Los profesores y profesoras somos sostenedores de un sistema que agoniza desde su forzada implementación en la dictadura, pues se basa desde sus orígenes en la vulneración de derechos, tanto de trabajadores de la educación como de los estudiantes y sus familias.

Somos sostenedores porque el mismo traspaso a los municipios, implicó despojar derechos a  profesores ( origen  de la deuda  histórica) para la municipalización y privatización de la educación.

Hemos sostenido un sistema por décadas, aguantando contratos y condiciones laborales  que funcionan al margen de la ley.

Sostenemos la educación pública usando de nuestros propios recursos para mantener, incluso la higiene y  servicios básicos en nuestros establecimientos, que debería financiar el Estado.

Somos sostenedores porque usamos de nuestro tiempo libre,  que deberíamos dedicarlo a nuestras familias, para poder cumplir con las exigencias y necesidades de la educación de nuestros estudiantes.

Siempre nos llevamos trabajo para la casa.

Somos sostenedores, porque el perfeccionamiento ( diplomados, grados académicos, etc)  lo realizamos con nuestros propios recursos y tiempos.

Somos sostenedores, porque asumimos una infinidad de tareas y burocracia que no nos corresponden, pero aún así la «vocación» nos impulsa.

Sostenemos un sistema que justifica una exacerbada maquinaria burocrática al servicio del cuoteo político, para beneficio de los secuaces de los gobiernos de turno.

Sostenemos una verdadera » industria» educacional al servicio del empresariado de la educación.

Más aún, sostenemos la reproducción de una sociedad neoliberal que se basa en el consumismo, el individualismo y la violencia.

Quizás hemos sostenido demasiado tiempo el pilar fundamental de la reproducción de este   perverso sistema económico y  social,   que está socavando nuestra humanidad, amenaza con destruir el planeta y la continuidad de la vida.

Hoy en plena Pandemia, seguimos sosteniendo la educación a distancia con nuestros precarios recursos personales, ante la actitud despectiva y desconcertada de un Estado que no sabe ni pretende hacerse cargo de la educación pública, un pilar fundamental para avanzar en esa lejana y utópica » igualdad de oportunidades»  vociferada por  la clase política en esta  democracia en agonía.

El pueblo debe ser el protagonista del proceso constituyente!!!

UNA NUEVA CONSTITUCI"N PARA UNA  EDUCACI"N PÚBLICA GRATUITA, UNIVERSAL, NO SEXISTA  Y LIBERADORA.

Por Ariel Ríos Soto
Profesor de Historia y geografía
Dirigente comunal Concepción
Colegio de Profesores de Chile.