El desolador impacto de los incendios forestales en el Biobío, no solo traen a discusión la urgencia de auxiliar a las comunidades afectadas o de la entrega de recursos para su reactivación económica, sino que también, la falta de regulación del modelo forestal. En este punto enfatizan desde los municipios de Santa Juana, San Rosendo y Curanilahue, donde sus ediles apuntan a un desvío en la atención, preocupada de los focos e intencionalidades y no en las condiciones materiales que la industrial del rubro genera para la expansión y rapidez de los siniestros.
Por Juan Contreras Jara
Con el paso de una nueva temporada de incendios forestales por el centro sur de Chile, controlada pero, no extinta del todo, desde el Gobierno apuntan sus esfuerzos a la reconstrucción, pero evitando una discusión de fondo: la industria forestal y su escasa regulación. Mismo discurso se repite desde la clase política y de organismos como Fiscalía, desde donde se puso en marcha una coordinación nacional para investigar la intencionalidad detrás de los incendios, pero en ningún caso someter a análisis la invasión de monocultivos en los territorios, las cercanías de estos con asentamientos humanos, cuencas hidrográficas o bosque nativo.
Otro tema del que poco o nada se ha escuchado en los medios de comunicación masivos, tiene que ver con los impactos asociados a la expansión de los monocultivos, fuera de los incendios. En este punto es importante mencionar, por ejemplo, la escasez de suelo para uso habitacional, uso agrícola, afectación a fuentes de trabajo paralelas a la forestal, entre otras.
Por todo lo anterior es que las alcaldesas de Santa Juana y Curanilahue, Ana Albornoz y Alejandra Burgos, además del alcalde de San Rosendo, Rabindranath Acuña, hacen hincapié en la urgencia de legislar sobre la regulación del modelo forestal y de las prácticas productivas que puedan, en el mediano plazo, ir disminuyendo su presencia en los territorios.
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La devastación: Santa Juana
«El éxodo masivo del campesinado se agudizó en los últimos años y es por la escasez hídrica y la nula regulación de las forestales en el ámbito rural», Ana Albornoz, alcaldesa de Santa Juana
Fue a inicios de febrero pasado que un voraz incendio, iniciado en Nacimiento, alcanzó a Santa Juana, comuna donde durante los primeros días de siniestros fallecieron más de diez personas. La rapidez con la que se propagaron los incendios y sus impactos, afectaron el 78,3% de su superficie, damnificando a 4.500 personas, según informó a RESUMEN la alcaldesa Ana Albornoz, perjudicando no solo infraestructura, sino que también el «habitar rural» de la comunidad.
Imágenes del incendio en Santa Juana:
Según la alcaldesa santajuanina, más allá de los bonos post catástrofe, que según señala, han sido entregados a la gran mayoría de las y los afectados, y de las mesas de trabajo con el Gobierno en pos de la reconstrucción, la atención hacia el modelo forestal y su regulación es un tema casi intocable.
«Este es el tema más importante, el tema de fondo. Todos tratan de desviar la atención a la contención del incendio y a la reconstrucción, que era muy importante, pero sabemos que podemos tener incendios nuevamente en marzo o incluso en abril. El tema no es la intencionalidad o no del incendio, que es un tercer foco que el poder económico y los sectores más conservadores están poniendo sobre la mesa, tratando de mantener el statu quo», refuta la alcaldesa.
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Desde el municipio de Santa Juana hacen hincapié en la necesidad de regular del modelo forestal en los sectores rurales de la comuna y de la urgencia de imponer normativas a dicha industria. «Nadie les impone ninguna normativa a las empresas forestales, todos tienen miedo de decir algo y nosotros tenemos un plan regulador violento, que permite que hasta el 80% de la superficie sea plantada de monocultivos».
Tras el paso de los incendios por Santa Juana y la escasa regulación del modelo forestal en la comuna, Ana Albornoz hizo un enérgico llamado a los senadores y diputados del Biobío, a discutir y legislar a la brevedad sobre la industria maderera en la región y sobre las amenazas que seguirán latentes de no avanzar en esta materia. «Tenemos nuestra comuna hecha cenizas», enfatizó.
Una legislación desde los territorios: La visión desde San Rosendo
«Para efecto de los incendios, el combustible ha sido por mucho tiempo la concentración de pinos y eucaliptos, esto hace que en los efectos del fuego sean explosivos», Rabindranath Acuña, alcalde de San Rosendo.
