercializar y participar en espectáculos deportivos", pero que en la realidad de Chile se hace muy difícil, al no ser un país futbolizado, además de la precaria situación económica del hincha del fútbol, entre otros factores, no se logra mantener los clubes deportivos como tal, sin el financiamiento de proyectos privados, por eso las SADP se han hecho imprescindibles. Por tanto, los inversionistas privados llegan a poner millones donde se les genere garantías favorables para aplicar su modelo de negocio, en ese sentido, cuando se firma el primer contrato de concesión del fútbol en el Club del Almirante, la Corporación Social queda en desventaja institucional y económica, la Corporación tiene dos representantes en el directorio de SADP y recibe una escueta suma de dinero mensual, pero lo grave es que el club y su patrimonio está en propiedad privada por 30 años, según el contrato de concesión.
Por lo mismo, su labor ha sido más meritoria y han ido forjando contactos para fortalecer su administración, para próximamente, presentar un proyecto viable desde lo deportivo, institucional y con inversión pública-privada; en este contexto se reunieron con Álvaro Castilla Fernández, ligado al grupo Security y bisnieto del héroe nacional, Jaime Pizarro, actual ministro del Deporte y con el senador Alfonso de Urresti, hincha del club.
Aunque surgen interrogantes sobre el futuro de la Corporación, no hay criticas fundadas hacia esta organización y su dirigencia.
Su trabajo mancomunado y ad honorem plantean profundas preguntas: ¿la inversión de capitales es suficiente?, ¿es realmente un club de gente humilde y sangre obrera?, ¿los accionistas minoritarios o los accionistas mayoritarios mandarán? ¿no será mejor centrarse en aplicar más participación de las organizaciones que giran en torno al Club?, ¿volver a generar un vínculo inseparable con lo queda de la empresa estatal más antigua de Chile, con Ferrocarriles del Estado?, ¿no será mejor entender que ese eufemismo de la economía social de mercado es un capitalismo despiadado que no aplica para algunos ámbitos de la vida social como el fútbol? ¿qué la caricatura del socialismo que han creado algunos, es más viable de lo que parece?, ¿qué el socialismo no es más que las organizaciones que buscan el bien común de sus asociados?, ¿quizás no sea necesario nombrarlo así, para no asustar a los conservadores de izquierda y derecha?, ¿tal vez volver con los modelos mutualistas que dieron origen al club?, ¿que el liberalismo no es una solución y que la planificación central de las organizaciones es más viable que dejar al libre albedrio del mercado? ¿quizás esa falta de planificación estratégica, provoca cada 10 o 15 años aproximadamente, crisis orgánicas muy dolorosas?.
Con la Corporación, surgen más incertidumbres que certezas.
A modo de paréntesis, no sirve de nada gastar palabras sobre Felipe Sáez, uno de los responsables en la creación y administración de la primera SADP con su grupo "Ahora Vial", quienes firmaron el contrato con Angelo Castiglione y le generaron las condiciones para su llegada al club.
Revisa también: Justicia histórica para el club del Almirante de los obreros
Solo decir que la actual SADP tuvo que pagarle a Sáez cerca de 20 millones de pesos por una demanda laboral presentada en un Juzgado de Letras del Trabajo. Esta misma administración no ha cumplido con el pago de sueldos y de compromisos adquiridos con terceros, la administración anterior también, y así un sin número de personas, empresas e incluso fieles hinchas se han visto perjudicados económicamente por no pago de las deudas que la administración de Castiglione y también de Glickman asumieron, no es necesario nombrarlos, pero si mencionar que algunos hinchas fueron estafados en la construcción de los actualmente desmantelados campos deportivos de Boca Sur.
Pero lo más terrible para el hincha de Fernández Vial, fue la resta de 12 puntos, por parte de la segunda sala del tribunal autónomo de disciplina del organismo rector del fútbol chileno, que acogió una denuncia de la Unidad de Control Financiero por el no pago de sueldos a la totalidad del plantel profesional masculino y que tienen al equipo hundido al final de la tabla del campeonato de Segunda.
Más allá de las irresponsabilidades con nombre y apellido, hay una causa estructural, la economía de libre mercado que permite un modelo de negocio donde puede invertir cualquier tipo, en un mercado desregulado, con ingresos cautivos, sin interés en mejorar el producto y la búsqueda de maximizar la ganancia de la forma más inmediata posible y abaratando costos, cuando eso no resulta, se van a otro lado para hacer lo mismo, en otro club de fútbol o en un club nocturno, en moteles o en una AFP, total las leyes se lo permiten y sino, Hermosilla desde el tribunal de honor de la ANFP se los permitía.
Sin embargo también hay responsables anónimos, tú y yo, nosotros que nos apasiona el fútbol, que nos interesa que un club centenario no desaparezca y que este en la categoría más alta del fútbol nacional, y que algún día pueda representarnos en algún certamen sudamericano como antaño y si eso no sucede, no culpes al empedrado, o al mal estado de la vía férrea, o al contrato que entrega el club por 30 años a manos privadas, asumamos que no se tiene voluntad de trabajo para reconstruir los tejidos sociales, deportivos y futbolísticos que puedan formar nuevos jugadores que vistan la aurinegra como lo hiciera el loco San Martín y díganme loco, pero hay que morir con los bototos rotos puestos y si no se hace, reconozcamos que fuimos responsables de la enfermedad terminal del inmortal.