"No es correcto que animes a la gente a invertir los ahorros de toda su vida, endeudarse, sólo para comprar una casa que no podrán pagar".
Por Nirvash E.S.
Con esta frase, Fern (Frances McDormand), protagonista del filme Nomadland ganador del Oscar anoche a mejor película del 2021, enfrenta un discurso clásico de timadores, hacedores de dinero baratos, que impulsan a trabajadores esforzados a entregar su dinero ahorrado con la finalidad de rentabilizarlo, sin ninguna seguridad y tampoco perspectiva.
Y es que hoy por hoy, las desigualdades y el abuso a la clase trabajadora adoptan nuevas formas entre los poderosos mientras el mundo vive una terrible crisis a raíz de la pandemia. Una crisis que a las grandes fortunas del mundo no parece afectarles en lo más mínimo, mientras que el resto de la gente poco a poco cae en desgracia.
También puedes leer: The Falcon and the Winter Soldier: Marvel se atrevió a hablar de política
Si bien Nomadland es una película cuyo arco principal nos habla de cómo vivir un duelo, también se nutre de un escenario que nos evidencia las dificultades que viven los trabajadores y trabajadoras cuando estalla una crisis. La protagonista que ha sufrido los embates del desplome financiero de 2008, no sólo ha perdido a su marido (duelo que tendrá que vivir) sino que todo a su alrededor está desapareciendo pues su pueblo, el campamento minero de yeso Empire en el Estado de Nevada, se transformó en lugar fantasma al cerrar la actividad económica que lo sostenía. Desplazada por este hecho real, comienza a viajar por el desierto en un remolque que se volverá su hogar, encontrando trabajos temporales y conociendo un grupo de personas que tienen el mismo estilo de vida que ella.
Los nómadas en Estados Unidos, son un grupo de personas que surgieron luego de la crisis de 2008, muchos de la tercera edad, que perdieron sus ahorros o no reciben suficiente dinero de su seguro social para sobrevivir, que se subieron a remolques y viajan buscando mejores temperaturas y trabajos temporales al mismo tiempo que intentan vivir sus últimos días con dignidad. Estos grupos organizados, se apoyan dándose información, compartiendo comida, realizando trueques y auxiliándose espiritualmente y es que muchas de ellas, como nos muestra la película, tienen vidas que han sido trastocadas por la desigualdad resultante del sistema económico norteamericano.
La película nos expone, entre sus tantas reflexiones, como la organización resulta vital en la superevivencia de nuestra clase, y que pase lo que pase, siempre las locuras de la economía capitalista las pagarán las y los trabajadores.