La Revolución del 5 de septiembre de 1811 en Concepción

[resumen.cl] La instalación del primer Congreso Nacional el 4 de julio de 1811, trajo consigo algunas sorpresas, la primera de ella, que la mayoría de la representación la obtendrían grupos conservadores o moderados (21 representantes), seguidos de los realistas (10 representantes) y en tercer lugar el bando patriota, los denominados "radicales" o "exaltados" (9 representantes). Entre algunas otras medidas previas que adoptó la aristocracia santiaguina temerosa de los cambios políticos, fue ampliar la representación de Santiago de 6 a 12 representantes, lo cual fue fuertemente reclamado por Concepción.

Los patriotas al mando de Martínez de Rosas, deciden alzarse en contra del parlamento el día 27 de julio de 1811 en Santiago, sin embargo las familias santiaguinas comprometidas en la toma del gobierno no asistieron, fundamentalmente por que el levantamiento lo dirigían penquistas. En vista de ello, el 13 de agosto Martínez de Rosas decide retornar a Concepción y desde allí levantar una revolución, donde al reclamo independentista y anticolonial, se unió el discurso contra la aristocracia santiaguina.

Martínez de Rosas junto al cura Orihuela, reúnen el día 2 de septiembre de 1811 a 141 vecinos penquistas en casa de Manuel Vásquez de Novoa. Tras esa reunión surge una petición al gobernador de Concepción, Pedro Benavente, para convocar a Cabildo abierto en la ciudad. El cabildo fue convocado para el día 5 de septiembre, sin tener noticias que el día 4 de septiembre, los hermanos Carrera habían concretado un Golpe de Estado en Santiago.

El Cabildo se reunió a primera hora el día acordado y su asistencia se elevó a más de 180 personas. Las primeras quejas levantadas por el pueblo fueron precisamente las relacionadas con la conducta de los diputados del partido, quienes no hicieron nada ante la ya mencionada elevación de cargos de diputados para Santiago. Se les reprochó también la oposición de estos diputados a que Concepción tuviera un cupo en la conformación del Poder Ejecutivo, por lo cual los asistentes al Cabildo sintieron que la confianza depositada en sus diputados fue traicionada y en el acto le quitaron los poderes a sus representantes. ​ También se acordó dar un plazo de cuarenta días para que los ya ex-diputados compareciesen ante el Cabildo y expusieran su conducta. De no hacerlo se les confiscarían sus bienes.

Tras degradar a los diputados, el Cabildo incurrió en elegir nuevos representantes, siendo electos por aclamación el padre Orihuela y Francisco de la Lastra,​ y como diputados suplentes fueron designados José de la Cruz, Francisco Binimelis y José Jiménez Tendillo. Sin embargo, en la práctica el único que se incorporó al Congreso fue el padre Orihuela.

Además se crea la Junta de Gobierno de Concepción El siguiente paso de la asamblea fue conformar una Junta que gobernase en Concepción y que actuara como contraparte de las tendencias que se habían dado en Santiago hasta antes del 4 de septiembre en Congreso. Para ello, junto con reafirmársele el cargo a Benavente, se le confirió además el cargo de Presidente de la nueva Junta. Los cuatro vocales que además constituían la Junta Gubernativa fueron Martínez de Rozas, Vásquez de Novoa, Luis de la Cruz y Bernardo Vergara, el secretario sería Santiago Fernández.

Otras Medidas del cabildo de Concepción:

Prohibición a los diputados de solicitar directa ni indirectamente empleo, renta, merced ni gratificación alguna mientras ejercieren ese cargo, y hasta un año después de concluido el congreso.​

Declaración de sospechosos a la patria y a la sagrada causa que sostenía, a los que intentasen o promoviesen la división o independencia de las provincias del reino, las unas respecto de las otras, considerándolos como reos de lesa patria y de lesa sociedad.​

Los cargos de regidores del Cabildo serían en adelante electivos, los que habían sido comprados se consideraban vacantes y la Junta tendría que dárselos a vecinos que fuesen de un patriotismo probado y de buenos talentos.

Cada partido de la provincia de Concepción tendría que conformar juntas locales para reemplazar a los antiguos subdelegados, y compuestas de dos vocales que elegiría el pueblo, y de justicia mayor que los presidiría.​

El Cabildo concluyó con un llamado a los partidos vecinos de la provincia para que no reconocieran a Santiago y se sumaran a su justa causa, junto con promover juntas locales que revisaran las conductas de sus diputados. Así, en algunos casos, como en Los Ángeles, el pueblo elogió y reeligió a Bernardo O’Higgins como su representante, en Valdivia también se siguió el ejemplo de Concepción y el gobernador, el teniente coronel irlandés Alberto Eagar, fue arrestado en un motín y se estableció una junta partidaria de Rozas.

Reconciliación entre patriotas penquistas y santiaguinos

El día 16 de septiembre se conoció la noticia de ésta junta, despertando el temor de un rompimiento al interior del país. ​ Sin embargo, cuando se conocieron las razones de la revolución sureña, inmediatamente se supo que ambos movimientos, el de Santiago y Concepción, estaban inspirados en las mismas intenciones, por lo que los temores desaparecieron y se recibió a los diputados de Concepción, siendo fray Antonio Orihuela el encargado de hacer las paces con el nuevo Congreso.

De este periodo de la historia de Concepción quedaran la proclama del cura Orihuela el revolucionario social más importante del periodo de la patria vieja, este franciscano ligado a los gremios de artesanos de la ciudad de Concepción, quien proponía exterminar a los nobles:

"Con vosotros hablo, infelices, los que formáis el bajo pueblo. Atended: Mientras vosotros sudáis en vuestros talleres; mientras gastáis vuestro sudor y fuerzas sobre el arado; mientras veláis con el fusil al hombro, al agua, al sol y a todas las inclemencias del tiempo, esos señores condes, marqueses y cruzados, duermen entre limpias sábanas y en mullidos colchones que les proporciona vuestro trabajo, se divierten en juegos y galanteos, prodigando el dinero que os chupan con diferentes arbitrios que no ignoráis; y no tienen otros cuidados que solicitar el fruto de vuestros sudores, mayores empleos y rentas más pingües, que han de salir de vuestras miserables existencias, sin volveros siquiera el menor agradecimiento, antes si desprecios, ultrajes, baldones y opresión. Despertad, pues, y reclamad vuestros derechos usurpados. Borrad, si es posible, del número de los vivientes a esos seres malvados que se oponen a vuestra dicha, y levantad sobre sus ruinas un monumento eterno a la igualdad"

Según el historiador Sergio Grez, en este contexto se constituye el primer intento de perfilar políticamente un sujeto popular autónomo. Su ideario habría tenido influencias del pensamiento ilustrado francés del siglo XVIII, como del igualitarismo natural del pensamiento cristiano, con tintes de un proto-socialismo plebeyo o «sansculottista». Esto último por el ejemplo e influencia de los autores en cuyas ideas se basaba la revolución francesa de 1789.

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