En aquella conocida y mediática once en la casa de la hija del entonces diputado Manuel Monsalve en Chiguayante, donde participaron Gabriel Boric y Paula Narváez, se cocinaron más que unas simples sopaipillas comidas con tenedor y cuchillo. Esa tarde en el Biobío se cerraba un pacto político entre el bacheletismo y el Frente Amplio, que le entregaba a la ex Concertación espacios y cuotas de poder, que tras su instalación se transformaría en una verdadera concesión o comodato del Gobierno, desde quienes vencieron en las elecciones, Apruebo Dignidad, hacia a la derrotada ex Concertación.
Por Joaquín Pérez
La demostración de aquel poder se devela en las pinzas políticas que coordinan personajes del antiguo régimen en Concepción, como el gobernador regional Rodrigo Díaz, el alcalde de la ciudad, Álvaro Ortiz y el propio Manuel Monsalve, para sacar a dos gobernadores en la Provincia de Arauco y terminar finalmente imponiendo a Humberto Toro, uno de los tantos fracasados gobernadores que tuvo la Concertación en aquel territorio en conflicto, en una clara muestra de continuidad de las viejas políticas pre Estallido Social.
Estas mismas presiones ya se habían manifestado en la designación de autoridades regionales, donde este sector impuso la inmensa mayoría de las seremías, algunas ligadas a los grupos de corrupción política local o directamente a los poderes económicos de la región. Llegando al paroxismo de nominar a un hijo de Marcelo Rivera como seremi de Hacienda.
Es tal dura la realidad política que vive hoy el Biobío que los partidos del pacto de gobierno en la región ya han firmado dos declaraciones conjuntas denunciando el actuar de su propio gobierno en menos de dos meses de haber asumido, sin que ello tenga impacto alguno.
La situación a nivel central no deja de ser distinta, el Ministerio del Interior hace aguas por diversos frentes, lo que ha desnudado no solo la falta de políticas, sino también de manejo o "muñeca", experiencia que en teoría aportarían los PS llegados a la cartera con Monsalve a la cabeza. Esto mientras los medios de comunicación serviles al poder económico se han ensañado con la ministra Siches, aunque si bien ha regalado abundante material para ello, hoy se encuentra en una condición absolutamente desmejorada, prácticamente anulada.
Pero esta misma prensa del poder ha sido absolutamente obsecuente con el subsecretario de la cartera: Manuel Zacarias Monsalve Benavides, quien no ha mostrado ningún éxito y que ha actuado tal cual los gobiernos de la Concertación o la derecha. Con mano blanda a la sedición de los camioneros, con represión a las demandas sociales ya sean de estudiantes secundarios, trabajadores subcontratados o comunidades mapuches.
Sin duda no podemos responsabilizar a Monsalve de la profunda crisis de gobernabilidad que se arrastra ya por años en Chile, como consecuencias del agotamiento del actual modelo económico y político, sin embargo, Monsalve, "Zacarias" o "Zaca" para su círculo cercano, si en algún momento se vendió como solución a alguna problemática, simplemente ha quedado al desnudo, ya que lo único que puede ofrecer es más de lo mismo, de las mismas políticas represivas, vía judicial y policial, nuevos estados de excepción, todos los cuales ya han mostrado su fracaso en reiterados gobiernos.
No bastaba la designación de Marcel para calmar a los grupos económicos, ellos son conscientes que la continuidad de su fracasado modelo solo puede sostenerse en la represión, por lo cual necesitan a alguien como Monsalve en Interior, y con él desembarcaron los mismos que estuvieron allí con Mahmud Aleuy, los mismos de la Operación Huracán, uno de los episodios más vergonzosos de este ministerio en los años de la post dictadura.
Y es que Monsalve al igual que Aleuy fueron parte del círculo íntimo de Camilo Escalona. De hecho, el actual subsecretario se inició en la política a la sombra de Escalona. Originario de la comuna de Coronel, en la ex zona del carbón, fue presidente regional del Partido Socialista en el Biobío cuando Camilo Escalona lo presidia a nivel nacional. Mientras dirigía el partido, Escalona le abrió un cupo a diputado por la Provincia de Arauco (2002-2006), cuando Monsalve dirigía el servicio de salud de la Provincia. En el periodo legislativo siguiente, Escalona dio el salto al Senado por la región de Los Lagos y dejó el cupo como diputado por Arauco a su protegido Monsalve, quien ocupó ese cargo desde el 2006 hasta marzo 2022.
Por eso no nos debe sorprender que sigan desembarcando personajes traídos desde las cloacas neoliberales como Máximo Pacheco en Codelco, a Hernán Frigolett en el Servicio de Impuestos Internos, un boletero de Ponce Lerou; Tamara Agnic en el Banco Estado u Osvaldo Macías en el Superintendencia de Pensiones, hombre de Piñera y Bachelet defensor de las AFP.
Como tampoco nos debe sorprender que Monsalve continúe con la instalación de leyes represivas con las que Piñera intentó contener el Estallido, como las de infraestructura crítica, o los espaldarazos a la oficialidad de Carabineros desde La Moneda. Ellos siguen el mismo juego, los neoliberales creen haber revertido la situación surgida desde el Estallido y hacen una evaluación positiva a su favor de la correlación de fuerzas. Evalúan que el pueblo es hoy el que está en retroceso, por eso intentan asegurar posiciones con leyes represivas y equipos políticos para la guerra sucia como Monsalve y la gente de Aleuy.
Saben y temen, la energía liberada en octubre de 2019, aún no está estabilizada, a la vuelta de cada empresa hay un subcontratado, de cada liceo hay una joven rebelde o de cada comunidad mapuche hay personas dispuestas a recuperar lo suyo. No ha cuajado aún un proyecto popular, pero el descontento y la rebeldía persisten.