No más trampas: fuera los milicos, fin al estado de excepción y al toque de queda

[resumen.cl] En los últimos dos días de movilización social, el gobierno de Piñera y su gabinete está intentando utilizar una estrategia de mercado para desplegar el accionar represivo y mantener las restricciones a las libertades democráticas.

En lo que podríamos denominar "represión con estrategia de marketing", los gobernantes se niegan a levantar los estados de excepción, que afectan a casi la totalidad del país, y el toque de queda que afecta a varias ciudades. Sin embargo, la presencia de los militares en las calles, que se traduce en una cruenta represión por las noches, durante el día adopta la forma de actividad social u "operativo cívico" en que los uniformados son enviados a hacer relaciones públicas en ciertos barrios, a acercarse amablemente a la población, a establecer vínculos y bailar cueca. Todo muy amable, propio de la estrategia de mercado que, independiente de cómo te la presentan, siempre te hace perder.

 

 

Pero, por ejemplo, cuando vecinos de Las Condes fueron a manifestarse en las proximidades de la Escuela Militar en Santiago ¿porqué no los invitaron a bailar cueca, o a sostener conversaciones amigables, dentro del recinto? Por el contrario, las tropas del ejército realizaron un acabado ejercicio de despliegue ofensivo de unidades en el combate urbano con el sólo propósito de contener a población civil desarmada y pacífica que se manifestaba contra la presencia militar en las calles. Un virulento y atemorizante despliegue bélico (que todo el país pudo ver por diversos medios), para hacer retroceder y desalojar a civiles pacíficos del espacio próximo al recinto de formación de oficiales. Acción que, por lo demás, al llegar las horas del toque de queda, se transformó en represión directa, violenta y sin sentido, contra esa misma población civil. Eso de amable no tiene nada, por más que estuvieran representando "la guerra" que había impuesto desde La Moneda el desatinado gobierno.

 

 

 

En nuestro país los uniformados, de las fuerzas armadas y policiales, están concebidos y estructurados para defender los intereses de los poderosos ante la población civil del propio territorio, sea que fuesen utilizados como fuerza represiva o de destrucción. Esa es su razón de ser y para eso se preparan, aunque sea con el mito de defenderse de un agresor externo. En esta coyuntura también han desempeñado ese rol de proteger a los poderosos frente a una justa lucha social que reclama soluciones. De manera que es un fraude, una trampa, que nos pretendan presentar a los uniformados como amables amigos de la población.

Más simple, si quieren ser amables o jugar a ser amables ¿Porqué no paran de reprimir brutalmente en las noches durante el toque de queda? ¿Porqué no dejan de disparar contra los civiles desarmados que los desbocados uniformados han baleado por el solo hecho de detentar el poder de las armas?

 

De noche reprimen, disparan, amedrentan, aterrorizan. De día se tratan de presentar con una cara amable. Parece un método diseñado por un publicista de cosméticos, o de dentífricos, pero que cumple el propósito de tratar de lavar la imagen de los desprestigiados uniformados chilenos, de "blanquearles" el prontuario, y de ocultar lo evidente.

¿Pretenden con eso que nos olvidemos de los delitos financieros de sus jerarcas recientes? ¿Debemos ignorar los desfalcos, los robos millonarios que han hecho de los recursos del estado, las estafas, las malversaciones? ¿Presentaran estos bailes de cueca y acercamientos en "buena onda" hacia la población como certificados de conducta en los juicios que les siguen a los ex jerarcas recientes por esos hechos delictivos?

 

 

Pareciera ser que dentro de los desatinados criterios que diseñan en el segundo piso del palacio de gobierno, a algún genio se le ocurrió esta idea la lavar la cara durante el día, reprimir de noche con la falacia de perseguir delincuentes saqueadores, y así mantener las restricciones que significan los estados de excepción por el tiempo que se les dé la gana.

Así como el ofertón que el martes en la noche el presidente Piñera presentó como solución a la crisis iba dirigido esencialmente a los ancianos más vulnerables, a los más desposeídos, a la masa votante cautiva, estas acciones de "marketing represor" van dirigidos a una franja de población de los sectores populares más sensibles, más permeables por diversas razones, entre otras porque las tropas y conscriptos de los uniformados en su mayoría tienen procedencia en sectores populares, urbanos o rurales. El recurso utilizado esta vez no es un ofertón sino el fantasma del desabastecimiento. Y en esto de crear fantasmas de desabastecimiento la derecha chilena tiene una escuela y experiencia de larga data (que se ha dado el lujo incluso de exportar a otros países de América Latina). Bajo el cuco de los saqueos se pretende justificar la presencia de los milicos, aduciendo que de lo contrario no podrían funcionar los supermercados, no habría alimentos, se produciría hambre. Desde luego que, una vez más (¿Cuándo no? habría que decir) el gobierno y los militares cuentan con la irrestricta complicidad de los medios empresariales de comunicación, que no son más que macabros instrumentos de manipulación mediática y de transmisión del terror. El fantasma del hambre, eso es lo que deben espantar los uniformados. Pura mentira. Pura manipulación.

Sería deseable que el señor Piñera y su gobierno, que los señores empresarios y sus títeres, entendieran de una buena vez que la población chilena ya no está disponible para más engaños, ni colusiones ni manipulaciones. Bien que los uniformados sean amables, pero que lo sean desde sus cuarteles, que lo sean todo el tiempo, se dediquen a hacer el bien y no a andar reprimiendo y matando ciudadanía civil. Ordenen el término de las excepciones, manden a los militares de regreso a sus cuarteles, y acepten que el castillo de naipes en que habían convertido este país se les desmoronó por completo. Chile ya no es el mismo.

Además, sería deseable que entendieran que el país que se levante de esto, debe hacerse con la participación activa y directa de la población movilizada. Para comenzar a conversar, pongan fin a las restricciones, despidan a los ineptos, y dejen de hacer trampas. Fin a las manipulaciones.

 

Fotos: Tropas del Regimiento Chacabuco ocupan el perímetro cercano a la rotonda Paicaví con Carrera el martes 22 de octubre de 2019 en Concepción. Gentileza de Canal 48 

Imagen principal: Manifestante encara a soldados sobre un blindado en la Alameda de Santiago. Gentileza de Frente Fotográfico

Estas leyendo

No más trampas: fuera los milicos, fin al estado de excepción y al toque de queda