Sr. Director
Corre por la prensa y redes sociales registros de paralizaciones y protestas en Uruguay y Francia. En ambos países, los gobiernos buscan avanzar en una reforma al sistema de pensiones que aumente la edad de jubilación. En el caso del país latinoamericano, este aumentaría a 65 años, mientras que en el europeo serían 64 años.
Mientras tanto, en Chile continuamos con 60 años para mujeres y 65 años para hombres como la edad para que se pueda solicitar la pensión de vejez a las nefastas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), organismo creado en dictadura, oxigenado por los gobiernos que le siguieron y que ha acumulado cuantiosas ganancias a costa del trabajo de la población.
Así es como nuevamente un fantasma recorre el mundo, pero esta vez en referencia al aumento en la edad de jubilación. Y es que el empresariado y la clase política de los países continúan queriendo estrujar lo más posible nuestro trabajo en beneficio de sus arcas.
No sería de extrañar que este debate arribe a Chile, y es que la elevación de la edad de jubilación no es un tema lejano. Durante 2022, una columna del decano de la Facultad de Ingeniería y Negocios de la Universidad de las Américas publicada en Diario Financiero daba luces de -a su criterio- la importancia de elevar la edad para jubilarse, una discusión «compleja y políticamente impopular, pero tal como en el resto del mundo, es necesaria e impostergable».
En las últimas elecciones presidenciales la iniciativa del ultraderechista José Antonio Kast incluía aumentar la edad de jubilación, mientras que en una reciente columna publicada en Ciper, la economista Elisa Cabezón señalaba: «creo que debemos empezar a discutir sobre postergar de forma progresiva la edad legal de retiro de las mujeres, junto a una política que las acompañe en la transición».
Ninguna de estas propuestas se llega a proponer un cambio rotundo al sistema de pensiones de Chile. No está en su radar, porque necesitan amoldar lo que ya existe para aumentar tanto el beneficio del empresariado como también dar una supuesta cara de mejora en las jubilaciones. Pero no, mejores pensiones sostenidas en el tiempo serán posibles cuando se termine el sistema de AFP en Chile, para lo cual se ha propuesto incansablemente un sistema de reparto, solidario y tripartito como alternativa concreta para transformaciones estructurales.
Por J. Arroyo Olea