"Out the pencil", de Laboratorio Vocal Biobío: el cuerpo como una tecnología tubular diseñada para formarse a sí misma y canalizar voces incansablemente

Los martes 22 de julio y 9 de Septiembre fue montado en la sala de cámara del Teatro Biobío Out the pencil, un trabajo del Laboratorio Vocal Biobío (LAVBB) y que representa la segunda obra de una trilogía acerca de la voz y sus posibles interpretaciones que esta agrupación comenzó a desarrollar hace un quinquenio. El montaje, donde convergen manifestaciones danzarias, improvisación, un amplio espectro de reflexiones y búsquedas vocales, tendrá próximas funciones que serán anunciadas por sus realizadores

Aniceto Hevia

Al presenciar Out the pencil es muy difícil dejar de pensar en los planteamientos comentados por su director, Francisco Carvajal Cancino, con ocasión de Mantra -la primera obra de la mencionada triada- cuando afirmó que durante su construcción decidieron «imaginar una voz líquida, un fluido vivo que no humaniza, que sólo se actualiza en cada recipiente, actualizando así sus vínculos y relaciones». Ahora, pareciera que estas ideas han confluido en lo que han denominado como el “estado tubo” del sujeto, una condición traspasada por voces durante el transcurso de nuestra vida.

La imagen de “estado tubo” nos induce a comprender nuestras respuestas ante la total diversidad de voces, como nuestra aproximación o distanciamiento, nuestra constricción o expansión, entre muchas. También nos permite imaginar nuestras subjetividades como consecuencias y fuentes de expresiones vocales que harán una nueva trayectoria.

Las indagaciones del Laboratorio Vocal Biobío se vienen realizando desde 2016 al alero de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Desarrollo. Luego de esta trayectoria de casi una década, es muy enriquecedor conversar con su director respecto a cómo se sitúa Out the pencil dentro de este camino y, particularmente, en el marco de esta trilogía.

Out the pencil. Foto: @imricardinho

– El proceso de búsqueda y creación ha sido extenso hasta llegar a Out the pencil. Sería muy enriquecedor que nos contaras si han existido algunas ideas iniciales que han relativizado, otras que han confirmado u algunas que hayan transmutado, y cómo ha ido ocurriendo eso.

Efectivamente, en un comienzo el foco estuvo puesto en los procedimientos técnicos de la tecnología vocal, específicamente en la del mantra, poniendo en valor las repercusiones del fenómeno vocal en un grupo de cuerpos que mantralizan. En ese entonces nuestros cuestionamientos apuntaban al antropocentrismo bajo el cual es tratado el fenómeno vocal en las artes, por lo que el montaje fue diseñado invirtiendo el vector [cuerpo productor > voz] y haciendo énfasis en los cambios que una tecnología vocal particular genera en los registros sensoriales y los procesamientos cognitivos de un organismo, es decir, otorgándole relevancia al vector [tecnología vocal > organismo]. Para ello, la propuesta se crea fuera de las lógicas estrictamente lingüísticas (y por consiguiente, humanas): 1.- Eludiendo toda clase de elaboración morfosintáctica que respondiese a la gramática particular de nuestra lengua. 2.- Traduciendo los procedimientos vocales-acústicos a los códigos del movimiento.

En ese sentido, si el montaje anterior puso el acento en la constatación de una línea de pensamiento que pone en el centro a una tecnología vocal líquida, por sobre el organismo por el cual se escurre, "Out the pencil" se configura como un ejercicio especulativo en el que volvemos a poner el foco en el cuerpo-organismo, mas no como productor de voz, sino cómo un sistema de canales/medios a través del cual ingresamos a un estado de contemplación, a la escucha del flujo vocal. Es decir, no buscamos eludir nuestra condición humana para aproximarnos al fenómeno, sino que buscamos poner en valor procedimientos lingüísticos que tensionen los modos de generación de sentido con los que interactuamos vocalmente. Para ello, diseñamos un neo-rito que: 1.- Ductibiliza nuestros hábitos lingüísticos a niveles morfosintácticos, léxico-semánticos y pragmático-discursivos. 2.- Nos permite ingresar a un estado de canalización colectiva a través de la escucha como procedimiento vocal.