Desde San Rosendo, su alcalde, Rabindranath Acuña, relaciona, inseparablemente, a la alta densidad de monocultivos por comuna (Santa Juana, Nacimiento, San Rosendo, Cabrero, etc) con la cantidad de incendios forestales. Lo anterior, según las informaciones emanadas desde cada municipio en la reunión de la semana pasada entre ediles del Biobío y el Gobierno.
La desproporcionada expansión de monocultivos forestales, sumado al cambio climático (altas temperaturas, mayor viento) y la sequedad de los suelos, demandan, según Acuña, una legislación «que se dedique a perseguir el favorecer y privilegiar la vida de las personas en los territorios. Todas estas comunas convivimos muy cerca de nuestras zonas urbanas y rurales con las forestales y esto es porque la legislación lo permite».
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La pérdida de la calidad de vida de las comunidades en los campos, bajo el mito del trabajo, es otro punto considerado por el Rabindranath Acuña, quien expresa que, «eso ya no sucede, cinco máquinas hacen el trabajo que hacían 100 hombres».
Otro punto destacado por el edil tiene que ver con la pérdida de biodiversidad tras la expansión forestal, gran problema si se piensa en una reconversión productiva hacia, por ejemplo, la agricultura. «Ya no hay la misma cantidad de vegetación, de animales, se va muriendo la vida a partir de que están estas plantaciones. Por otra parte, la vida humana se ve afectada por la escasez de agua y si el agua está cada vez más abajo, producto de los monocultivos, es evidente que se encarece la vida en el lugar y su productividad».
El alcalde rosendino pone sobre la mesa la evidencia científica sobre la cantidad de agua que consumen los monocultivos de pino y eucalipto y exige regular en función de este ítem. Adelanta que, desde los municipios, preparan informes que cuantifiquen los daños y necesidades, con el fin de «levantar una normativa que nazca desde las bases, desde la gente que vivimos en los territorios. Sería bueno que escuchen a los municipios que les ha tocado vivir por muchas décadas el flagelo de incendios que son arrasadores en los territorios»
Curanilahue y su experiencia preventiva en la última temporada de incendios
«La regulación de la industria forestal, que es la principal dentro de nuestro territorio, es urgente. No podemos esperar más o darle una discusión eterna», Alejandra Burgos, alcaldesa de Curanilahue.
En 2017, Curanilahue se vio afectada con incendios de gran magnitud que, según su alcaldesa, no se repitieron este año producto de las políticas preventivas que ha debido tomar el municipio de forma autónoma.
Dichas políticas tienen que ver con trabajos de gobernanza local, que dan apuntan a avanzar en cuanto a la planificación urbana y rural, identificando los riesgos asociados de la industria en el territorio.
En este punto, Burgos explica que, «El principal vecino de Curanilahue es Forestal Arauco, el 65% del territorio es de su propiedad, la mayor parte de los terrenos que están alrededor de Curanilahue son de Forestal Arauco, lo que nos impide pensar en una expansión territorial, por lo tanto, nos seguimos quedando con las 537 hectáreas que teníamos hace 30 o 40 años atrás. En ese sentido, la regulación de la industria forestal se hace urgente».
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Considerando el riesgo permanente en el que está gran parte de las comunas del Biobío que conviven con la industria forestal, desde Curanilahue llaman a generar una legislación que permita abordar, «no solo los efectos de estas catástrofes, sino demás, prevenirlas en el futuro y no depender a si la empresa accede o no a tomar medidas».
Presionar en el Congreso, el siguiente paso
Albornoz, Burgos y Acuña concuerdan en que, de no poner nuevos parámetros a la industria forestal, las comunidades se mantendrán bajo amenaza.
Exigen mayor profundidad en el debate y virar la mirada hacia el problema de fondo, que es que el Biobío ya no aguanta más monocultivos forestales, los que año a año son focos y rápidos propagadores de de incendios.
Por todo lo anterior, adelantaron que ya preparan una ponencia, a través de las seremis de Agricultura, Desarrollo Social y Vivienda, sobre la urgencia de generar una nueva normativa que regule la expansión forestal.
Desde los municipios de Curanilahue, Santa Juana y San Rosendo enfatizan en que de no concretar dichos cambios a la brevedad, habrá nuevamente comunas bajo la amenaza del fuego.
Revisa el documental de RESUMEN, «Llamas del despojo», sobre la relación entre la expansión de la industria forestal y los incendios.