Tras los devastadores megaincendios que arrasaron Nacimiento y Santa Juana, la comunidad afectada continúa en vilo con respecto a su futuro ambiental y económico. Son paisajes dominados por el nocivo negocio de plantaciones forestales, sindicadas como responsables de afectar el ciclo del agua en distintos territorios, así como de representar un altísimo riesgo de «tormentas de fuego» por sus características de superficie uniforme, alta densidad de plantaciones y también las propiedades de las especies usadas: pino y eucalipto.
Por: Alberto San Martín
Se tiene amplia certeza que la expansión de las plantaciones forestales en las últimas décadas ha transformado radicalmente el paisaje, empobreciendo a las comunidades que sufren los impactos de la escasez hídrica, pérdida de biodiversidad vegetal y acuática, afectación del suelo, precariedad laboral, contaminación del aire y del agua. Además de todo esto se encuentran bajo un elevadísimo riesgo de incendios o megaincendios incontrolables, lo que amenaza directamente su existencia a futuro.
Precisamente, el impacto de las plantaciones forestales en el ciclo del agua en conjunto con el acelerado avance del cambio climático en la zona centro sur de Chile, se ha configurado en un escenario descrito como la peor combinación posible en lo que respecta a los megaincendios.
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Nuestro medio de comunicación ha constatado en terreno, mediante entrevistas a la población afectada y con análisis de especialistas técnicos y científicos en el tema, que el modelo de plantaciones forestales se caracteriza por: alta masividad y densidad de árboles, estructura uniforme, especies con características afines al fuego y con alta demanda de agua y recursos, generando una combinación catastrófica. Cuando un incendio alcanza un valle completo cultivado con esta gran cantidad de biomasa uniforme, homogénea, se puede desencadenar una tormenta de fuego de manera extremadamente rápida.
Pese a la dramática incertidumbre económica y la aparente incapacidad de autoridades para regular las plantaciones, parte de la población en las zonas afectadas pone como prioridad el rediseño del paisaje para evitar nuevas catástrofes. Se habla de la necesidad de apoyo para la reforestación con bosque nativo y con cultivos agrícolas que permitan potenciar soberanía alimentaria en la otrora comuna campesina.
Tres cuartas partes de la comuna de Nacimiento fueron arrasadas por el megaincendio.
Cifras preliminares de CONAF indican que hasta la fecha en la Región del Biobío, en el periodo actual 2022-2023 se ha quemado una superficie de 198.376,3 hectáreas. Esto representa un aumento de 1.311% con respecto al periodo anterior, y un aumento de +2.178% con respecto al promedio de los últimos 15 años.
Desde el fatídico 2 de febrero, la comuna de Nacimiento fue asolada por el avance de varios focos de incendios. «Tres cuartas partes de la comuna de Nacimiento han sido consumidas por las llamas al día de hoy 15 de febrero. Nuestra superficie comunal es de 90 mil hectáreas y ya vamos cerca de las 70 mil hectáreas quemadas» precisa el concejal de la comuna Luis Vergara.
Jenny Aguilera Castro, presidenta de la Junta de Vecinos Unión La Suerte de la comuna de Nacimiento y cuya familia resultó damnificada por esta catástrofe denuncia que «Lamentablemente para nuestro sector no tuvimos apoyo de ninguna entidad. Solamente hubo un carro de bomba destinado a la piedra Chancura cuando ya se vio el fuego, ahí pero obviamente con la fuerza que venía no dio abasto. No tuvimos apoyo aéreo ni terrestre de ningún tipo, no tuvimos brigadistas ni bomberos, entiendo que es por la emergencia pero cero respuesta, ni Forestal Mininco ni CMPC, ni nada, en comparación con otras ocasiones, esta vez no corrimos la misma suerte y no tuvimos apoyo de nadie»
Jenny destaca la gran relevancia que tuvieron «los vecinos del sector quienes pudieron proteger el subsector de la Higuera, ya que si no hubiera sido por esos vecinos y algunos bomberos que llegaron tarde, en vez de 18 o 20 familias afectadas por lo menos hubieran sido unas 50 casas quemadas».
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La dirigenta rural explica que «Hace un buen tiempo descubrimos que los monocultivos son muy dañinos, secan las aguas y son muy rápidos para propagar incendios, creo que eso tiene gran relevancia. Yo estoy convencida que el tema forestal si no se regula o no se ve una solución rápida nos va a terminar matando a todos»
Alejandro Rojas Pineda, vecino del sector rural de El Pino de la comuna de Nacimiento comenta cómo el incendio se propagó hasta destruir su vivienda «Tuvimos que evacuar hacia el río porque quedamos encerrados y al otro día volvimos a rescatar el auto para ir hacia el albergue» y agrega que «El domingo el fuego empeoró, no nos dejaron subir y ahí fue cuando asumí que el fuego iba a alcanzar mi casa».
