El periodista y escritor, quien está lanzando junto a Dauno Tótoro el libro RATI, Agente de La Oficina. La 'Pacificación' en Democracia, conversó con RESUMEN acerca del contenido de su nueva publicación, donde expone al organismo de inteligencia que instaló la Concertación durante el gobierno de Aylwin para acabar con los movimientos de izquierda que no aceptaron el pacto de la transición con la dictadura. Asimismo, el también autor de la «Trilogía de los Cuervos», repasó la falta de ética con la que actuaron varios personajes políticos que al día de hoy continúan en altos cargos, estableciendo una clara relación entre lo sucedido en esos años con las actuaciones policiales actuales.
Por Christopher Cortez Alarcón
¿Cuál fue el rol de La Oficina para la desarticulación de movimientos y grupos de resistencia durante los primeros años de la Concertación?
La Oficina tuvo un rol fundamental. Ellos fueron los encargados de desarticular los movimientos de izquierda, mucho más que los servicios de inteligencia que venían de dictadura. Fue a través del sistema de soplonaje, de torturas, de la organización de montajes en los cuales se creaban situaciones que no existían para poder inculpar a movimientos de crímenes que no habían cometido. Estamos hablando de ese nivel ético, si es que la inteligencia puede calificarse con alguna ética.
¿Jesús Silva es el nombre real del protagonista del libro?
Jesús Silva es el nombre real. Es un exdetective de la Policía de Investigaciones que quiso contar esta historia porque tenía cuentas pendientes con el pasado: había sido un agente represor y no quería que a las generaciones futuras, en ese momento del 18 de octubre de 2019, les sucediera lo mismo que él hizo. Nos dijo "yo me acerco a ustedes con el ánimo de advertirles".
¿Cuáles fueron los principales métodos utilizados por La Oficina?
Además de torturas y montajes, lo más terrible es que en esta cuestión murió gente. Lo que hay que entender es que estábamos viviendo pleno período de "transición", y el gobierno de la Concertación, con personajes como Camilo Escalona, Jorge Arrate, la Conferencia Episcopal y otros, incentivaron algo llamado "La Iniciativa de Paz", que venía desde antes con reuniones en las cárceles con integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el MIR y del Movimiento Juvenil Lautaro, que tenían algunos el legítimo derecho de querer reintegrarse en la sociedad, y les ofrecieron dinero, con lo que se inicia el sistema de "soplonaje" y la colaboración para la desarticulación con los movimientos.
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¿Hasta qué año perduró? ¿Fue finalmente este organismo el que acabó, por así decirlo, con los movimientos clandestinos de izquierda?
Sí. Este organismo funcionó desde el año 1991, después del crimen de Jaime Guzmán, y terminó en el año 1993. Fue reemplazada por la Dirección de Seguridad Pública e Informaciones (DISPI), posteriormente hubo otra organización, y hoy en día tenemos lo que se conoce como Agencia Nacional de Inteligencia (ANI).
¿Han podido establecer conexiones entre La Oficina y los órganos de inteligencia posteriores? ¿Hay alguna política de continuación?
Está el caso de Antonio Ramos, que era uno de los principales integrantes de La Oficina, quien siguió trabajando en los organismos que vinieron después y continuó hasta la ANI.
Durante toda la postdictadura hemos visto diversos casos de montajes, violencia policial y persecución, ¿Qué reflexiones puedes presentar sobre este fenómeno?
La reflexión que hacemos es que, a la vista, los montajes que hemos conocido en el presente y que se pueden dar también en el futuro, es la misma política y forma de operar: una inteligencia que no se rige por principios éticos, sino bajo una lógica de "amigos y enemigos". Estamos como ciudadanos entregados a este sistema.
En mi caso o en el de gente como Rafael Harvey, hemos sido investigados y seguidos, al igual que organizaciones sociales, que yo considero que no son ninguna amenaza para la seguridad pública. Ésas son cuestiones que debiéramos discutir: ¿Son los periodistas una amenaza? ¿La ministra Rutherford es una amenaza para la seguridad pública o es una amenaza para ciertas personas que componen los servicios de inteligencia o algún otro organismo?
