PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Salvavidas de plomo

Por Ruperto Concha / resumen.cl

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Es impresionante comprobar qué cantidad de tontos de remate se sienten habilosos y logran avanzar en la política y en las fuerzas armadas, hasta ocupar altos cargos, incluso en países supuestamente muy civilizados del planeta.

Como vimos la semana pasada, el globo atmosférico chino que fue arrastrado por un ventarrón hacia territorio estadounidense dejó a los grandes medios noticiosos dando tales alaridos que el pobre Joseph Biden no tuvo más remedio que lanzar escuadrillas de sus mejores aviones de combate, de esos que cuestan más de 200 millones de dólares cada uno, para encarar lo que la "narrativa", o sea, el cuento publi-periodístico mostraba como una invasión china gravísima y peligrosísima.

Por último, para no parecer débil, hizo derribar el globo chino disparándole un formidable misil de esos que cuestan 400 mil dólares cada uno.

En tanto, una muchedumbre de supuestos testigos comenzó a dar cuenta de supuestos avistamientos de otros objetos voladores que también podrían ser espías de los chinos, o de los rusos, o, fíjese Ud., de fuerzas armadas alienígenas.

En serio. Y muchos lo creyeron. Incluso nada menos que el general Glen Vanherck, de la Fuerza Aérea estadounidense, que estaba a cargo de toda la operación y quien declaró ante la prensa que "yo no descarto la posibilidad de que nos estén invadiendo extraterrestres".

La febril operación dirigida por este general Vanherck logró detectar otros 4 ovnis más. Uno, sobre las Aleutianas, otro sobre Alaska, otro sobre el lago Hurón y un cuarto en territorio canadiense.

Pero a estas alturas el presidente Biden optó por tranquilizar a la nación señalando que nada apunta a que esos ovnis hayan sido aparatos espías de la China u otra potencia. Y lo hizo justo a tiempo, fíjese. Porque ya los representantes de la organización llamada "Brigada de Globos Chapitas de Botella Pokemón, de Illinois del Norte" alertaron que uno de sus globos había desaparecido mientras volaba sobre Alaska, y temían que la aviación lo haya confundido con un ovni alienígena.

El señor Ron Meadows, fundador de la "Brigada de Globos Chapitas de Botella Pokemón" destacó que su institución reúne investigadores con edades entre los 12 años y los 71, todos muy inteligentes y entusiastas, que reúnen dinero de sus bolsillos para financiar sus globos de observación que van desde los 12 dólares los más baratos, como el que al parecer derribaron en Alaska los aviones de la Fuerza Aérea, hasta otros muy superiores que pueden llegar a costar más de ciento veinte dólares.

El globo perdido en Alaska había sido uno de los baratos, pero lograba elevarse a más de doce mil metros.

Bueno, y como era de esperar, el jefe de gobierno de Ucrania, Volodomir Zelenski, ya había informado a la prensa occidental que también los rusos estaban enviando globos espía, por lo cual ya era urgente que los países de la OTAN le proporcionen los aviones de combate que ha estado pidiendo.

 

 

En tanto, en la Unión Europea, los efectos económicos y sociales de la guerra de Ucrania ya han comenzado a hacerse sentir en las bases políticas europeas. Las tres primeras elecciones de este año han marcado ya tímidos triunfos de una centro-derecha que se sabe débil y busca alianzas con la izquierda.

En la República Checa, fue elegido presidente el general retirado Petr Pavel, un excomunista integrado ahora al centrismo liberal que enfrentará a una oposición social-demócrata que es declaradamente hostil a la participación en Ucrania contra Rusia.

En Chipre, también la elección presidencial favoreció al candidato conservador, Nikos Jristodulidis, quien se impuso por un 1% sobre el izquierdista Andreas Mauroganis.

Pero la más significativa de las elecciones europeas hasta el momento es la regional de Berlín, Alemania, donde la Unión Cristiano-Demócrata, de centro derecha, recuperó fuertemente la mayoría que había perdido el año pasado ante el partido Social Demócrata.

En estas tres elecciones se advierte que la actual postura de la gente ya está mostrándose crítica ante los compromisos bélicos de la Unión Europea y la OTAN.

