Ahogado en la crisis política interna, el gobierno israelí encendió otro ciclo de violencia al llevar la brutalidad policial al interior de uno de los lugares sagrados para el Islam, la mezquita de Al Aqsa (Jerusalem), en pleno periodo de Ramadán, principal festividad religiosa de la mayoría del pueblo palestino y las naciones vecinas del Estado sionista.

Por Joaquín Perez

Las imágenes de la brutalidad de la policía israelí en el interior de la mezquita de Al-Aqsa (Jerusalén), donde se encontraban fieles en plena ceremonia religiosa, dio vueltas al mundo este martes.

No contentos con ello, las imágenes se volvieron a repetir al día siguiente, acompañadas de bombardeos de la aviación israelí sobre la Franja de Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del planeta, sin posibilidad de defensa alguna frente ataques aéreos.

Los gestos de brutalidad, cobardía y ensañamiento de parte del régimen del apartheid sionista, solo tiene parangón hoy en el genocidio de los pueblos originarios por parte de la dictadura peruana de Dina Boluarte. Ambos regímenes amparados por la política exterior norteamericana.

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De los ataques policiales a la mezquita de Al Aqsa, las fuerzas de seguridad israelíes hablan de 350 arrestos, fuentes palestinas elevan la cifra a 500 personas, además de decenas de heridos.

Las fuerzas de seguridad israelí ingresaron al templo lanzando granadas aturdidoras y bombas lacrimógenas, destrozando puertas y ventanas, para luego apalear a los fieles que se encontraban al interior del templo. En vídeos que se difundieron por las redes sociales aparecían los policías golpeando a personas arrodilladas en el suelo dentro del edificio.

Según el statu quo vigente, desde 1967, cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén, la Explanada de las Mezquitas estaba reservada exclusivamente al culto de musulmanes. Además, Jordania es custodio de los lugares santos musulmanes y cristianos de Jerusalén, aunque en la práctica, Israel controla los accesos y visitas a esos sitios.

Cabe mencionar que, el pasado sábado, soldados israelíes mataron a un joven médico cuando intentó defender a una niña que estaba siendo golpeada por los militares en uno de los patios de la mezquita.

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Este año las fuerzas israelíes ya han provocado 92 muertos en solo 95 días, principalmente en redadas, operaciones militares o policiales, concentradas en la ciudad de Yenín, en la Cisjordania.

Cohetes y ataque a Gaza

Tras la intervención policial en la Mezquita de Al Aqsa, Hamas llamó a los palestinos a defender el templo sagrado, mientras la Yihad Islámica lanzo al menos 10 cohetes contra Israel, como "un primer mensaje de advertencia". Producto de ello, la aviación israelí bombardeó este miércoles la Franja de Gaza.

La operación policial provocó críticas internacionales, el ministro de Asuntos Civiles de la Autoridad Palestina, Hussein al-Sheikh, por su parte, criticó un "nivel de brutalidad que requiere una acción palestina, árabe e internacional urgente". Jordania, que administra los lugares sagrados musulmanes en Jerusalén, expresó su alarma por los "ataques continuos que pueden conducir a una escalada de violencia».

La ONU reaccionó con la habitual equidistancia y su mediador en Medio Oriente, Tor Wennesland, afirmó que, "los líderes de cada lado deben actuar de manera responsable y abstenerse de cualquier acción que pueda aumentar las tensiones". En la misma línea, EE.UU. instó "a todas las partes a evitar una mayor escalada". Hasta el momento, los gobiernos de Cuba, Arabia Saudí, Egipto, Turquía, Emiratos Árabes y Marruecos condenaron públicamente la agresión israelí en la mezquita de Al Aqsa.