La expansión de las plantaciones forestales en las últimas décadas ha transformado radicalmente el paisaje, empobreciendo a las comunidades que sufren los impactos de la escasez hídrica, pérdida de biodiversidad vegetal y acuática, afectación del suelo, precariedad laboral, contaminación del aire y del agua. Además de todo esto se encuentran bajo un elevadísimo riesgo de incendios o megaincendios incontrolables, lo que amenaza directamente su existencia a futuro.
Por Alberto San Martín
Las forestales se expandieron desde la dictadura de Pinochet con el desmonte y quema de bosque nativo, generando un severo impacto en ciclo del agua que en conjunto con el acelerado avance del cambio climático en la zona centro sur de Chile, se ha convertido en una combinación catastrófica y letal.
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El aumento acelerado del cambio climático implica que las olas de calor en la zona sean cada vez más intensas. Bastaron solo unas horas de condiciones extremas durante el miércoles pasado para que volvieran a desatarse megaincendios (de más de 10 mil hectáreas en distintos territorios afectados por monocultivos).
Nuestro medio de comunicación ha constatado en terreno, mediante entrevistas a la población afectada y con análisis de especialistas técnicos y científicos en el tema, que el modelo de plantaciones forestales se caracteriza por: alta masividad y densidad de árboles, estructura uniforme, especies con características afines al fuego y con alta demanda de agua y recursos, generando una combinación catastrófica. Cuando un incendio alcanza un valle completo cultivado con esta gran cantidad de biomasa uniforme, homogénea, se puede desencadenar una tormenta de fuego de manera extremadamente rápida.
Por lo mismo, se han planteado soluciones que apunten al rediseño del paisaje para abandonar el criterio asesino de maximización de ganancias para el empresariado forestal, por un paisaje variado que impida que un foco descontrolado (ya sea accidental o provocado) llegue a alcanzar proporciones propias de una tormenta de fuego.
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Cabe recordar que cuando se alcanzan estas condiciones, no existe capacidad técnica para contenerlas y es esto lo que precisamente hemos visto durante esta semana. Ya que los propios megaincendios generan fuertes flujos de viento caliente y pavesas (material vegetal incandescente que que se moviliza con el viento) que puede establecer nuevos focos. Cuando las cantidades de humo son muy elevadas, se dificulta el trabajo de aeronaves, con lo cual la situación se vuelve extremadamente difícil para los equipos en tierra.
Por otra parte, esta semana en las zonas más afectadas, las cantidades inyectadas a la atmósfera superaron más de 20 veces la norma internacional en los lugares más damnificados por megaincendios para el nocivo material particulado fino respirable (MP 2.5).
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Ante esta seguidilla de inaceptables y letales impactos ambientales, son muchas las voces que se han propuesto establecer límites al peligroso negocio forestal liderado por Empresas Arauco (Grupo Angelini) y Empresas CMPC (Grupo Matte).
«Se ha demostrado que afecta a las comunidades, las empobrece, la poca agricultura campesina que queda se esta acabando por culpa de esto. La gente se está yendo, este es el fracaso de la nula política territorial en Chile, que permite que el monocultivo de pino y eucalipto se plante en todas partes, se plante en la ribera de los ríos, de los lagos, el fracaso total» señala Nicolás Salazar, nuestro colega y vecino de la comuna de Florida al ver como los focos avanzan hacia la casa de otro vecino mientras los equipos de emergencia no pueden hacer nada.
«No puede ser que por la ambición de ellos se esté quemando el país, es verdad que pequeños y medianos propietarios también plantan pero los grandes responsables son los grandes empresarios y el Estado de Chile que han permitido esto».
Los sectores rurales en el país constituyen una elemento fundamental para la seguridad y soberanía alimentaria de un país. En el caso chileno la degradación de las comunidades campesinas no solo afectará al sector rural, ya que a largo plazo puede poner en riesgo el abastecimiento de alimentos y agua potable también para los sectores urbanos.