En tanto, en Gran Bretaña, la ola de huelgas sigue sacudiendo al ya precario gobierno derechista, a la vez que el Partido Laborista, tan venido a menos bajo la conducción de Tony Blair aparece ahora con posibilidad real de recuperar el gobierno británico.

Las manifestaciones callejeras en Londres han superado los 500 mil manifestantes cada vez.

También en Francia las huelgas y protestas anuncian un nuevo giro político que agrava la gobernabilidad presidencial de Emmanuel Macron, que ya perdió su mayoría parlamentaria mientras la izquierda aparece fortalecida pero también dividida con pocas voluntades de diálogo.

La reforma del gobierno al sistema de seguridad social, que posterga en dos años la jubilación, la edad de jubilación, ha provocado una reacción de verdadera furia en los sindicatos que indican que, con ese truco de la postergación, el gobierno le quita a los trabajadores casi 39 mil millones de euros anuales.

Junto al fortalecimiento de la izquierda francesa, también la ultraderecha se ha fortalecido enormemente, y la facción encabezada por Marine Le Pen está alcanzando un apoyo que, según las encuestas, ya superó el 24%, en circunstancias de que el presidente Macron no llega al 30%.

Y, ojo, en Francia tanto la ultra derecha como la izquierda son abiertamente opositoras a la actual conducción de la Unión Europea, y apoyan buscar el término de la guerra de Ucrania mediante negociación de paz con Rusia.

 

 

En todo ese contexto, aparece un grupo de cinco países europeos sólidamente comprometidos con la gran corriente estratégica de Estados Unidos articulada por la OTAN y el aparato administrativo de la Unión Europea.

El más consolidado y económicamente fuerte es Noruega, cuyo gobierno fue mencionado por el periodista Seymour Hersh como cómplice de Estados Unidos en la voladura de los gasoductos ruso-alemanes Nord Stream-1 y Nord Stream 2, bajo el Mar Báltico.

Gran Bretaña, aparece como un país aferrado a Estados Unidos en la actitud de un náufrago. Polonia, presentado como el país postulante a reemplazar a Alemania como la principal fuerza industrial y financiera de Europa, y que ya, de antemano, ha planteado la exigencia de que Alemania le pague una indemnización de más de un millón de millones de euros por los daños que causó durante la ocupación nazi.

España, que cuenta con el apoyo de Washington para rechazar de plano los movimientos independentistas de Cataluña y el País Vasco.

Grecia, que cuenta con la seguridad de la OTAN ante un posible enfrentamiento con Turquía, e Italia, al menos en el actual gobierno de predominio de la ultraderecha neoliberal.

Sin embargo, ya el actual gobierno italiano, encabezado por Giorgia Meloni, ha sido objeto de varios desaires en sus intentos de intervenir en las decisiones europeas sobre la guerra de Ucrania. Más aún, su poderoso aliado Silvio Berlusconi se ha distanciado de ella en cuanto al apoyo de Italia al régimen de Volodimir Zelenski en Ucrania.

De hecho, Berlusconi enfatizó que Zelenski provocó la guerra con sus sangrientos ataques a la población rusa del Donbass, que de hecho son rusos radicados ahí desde el siglo 18. Ese territorio le fue traspasado a Ucrania recién en 1954, por el gobierno soviético encabezado por Nikita Khruschev, quien a su vez era ucraniano.

 

 

Entre los elementos denunciados por el periodista Seymour Hersh en su reportaje sobre la acción terrorista de Estados Unidos contra los gasoductos Nord Stream, menciona dos elementos que ya antes habíamos señalado en estas crónicas: Primero, que el atentado se realizó exactamente horas después de que Noruega pusiera en funcionamiento un gasoducto suyo para abastecer a Polonia.

Y, segundo, que Alemania fue mantenida en la más absoluta ignorancia del proyecto criminal. Ello, porque en realidad Estados Unidos tenía razones para dudar de que el gobierno de Alemania realmente estuviera comprometido por completo con la estrategia de la OTAN de romper relaciones con Rusia.

