No involucrar a Alemania en la guerra, dejar de enviar armamento a Ucrania y negociar la paz con Rusia está siendo uno de los motivos principales del impresionante crecimiento que está teniendo «Alternativa para Alemania». Además de su discurso populista, racista, antivacunas y de cercanías al neofascismo, el autodefinirse como «un partido de paz» les está trayendo un rédito insospechado este último tiempo y según estimaciones, en este momento sería la segunda fuerza con mayor intención de voto en el país.
Por Alejandro Baeza
Eso de que Alemania vivió un proceso de limpieza de la extrema derecha. como se suele decir en Chile, es verdad solamente hasta cierto punto. Si bien el régimen nazi fue derrotado en una guerra, por lo que se vio obligado a capitular y rendirse, a diferencia de nuestro país en que hubo un pacto con la dictadura, el proceso de «desnazificación» no eliminó toda presencia de la extrema derecha ni tampoco de todos los funcionarios del régimen fueron castigados o siquiera perdieron sus trabajos.
Contrario a la caricatura que se ha construido de nazis arrancando a Sudamérica, el país que más nazis «refugió» fue precisamente la misma Alemania (Occidental), que mantuvo a buena parte de su planta funcionaria, militar, policial y sobre todo, técnica y científica. En segundo lugar fue Estados Unidos, que en la «Operación Paperclip» recogió (según datos oficiales norteamericanos) a 700 científicos armamentísticos para trabajar en su complejo militar industrial, así como en investigación y desarrollo, siendo el caso más conocido el de Wernher von Braun, desarrollador de la armamento misilístico de la Wehrmacht, particularmente los misiles V1 y V2 con que Hitler destruyó Londres y que al finalizar la guerra fue llevado a Estados Unidos para trabajar en su programa espacial, siendo el encargado de la misión de la NASA que llevó al país a la Luna en 1969.
No obstante, con el fin de la guerra ambas Alemanias no solamente prohibieron el partido, simbología y discursos nazis, sino de toda la extrema derecha en general. Por ello es que la CDU, el partido de derecha germánico, tiene (o más bien tuvo) características más social-cristianas que a lo que se entiende propiamente tal como derechas en otras partes del mundo. Aun así, recibió oleadas de exmilitantes del partido nacionalsocialista, mientras los que se mantuvieron en posturas más intransigentes crearon el Partido Social del Reich, que incluso eligió un par de parlamentarios, pero que finalmente fue prohibido en 1952 por el Tribunal Constitucional.
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En 1964 fue fundado en Partido Nacional Democrático (NPD), principal foco de agrupación de la extrema derecha (de características neo-nazis), contando con importante popularidad en sus inicios, logrando escaños en los parlamentos regionales. Desde entonces hasta este 2023 en que se cambiaron de nombre a la intraducible palabra alemana Die Heimat (algo así como «La Patria»), han mantenido hábilmente discursos odio al borde de lo legal, por lo que han logrado sortear con éxito los intentos de prohibirlo, aunque están totalmente intervenidos por los servicios de inteligencia.
Sin embargo, un nuevo partido ultraderechista se ha tomado el protagonismo esta última década, Alternativa para Alemania o AfD por su sigla en alemán (Alternative für Deutschland). Fundado en 2013 por los sectores más a la derecha de la CDU y empresarios, plantea un nacionalismo «euroescéptico», contra los rescates y apoyo a los PIGS o «cerdos» (Portugal, Italia, Grecia y España, países que ven como de segundo orden dentro de la Unión Europea), ultraconservadadores, anti-islámicos y populistas. Sus dirigentes han emitido declaraciones racistas, xenófobas, de nacionalismo étnico y anti LGBTQ+ (aun cuando su presidenta, Alice Weidel, es una mujer lesbiana casada con una extranjera), así como discursos conspiracioncitas anticientíficos, los más conocidos tienen que ver con la pandemia y las vacunas. Es más, fueron organizadores y partícipes de marchas contra la vacunación, así como lo hizo buena parte de la ultraderecha en Europa.
De hecho, el discurso anticientífico y en contra de las restricciones sanitarias fue una principales ideas de campañas de las ultraderechas con resultados exitosos en otros países de Europa, como Hungría, Finlandia, Italia y Suecia. Pero en Alemania al parecer estas ideas no fueron lo suficiente convocantes. Tanto en las elecciones federales de 2021 para el Budenstag (parlamento) como en la elección presidencial de 2022, obtuvieron resultados menores a los esperados, llegando a un 10% y quedando relegados a un quinto lugar.
