Las críticas a Consuelo Valdés evidencian lo insostenible de la política cultural neoliberal imperante

[resumen.cl] Consuelo Valdés Chadwick es la tercera Ministra de las Culturas de este gobierno. Su predecesor, Mauricio Rojas, tuvo que renunciar a días de su nombramiento luego que se conocieran distintas afirmaciones orientadas a justificar los crímenes de lesa humanidad cometidos en Dictadura y, particularmente, que el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos «se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar».

Aunque no en este ámbito, Consuelo Valdés también ha divulgado expresiones provocadoras de caudales de críticas, sobre todo, por parte del sector de los y las trabajadoras de las artes y la cultura. En una reciente entrevista a CNN, afirmó que «un peso que se coloque en cultura es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos", cerrando la puerta a la posibilidad aumentar el presupuesto para el año 2021 del sector.

La gravedad de esta situación radica en que, así como ha sido diseñado, el presupuesto del Ministerio de las Culturas para el próximo año implica el recorte de recursos para una multitud de programas e iniciativas. En este sentido, el Observatorio de Políticas Culturales ha hecho un desglose de los programas afectos a este insuficiente presupuesto:

Claves-para-entender-el-Presupuesto-2021

Extraído de CLAVES PARA ENTENDER EL PRESUPUESTO DE CULTURA 2021. Observatorio de Políticas Culturales

Así como también indicando que esta cantidad constituye una disminución con respecto a lo asignado en años anteriores:

«Considerando que este año el presupuesto de cultura es de M$ 214.156.225 y el total del monto asignado al Estado es de M$ 63.034.386.024, los recursos para Cultura representan solo el 0,3% del total del Erario Nacional. Esto supone una baja en relación a la tendencia de los últimos años en que el gasto en cultura correspondía al 0,4% del presupuesto nacional.»

La gestión de Consuelo Valdés ha sufrido críticas que se han acentuado durante el periodo marcado por la pandemia de COVID-19, pero que expresan lo insostenible de la política cultural regida bajo el parámetro neoliberal. La concursabilidad y la fondodependencia, como ejes de la gestión de la cartera se evidencia no sólo impropia para el desarrollo de iniciativas y planes en esta área, sino que niegan derechos laborales para quienes los desarrollan.

En el Informe Anual 2018 de Estadísticas Culturales, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) consigna, entre otros datos, que la cantidad de Fondos culturales asignados a proyectos representan una mínima parte del total que postula, lo cual se puede apreciar en las cifras correspondientes a 2017 y 2018. Mientras durante 2018 fueron postulados 15.481 proyectos, con un valor de $151.674.046.004, fueron seleccionados 2.855, asignándole una cantidad de $27.736.979.673, o sea, aproximadamente la quinta parte del total solicitado por los distintos gestores/as culturales a nivel nacional. Por su parte, el año de 2017 expresa proporciones similares.

Informe Anual 2018 de Estadísticas Culturales, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)

Informe Anual 2018 de Estadísticas Culturales. Instituto Nacional de Estadísticas (INE)

Esta situación tiene repercusiones directas en la vida de quienes impulsan y desarrollan actividades culturales, así como en la sostenibilidad de ellas. Así lo han planteado distintas organizaciones y entidades. Sólo como muestra, exponemos las siguientes declaraciones:

«Hace algunos días 14 instituciones dedicadas a la cultura, memoria y los derechos humanos vivimos una profunda inquietud respecto  a la disminución del financiamiento de 15 % y  7,8%, contemplada en el proyecto de Ley de Presupuestos correspondiente al año 2021, en la partida del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

La aprobación de dicha propuesta será un daño estructural e irreversible para el país y un evidente retroceso en materia de políticas culturales. En concreto, se traducirá en una significativa disminución de actividades culturales, históricas, de memoria y artísticas en nuestro país, lo cual afectará no solo a nuestros espacios de memoria, museos y archivos,  sino también a toda la comunidad que visita y frecuenta estos lugares. La situación es grave porque nuestras instituciones también son espacios relevantes para el mundo del trabajo del sector cultural: algunos espacios cesarían sus acciones por un tiempo, otros tendrán que despedir trabajadores y mermar acciones fundamentales como cuidado de colecciones de arte y archivo; y lo que es más grave aún, algunas podrían desaparecer.

A pesar de las precarias condiciones en que la mayoría de nosotros hemos desarrollado nuestra tarea, hemos cumplido con los objetivos y metas planteadas en cada ejercicio presupuestario, respondiendo así a la demanda de la sociedad en materia de cultura, patrimonio, memoria y defensa de los derechos humanos. […]»

La Asamblea de Artistas Autoconvocadxs en una reciente manifestación indicó a Resumen que:

«Pasamos por la Seremi [de las Culturas] vociferando nuestras demandas para hacerles saber que estamos aquí, que necesitamos trabajo, que este sector ha sido el menos resguardado por la institucionalidad, haciendo la vista gorda respecto a nuestra situación. Seguimos con los teatros cerrados, nuestro trabajo se ha visto mermado, las calles no podemos ocuparlas […]»

Las orquestas regionales profesionales han afirmado que una de las posibles repercusiones de la rebaja en el presupuesto para el año 2021 podría ser la disminución de un 20% en la asignación de recursos a ellas. De acuerdo al presidente del Sindicato de Músicos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, Javier Bustos, esta sería perjudicada con la imposibilidad de contratar músicos o directores/as que la refuercen cuando las obras lo requieran. No obstante, las orquestas que dependen en mayor medida o totalmente de este aporte, serían afectadas de manera más gravosa.

La urgencia de una política cultural con enfoque de derechos se expresa en cada una de las manifestaciones su sector laboral. Sin embargo, todo indica que la clase política no está dispuesta a abrir espacios de diálogo vinculantes, manteniendo el comportamiento autoritario que le es propio. De este modo, pareciera que los y las trabajadoras no les queda otra opción que forzar el establecimiento de tales espacios.

Fotografía principal de Consuelo Valdés, extraída de infogate.cl

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