«Estamos tratando de salir adelante con lo que nos quedó» señala Luis Alberto González del sector La Suerte de la comuna de Nacimiento quien pudo salvar su vivienda pero perdió gran parte de sus actividades productivas y animales. «Nosotros estamos con agua pero hay muchos vecinos que lo perdieron todo y no sabemos cuando van a llegar las ayudas».
Por su parte, el apicultor Ángel Rosales advierte que «de aquí a unos cuatro años más va a estar bien baja la producción de miel, prácticamente nula ya que tenemos pérdida de material vivo, así como de la misma naturaleza que nos acompañaba» explica en alusión a la muerte de la flora nativa.
Ángel puntualiza que «No somos grandes exportadores de miel u otros derivados de las abejas pero abastecemos la comuna de Nacimiento y alrededores con miel, pero esto para nosotros es la extinción nuestra y de las abejas» advierte.
Mientras tanto, la dirigenta rural Jenny Aguilera Castro explica las complicaciones en la llegada de la ayuda, ya que por ahora no pueden recibir gran cantidad de fardos porque no tienen donde almacenarlos, y que tampoco pueden reconstruir su vivienda porque no tienen dinero y están endeudados «Necesitamos una ayuda mayor, nosotros en el campo no es solo nuestra casa sino nuestro emprendimiento, bodegas, cocina, cerco, mangueras, tenemos un 70% de este sector de personas que están sin agua, las praderas están quemadas, muy poca gente va a tener pasto para sus animales y hay muchos animales heridos y muertos» advierte.
La posibilidad de restauración de bosque nativo y potenciar soberanía alimentaria.
«Antes de las forestales, en la década del sesenta, nosotros fuimos por siglos comuna campesina, comuna productora de vinos, de frutas, de cereales, de ganado, de madera y otros productos tradicionales, eso aún persiste y está sobreviviendo» explica el concejal Luis Vergara y agrega que de acuerdo a las conversaciones entre el ejecutivo y el concejo municipal habría disponibilidad de que la reconstrucción considere recuperar no solo las unidades productivas perdidas en el campo sino una restauración ambiental profunda. Luis explica que se requiere: «herramientas, motosierras, invernaderos, sistemas de riego, capacitaciones, herramientas agroecológicas, porque lo que necesitamos es retener agua» y apunta a que después de esta catástrofe «Que no sigamos haciendo lo mismo, especialmente en el tema forestal».
«La biodiversidad se reduce a un nivel acelerado, se ven menos insectos, se ve mermada la cantidad de especies y esperamos que con el trabajo que se pueda realizar, se pueda restaurar la flora nativa de este lugar» explica Alejandro Rojas Pineda en el sector El Pino.
Previamente se han planteado soluciones que apunten al rediseño del paisaje para abandonar el criterio asesino de maximización de ganancias para el empresariado forestal, por un paisaje variado que impida que un foco descontrolado (ya sea accidental o provocado) llegue a alcanzar proporciones propias de una tormenta de fuego.
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En el sector La Suerte, el vecino Luis Alberto González espera poder plantar bosque nativo para proteger las aguas. «Esperemos nosotros tener un proyecto a futuro para plantar con nativo, y no volver a lo mismo de eucalipto, pino y aromo que es lo que nos ha secado las aguas, tenemos problemas de aguas como en todos lados. Hace tiempo estamos luchando por eso y los antiguos dueños tenían todo plantado con eso y había que aceptar, pero ahora queremos ver si hay apoyo de alguien que nos ayude a plantar nativo».
«Necesitamos reforestar el bosque nativo cercano a los apiarios y dentro de toda la comuna» afirma el apicultor Ángel Rosales. «Queremos pedirle a la autoridad que seamos tomados en cuenta» agrega.
El director del medio local Radio Werkén Mapu Camilo Gutiérrez Becerra apunta a la necesidad de replantear el modelo forestal instaurado en los años 80 durante la dictadura. «Este modelo que enriquece a unos pocos pero empobrece a otros. Es tiempo de replantearlo y ver la forma de cómo recuperar nuestro suelo» e indica la necesidad de que la población campesina reciba subvenciones para plantar bosque nativo y productos que favorezcan la soberanía alimentaria.