¿Por qué entonces este 2023 ha crecido de manera tan exponencial?
AfD sin duda alguna está pasando por su mejor momento de sus 10 años de existencia. En junio consiguieron su primer cargo electo en un consejo municipal en Sonneberg, en el sur de Turingia, y a principios de julio ganaron su primera elección municipal consiguiendo la alcaldía de la pequeña localidad de Raguhn-Jeßnitz en Sajonia-Anhalt,(ambos territorios de la ex RDA) dando una enorme sorpresa a todo el mundo. De hecho, para evitar este escenario, todo el espectro político, desde Die Linke (heredero del Partido Comunista de la Alemania Oriental) hasta la CDU, llamaron a votar por el conservador Nils Naumann, que perdió con el 48,87 % versus el 51,13 % del ultraderechista Hannes Loth.
En la última encuesta de intención de voto publicada por el consorcio de radiodifusoras públicas de Alemania (ARD), Alternativa para Alemania llegaría al 20%, por lo que se convertiría en la segunda fuerza política del país, por detrás de la CDU y ganándole al SPD.
Este crecimiento se debe a que junto a su habitual discurso anti-inmigración, se han centrado en criticar a los partidos políticos tradicionales y prometer combatir las enormes alzas en los precios de la energía, arriendos y la inflación en general. No obstante, una de sus principales banderas de lucha está siendo el «No a la guerra». En cada uno de sus discursos, incluso para los cargos más pequeños, prometen que negociarán la paz con Rusia y no involucrar a Alemania en la guerra de Ucrania, definiéndose a sí mismos como «un partido de paz».
Además de calificar que se trata de una guerra de Estados Unidos en que está utilizando a los países de la OTAN y no tiene que ver los intereses nacionales de Alemania, también sienten cercanía con las posturas conservadoras de Putin. Han criticado en duros términos el envío del gobierno, una coalición de socialdemócratas, verdes y neoliberales, de armamento a Ucrania, siendo el único partido que se opone a la guerra, abrazando las negociaciones de paz como una de sus principales ideas fuerza, recogiendo el sentimiento anti-guerra que se vive en buena parte del país, que además de acercar un conflicto bélico a 700km de sus fronteras, sólo se ha traducido en el aumento del costo de la vida, principalmente por el alza en la energía al no poder comprar petróleo y gas a Rusia, así como aumento en el precio de los alimentos.
No es que éste sea el único motivo que explica el porqué AfD ha crecido tanto y tan explosivamente en pocos meses, pero sí es uno de los más importantes, pues la guerra ha sido un acelerante a todos estos puntos conflictivos que arrastra Alemania.
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Por ahora, el resto del espectro político plantea «cordón sanitario» contra toda la ultraderecha, es decir, que ningún partido pactará con ellos en ninguna instancia. Algo que está por verse y que sería una honrosa excepción en Europa, donde la derecha tradicional se alía con la ultraderecha para formar gobiernos nacionales y locales, como en España, Italia, Finlandia, Países Bajos, Austria, Hungría o Grecia.
Planteo que «por ahora», por el sector más a la derecha de la CDU -minoritario, pero existe- está abierto a pactar con AfD bajo la condición que expulsen a sus elementos nazis y obligarles a aceptar sus términos para así tenerles bajo control como socios minoritarios. No obstante, el sector fascista de AfD es su fuerte en los territorios el Este, donde precisamente tienen su mayor base electoral.
Finalmente, cabe recordar que AfD no es la única fuerza política de extrema derecha en Alemania. Al también mencionado NPD o Heimat, habría que sumar al movimiento «Reichsbürger» (Ciudadanos del Reich), sospechosos de «haber hecho preparativos concretos para entrar violentamente en el Bundestag, con un grupo armado», como informó a finales 2022 un comunicado de la Fiscalía alemana luego de realizar 30 redadas por 3.000 agentes policiales en todo el país, desbaratando los planes para un ataque al parlamento. En los allanamientos fueron encontradas armas de fuego, municiones, dinero en efectivo y barras de oro, mientras se confirmó la presencia de exmilitares en la agrupación y se investiga presencia de soldados en servicio activo y policías. Entre sus líderes se encontraba un exdirigente de AfD e informes oficiales señalan que el grupo podría contar con al menos 30 mil integrantes.
*Imagen: Hannes Loth | Captura de pantalla de video de https://www.tagesschau.de/