Más aún, habría existido fundamento para sospechar de una posible alianza de Alemania y Rusia cuyo efecto sería la ruina para los intereses de Estados Unidos en Europa, y, en cambio, implicaría inevitablemente consolidar una integración económica euro-asiática que incluiría a la China, la India e Irán.

Es decir, según esos antecedentes, la guerra de Ucrania estaba ya programada con más de un año de anticipación, y el sometimiento de Alemania fue un episodio previsto junto con el desmembramiento territorial de Rusia.

Por supuesto, todos estos hechos han sido negados por Estados Unidos y la OTAN, y, pese a la tremenda importancia del reportaje de Seymour Hersh, periodista venerado por sus valientes crónicas en que reveló los secretos atroces de la guerra de Vietnam y luego los centros de tortura que tenía Estados Unidos en Irak, en Polonia y los países bálticos... pese a todo ello, esta vez la gran prensa occidental ha optado por ignorar estas nuevas revelaciones.

Ahora en la Alemania actual, el personaje más pintoresco, desatinado e ignorante del actual gobierno de Berlín ha sido nada menos que doña Annalena Baerbock, quien en sus muy juveniles y alocados 41 años, se desempeña nada menos que como presidenta del Partido Verde, y ministra de Relaciones Exteriores de Alemania.

Admiradora apasionada del presidente ucraniano Volodimir Zelenski y comprometida intensamente en la guerra de Ucrania, en las últimas semanas parece haber sufrido una peligrosa pérdida del control de sus palabras y sus afirmaciones.

Ya, durante la discusión sobre el envío de tanques para el ejército ucraniano, esta dama perdió la paciencia y declamó, con micrófono abierto y ante la prensa, que los países de la Unión Europea están en guerra contra Rusia.

Por cierto, desde Washington hasta Roma y desde Londres hasta Estambul, todos le hicieron saber que ningún país de la OTAN está en guerra contra Rusia. No, porque si estallara la guerra de la OTAN contra Rusia, esa sería la Tercera Guerra Mundial y los misiles hipersónicos con bombas atómicas harían un enjambre en la agonizante atmósfera del planeta Tierra. ¿Se da cuenta, señora?

Cuando se dio cuenta de la burrada que había dicho, comentó muy compungida que en el futuro ella iba a hablar muy poquito. Pero aun hablando muy poquito volvió a meter la pata, primero, al afirmar que en nuestro mundo hay países a cientos de miles de kilómetros de Alemania. O sea, en su entusiasmo lírico se olvidó de que la Tierra, nuestro mundo, sólo tiene 40 mil 75 kilómetros de circunferencia, y que esos países que ella menciona a cientos de miles de kilómetros, tendrían que estar en la Luna o algo así.

En otra ocasión, la ministra Annalena Baerbok afirmó que los tanques fueron armas de guerra en el siglo 19, y que los carros de asalto comenzaron a usarse en 1916. O sea, la desdichada en pocos segundos se equivocó en un siglo respecto de los tanques y en 4.500 años respecto de los carros de asalto.

Y ahora, hablando sobre la posibilidad de una negociación de paz en Ucrania, la pobrecita afirmó, con su cara bien seriecita, que para llegar a un acuerdo, el presidente Vladímir Putin tendría que cambiar sus ideas en 360 grados. O sea, la jefa suprema de la diplomacia alemana se olvidó de que un giro de 360 grados es volver exactamente al punto de partida. Seguramente ella pensó en 180 grados, pero le pareció que eso era muy poco.

Pero lo más grave de las tonterías de la señora Baerbock fue ir a hacerles confidencias al presidente Macron, de Francia, y al primer ministro Sunak, de Gran Bretaña, para que convencieran a su jefe, el primer ministro de Alemania, de mandar tanques alemanes a Ucrania. La pobrecita no se daba cuenta de que eso es traición al gobierno de su patria.

 

 

Bueno, mientras en Europa se cocinan en su propia salsa, en Estados Unidos los banqueros, aliados con Impuestos Internos, avanzan en sus preparativos para la gran revolución financiera del dólar. No más anticuado papel impreso. El nuevo dólar será digital. Pero no digital como las cripto monedas que se generan por fórmulas matemáticas y se transan en blockchains secretos, no.