Al ser consultada por la existencia de algún canal para que comunidades campesinas y mapuche puedan rediseñar el paisaje para que sea más resiliente ante estas catástrofes, la delegada presidencial de la Provincia de Biobío Paulina Purrán Purrán indicó que «Siendo realista, una medida a corto plazo entendiendo la dimensión del incendio que tuvimos ahora es bastante difícil. Sin embargo debemos de partir de la base de que existen las voluntades y el interés por parte del Gobierno de generar nuevos planes y nuevas estrategias que nos permitan trabajar en una economía más sustentable».
Ante la peligrosa combinación de cambio climático, olas de calor y plantaciones forestales, la delegada presidencial reconoció que «Se tiene que articular un nuevo plan de acción que permita mitigar en cierta medida la plantación de forestales, el trabajo que las mismas familias puedan entregarle a los predios. Entendiendo que son varios factores, influye el cambio climático, influye la plantación forestal cercana a los predios que seca en su mayoría las napas subterráneas. Por lo tanto, siento que hay un trabajo arduo que realizar y como gobierno vamos a abordar todas las medidas que sean necesarias y que nos permitan llegar con una solución ya sea a mediano a corto y también a largo plazo para poder reactivar la actividad económica y los ingresos de las familias afectadas», indicó la delegada presidencial.
La Seremi de Agricultura de la Región del Biobío, Pamela Yánez Gatti explicó que han gestionado la entrega de alimentación a modo de contención ante la catástrofe: «Ya a la fecha hemos entregado 231 mil kilogramos de alimentos, ya sea forraje o concentrado en todas las comunas afectadas» y agregó que esperan llegar este fin de semana con alimentación para colmenas del sector apícola. «Ahora queremos hacer un importante diagnóstico con la empresa privada, el sector público y todas las entidades que quieran participar en esta reconstrucción» afirmó.
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Carlos Toloza Soto, alcalde de la comuna de Nacimiento confirmó que vecinos han identificado un aumento en los precios de materiales de construcción «La verdad es que nosotros no es mucho lo que podemos hacer, llamar si a la buena conciencia de los dueños de ferretería» e indicó que comunicaron esta situación al Ministerio del Interior y de Vivienda. «Porque después de esta catástrofe es un aprovechamiento de los empresarios y las empresas que se aprovechan de esta situación«.
Con respecto a la posibilidad de regular las plantaciones para que el paisaje sea menos vulnerable a los incendios forestales, el alcalde indicó que «Hay que hacer una regulación de los monocultivos, tenemos que aprender a convivir con ellos pero también tiene que regularse. Cuidar los cursos de agua, generar cortafuegos cada ciertos metros, retroceder la plantación que estén cerca del límite urbano, tiene que regularse esto» indicó.
La emergencia aún no termina.
En distintas zonas afectadas por estos incendios forestales entre el Maule y Los Ríos, aún continúa el alto riesgo de rebrotes debido a las brasas que pueden quedar en los sectores aparentemente ya consumidos y que erróneamente son considerados como «bajo control». Esto precisamente es lo que ha sucedido repetidas veces en las comunas de Nacimiento, Santa Juana, Coronel, Hualqui o Tomé, durante esta emergencia.
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El jefe de CONAF de la Provincia de Biobío, Juan Carlos Bascur Quiróz reconoce que se trata de una emergencia mayor a la del año 2017 en la Región del Biobío en cuanto a número de incendios y superficie afectada. «En gran parte los incendios de la provincia de Biobío están contenidos. No los hemos podido dar como controlados, producto de que todavía hay actividad dentro de las líneas de control o dentro del área quemada. Esto nos puede generar con la velocidad del viento o las altas temperaturas, algún rebrote de incendios, por eso están en la etapa de contenidos».
Cabe recordar que cuando se alcanzan estas condiciones de devastadoras tormentas de fuego, no existe capacidad técnica para contenerlas y es esto lo que precisamente hemos visto durante este fatídico mes de febrero. Ya que los propios megaincendios generan fuertes flujos de viento caliente y pavesas (material vegetal incandescente que que se moviliza con el viento) que puede establecer nuevos focos. Cuando las cantidades de humo son muy elevadas, se dificulta el trabajo de aeronaves, con lo cual la situación se vuelve extremadamente difícil para los equipos en tierra.
Desde el patio de su casa en ruinas, Jenny Aguilera nos recuerda que mientras esta catástrofe sigue en desarrollo: «Las empresas privadas no están haciendo su trabajo, no se preocupan por los vecinos realmente como dicen, sino que buscan por conveniencia apoyarse en los vecinos para que se les autoricen ciertos aspectos pero sus compromisos no los están cumpliendo. No se cumplen los cortafuegos ni las distancias que deberían haber entre las aguas y entre las viviendas, eso no se está cumpliendo«. concluye.