Por otro lado, el montaje anterior indagó en el funcionamiento de una tecnología vocal particular (mantralización) de libre acceso, pero que, en su condición de s-low-tech (tecnología baja y lenta), no posee el alcance, ni los tiempos de consumo que exige el mercado actualmente. Bajo ese antecedente, en esta etapa de investigación nos propusimos entender la canalización de manera expandida, como un procedimiento que nos atraviesa constantemente en nuestro cotidiano, y no solo en contextos rituales. Para ello, recurrimos a los juegos de palabras, puesto que en su estructura y en su carácter azaroso, hallamos procedimientos de proto-canalización que ya forman parte de los repertorios vocales de nuestro cotidiano. De esa forma, en esta ocasión proponemos un neo-rito en el que compartimos una serie de procedimientos, que surgen a partir de dichos juegos, para habilitar un campo de canalización vocal colectiva, que dialogue de manera más cercana con nuestras experiencias vocales.

Out the pencil. Foto: @imricardinho

– En el primer montaje de Out the pencil, el pasado 22 de julio, afirmaron que uno nunca será igual a otro. Y, de hecho, pudimos ver cómo su realización está permeada por expresiones del público, muy azarosas por lo demás. ¿Por qué creen relevante dar lugar a esta variable?

Lo que me comentas corresponde a una decisión artística que responde a la propia naturaleza de los Ritos de Paso. A saber: 1.- "El iniciado" ingresa a un tiempo/espacio, distinto al habitual, para aprender una serie de actos en busca de un sentido, que no necesariamente es el mismo para todxs. 2.- El fin último es el ingreso a un estado de trance, o de transición por un estado liminal, fuera de los márgenes habituales.

En ese sentido, la alteridad que aporta la participación de los asistentes durante el montaje, permite a la ceremonia mantener sus cuotas de trance y misterio, lo que propicia que lxs participantes, no solo descifren el lenguaje de los signos rituales, sino que sean parte de ellos y, a su vez, transiten por ellos. En cada función se actualiza el formato y el sentido de las canalizaciones.

Por otro lado, como se trata de una ceremonia que busca instalar un campo de canalización colectiva, nos interesa enfatizar, de igual forma, el resultado y el procedimiento de dicha tecnología. En términos vocales, la canalización permite que la voz circule a través de nuestro organismo, ingresando y saliendo de él (en forma de sonidos, imágenes, sensaciones, palabras), habilitando un estado en el que, eventualmente, es posible hacer contacto con algún momento de ese flujo. Sin embargo, su fin no es ese únicamente; primordialmente busca habilitar al organismo como un conducto, que forma parte de un extenso circuito de propagación vocal. Dicho de otro modo, no pretendemos colocar el foco sólo en una canalización de orden lingüístico, lo que hacemos para dar curso a la canalización de las palabras de los espectauditores cobra más importancia que lo que éstas significan a priori.

En ese sentido, la naturaleza azarosa, y por ende variable, de los juegos, exige que la improvisación y la participación de lxs asistentes se constituyan como uno de los procedimientos escénicos fundamentales del montaje, permitiendo: 1.- Subrayar el carácter colectivo y móvil de la canalización (versus le elaboración de un sentido único y fijo). 2.- Tensionar los modos de generación de sentido de la pieza escénica, flexibilizando nuestros hábitos lingüísticos. 3.- Poner en tensión una perspectiva antropocéntrica en torno a la voz, relevando el acceso a un estado de llenado y vaciado vocal, por sobre una elaboración lingüística en particular.

Por ello, si bien, durante el montaje se recurre a procedimientos lingüísticos, éstos son concebidos como un soporte de codificación vocal y no responden a las lógicas de la gramática particular de nuestra lengua. Por lo mismo, cada rito será distinto y el tipo de canalizaciones que se generen responderá a los diferentes organismos/canales que sean convocados a la ceremonia.