Tampoco serán como el dinero que Ud. deposita en el banco y se maneja por computación. Ese dinero que uno maneja digitalmente es dinero real que está depositado en el banco. Y como es dinero real, es imposible de rastrear. Si Ud. paga algo con un billete de 20 mil, más otro de 10 mil, y otro de cinco mil y tres billetitos de a mil, ese dinero seguirá moviéndose, quizás pagará otra compra en otro lado, o un servicio o una propina, y nadie, en realidad, puede seguirle la pista al dinero que uno paga, ni cuántas operaciones se hicieron antes con ese mismo dinero que uno recibe. Eso, porque el dinero real es imposible de rastrear. Cada billete guarda el secreto de cuáles manos, bolsillos o billeteras visitó antes, y por qué razones fue entregado, qué se pagó con él.

En cambio, el dinero digital que se está preparando en Estados Unidos, no es dinero material. Es una cifra caracterizada y numerada, y cada vez que esa cifra esa transferida de una cuenta a otra, la operación queda registrada. Cuándo, cuánto, a quién, a qué hora, dónde Ud. hizo ese pago... y eso a través de todas las transacciones que Ud. haga: cuándo y dónde y cuánto recibió Ud., por qué, dónde, quién le pagó a Ud. eso, en fin... Mientras el dinero real es anónimo, el dinero digital en cambio, es una identidad registrada en una memoria implacable que puede ser revisada y analizada por quien tenga autoridad y acceso al sistema computacional que funcione como Banco Central o entidad emisora de dinero digital.

Asimismo, la autoridad con acceso a la computadora central que emite ese dinero, podrá eventualmente intervenir en su billetera digital de Ud. Por ejemplo, cobrándole los impuestos de compraventa, o, quizás, algún impuesto que Ud. haya olvidado pagar antes.

Si un gobierno decide legislar plazos fijos para que Ud. gaste el dinero que recibe, podrá enviarle a Ud. un mensaje advirtiéndole que debe hacer uso de su dinero antes de una fecha determinada. Y si Ud. no ha gastado su dinero en ese plazo, su dinero simplemente desaparecerá.

Y lo mismo si se establece una zona geográfica en que su dinero puede usarse. Digamos, una provincia, o un país, o una zona de acuerdos comerciales internacionales... Si eso se le viene encima a Ud, se encontrará con que su dinero no puede salir de esa zona.

Oiga... son ya muchos los grupos de personas que, dentro y fuera de Estados Unidos, están estudiando los efectos reales de la aparición del dinero digital, sobre todo del dólar digital, que pretende mantenerse como la moneda internacional.

Hasta ahora, prácticamente la opinión unánime es que el sistema de dinero digital es la puerta de entrada a un régimen totalitario, dictatorial y todopoderoso.

¿Aceptaría Ud. que un sistema computacional suficientemente rápido y eficiente le entregue a una oficina central todos los recursos para que sepa qué películas ve Ud., a dónde va de paseo, a quién le paga y por qué le paga, qué servicios noticiosos contrata, qué remedios compra, a qué horas Ud. hace sus gastos, y hasta qué limosnas de caridad hace Ud., y dónde las hace y por qué las hace?

 

En estos momentos hay mucha gente que está asustada. Tan asustada que prefiere la seguridad antes que la libertad.

Muchos alcaldes están llenando las calles con cámaras de vigilancia dotadas de sistema de reconocimiento facial y con enormes depósitos de memoria interconectados.

Ya las centrales de computación, con sus avances cuánticos, prometen poder cubrir prácticamente cada uno de los movimientos y hasta de las INTENCIONES de cada persona observada en la calle.

Y, claro, es posible que con esa vigilancia y ese control se alcance un óptimo de seguridad, de que las leyes sean cumplidas absolutamente.

Ud. hará todo lo que se le mande hacer, se portará decentemente, se mostrará risueño y feliz, o emocionado y lloroso, según corresponda.

Ah... y eventualmente recibirá asistencia profesional cuando ya no aguante más y decida zambullirse en el misterio sin retorno.

 

 

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!

Pero estar vivo es peligroso. Es buenamente peligroso.

No dejemos que nos lleven a una seguridad tan peligrosa como un salvavidas de plomo.

 

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