¿Qué personajes políticos y públicos que vemos actualmente estuvieron involucrados con La Oficina?
Marcelo Schilling, actual diputado socialista, era subsecretario ejecutivo de "La Oficina"; Jorge Burgos, que fue Ministro de Defensa entre el 24 de enero de 2014 y el 11 de mayo del 2015, siendo cambiado a la cartera de Interior hasta el 8 de junio de 2016. Actualmente es parte del directorio de Azul Azul, la concesionaria que maneja el club Universidad de Chile. También está Mario Fernández, quien reemplazó precisamente a Burgos en el Ministerio del Interior y Seguridad Pública hasta finalizado el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
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¿Existe un manto de impunidad sobre La Oficina?
Hasta ahora no se ha hecho juicio político de lo que hizo La Oficina. Algunos de ellos fueron procesados por obstrucción a la justicia en 1997 producto del trabajo que habrían hecho de protección a ciertos integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y también por el montaje que significó una operación de traslado de armas a San Bernardo, pero después fueron sobreseídos.
Entonces, continúa siendo algo bastante poco conocido para la opinión pública...
Bastante poco conocido ese episodio de la historia. En el fondo, es la Concertación, gobierno democrático, que condena las violaciones a los derechos humanos, cometiendo violaciones a los derechos humanos.
¿Hubo algún tipo de problema judicial o político al momento de escribir este libro?, considerando las personas públicas involucradas
En el momento de escribir el libro no tuvimos ningún problema, lo hicimos con cuidado. En el presente siempre está la posibilidad porque antes, por otros motivos, fui víctima también del trabajo de inteligencia y, en el fondo, como uno no conoce cuáles son los límites y criterios con los cuales se rigen en inteligencia, uno siente como periodista y ciudadano que está expuesto.
¿Existieron complicaciones para conseguir información?
No, funcionamos como lo hacemos siempre y tuvimos acceso a las fuentes, trabajando en reserva.
¿Ustedes tienen antecedentes de quién fue Rómulo Aitken y su pareja periodista Paula Afani, quien tuvo también relación con organismos de inteligencia pero de Carabineros?
Paula Afani estaba casada con Christian Reyne, que era un integrante de la Dipolcar. Además, era amante de Rómulo Aitken, un detective que llegó a ser jefe de la BRICO y que, finalmente, se comprobó que prestaba servicios de protección a narcotraficantes. Fue denunciado por la propia Paula Afani, su pareja en ese momento, por violencia y por quedarse con droga. Finalmente, Rómulo Aitken aparece en el libro como parte del testimonio de Jesús Silva por ser una de las personas a las cuales él vio aplicar torturas a una persona del Movimiento Lautaro, Carlos Silva Duncan, el "Chino".
Así es como este personaje, Rómulo Aitken, hoy día aparece como uno de los personajes principales de la película "El Agente Topo", y tiene un pasado vinculado a la represión y la corrupción dentro de la policía.
Realizando una especie de síntesis: ¿Qué fue RATI para ustedes?
Fue un trabajo interesante. Trabajamos con la fuente principal de Jesús Silva San Martín, pero también con el proceso del crimen de Jaime Guzmán y nos fuimos encontrando con otras cuestiones y denuncias que no creíamos que eran tan oscuras, y nos pareció que era digno de ser conocido por la gente.
Finalmente, nos quedamos con una sensación amarga porque la luz que se ve en el libro no es mucha respecto a cómo operan los sistemas de inteligencia y cómo está expuesta la ciudadanía en general, la ausencia de criterios públicos.
Pero también quedamos conformes, porque pudimos expresarlo y hoy día está en manos de la opinión pública y los medios, para que también socialicen esto y generemos una discusión, porque somos nosotros los que pagamos a los agentes para que hagan su trabajo con nuestros impuestos.
Fotografía principal: The Clinic