Out the pencil

– Es muy interesante cómo construyes la definición del concepto de “estado tubo”. Cuéntanos, de qué manera fueron aproximándose a él y por qué es útil para la interpretación de nuestra relación con el fenómeno vocal.

Cuando nos referimos al "estado tubo", estamos aludiendo a una idea que venimos desarrollando desde hace varios años en nuestra investigación artística. En principio, nuestras búsquedas estuvieron influenciadas por el campo de la fisiología vocal y las prácticas somáticas neo-reichianas. De allí surge el impulso por observar los procedimientos que, lxs humanxs, llevamos a cabo como agentes sonoros a través de nuestros sistemas compuestos, en gran medida, por muchos tubos, (como el tracto vocal, por ejemplo). Luego, la pandemia nos invita a dar un vuelco hacia el silencio y, por ende, a la escucha como procedimiento vocal. En ese momento vislumbrábamos cómo mediante el silencio, era posible rastrear las otras voces, las que no suenan, las voces interiores, esas que parecieran quedar al margen de la categoría "voz" por su audibilidad tácita. Trabajar con las voces que no "suenan", nos condujo a modificar nuestra concepción del cuerpo como un productor de Voz, y en cambio, entenderlo como un contenedor por el que la voz se escurre como un fluido. Ineludiblemente, esta perspectiva le otorga a la Voz la potencia de agenciarse a sí misma, escurriéndose a través de los cuerpos en la propagación de su flujo. Junto con ello, una experiencia de mantralización, vivida al interior de una pirámide (El Cairo 2018), nos condujo a indagar en la canalización colectiva. Es, precisamente, a partir del concepto de canalización, del que se comienza a desprender el marco conceptual del "estado tubo".

En nuestro último montaje, volvemos dirigir nuestra atención al cuerpo, pero esta vez como soporte de la propagación vocal. Gracias a la colaboración de la artista Natalia Ramirez-Püschel, especialista en el estudio embriológico y el movimiento, retomamos nuestras investigaciones iniciales en torno a la fisiología vocal para reconocer al cuerpo como un organismo de funcionamiento tubular, que se forma a partir de un primer tubo y llega a convertirse en un gran manojo de tubos, a través de los cuales media su interacción con el mundo (arterias, esófago, intestinos, nervios, tracto vocal, etc). Una tecnología tubular diseñada para formarse a sí misma y canalizar voces incansablemente. Voces que reverberan en nuestras memorias embriológicas, voces ancestrales que viajan de tubo en tubo, canalizando saberes y misterios. Una tecnología que nos permite ingresar a un estado de escucha sutil, un estado de trance <tránsito> por la red de tuberías que conformamos.

En ese sentido, al referirnos al "estado tubo", estamos posicionándonos en una vereda post humanista que interpela la visión antropocéntrica de la voz, en tanto propone un vuelco en el vector de propagación vocal [organismo > voz]. Desde esta perspectiva, el "estado canal" nos invita a contemplarnos como canalizadores vocales, y no como productores vocales, reorganizando el sentido de la agencia [voz > cuerpo]. Además, la idea de "estado tubo" se enmarca dentro de una tecnología que, lejos de humanizarnos a través del lenguaje, nos ofrece un soporte para hallar nuevas convenciones y otras lógicas de sintaxis de la realidad. Nos conduce a peregrinar por los márgenes de las significaciones, a la escucha de voces que profanan propósitos y vocaciones, arrojándonos a la vertiginosa incertidumbre de la existencia. Una tecnología tubular que resuena incansablemente en la herencia libidinal de nuestras voces, escurriéndosenos en forma de aliento.

Ficha artística de Out the pencil

Equipo Creativo. Sebastián Chandía, Ximena Peña, Natalia Figueroa, Francisco Cancino.
Diseño Integral: Loreto Urrutia
Asesoría Teórica: Natalia Ramírez
Producción: Miguel Carvajal
Dirección: Francisco Cancino

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