Queule y Pitao. Ambos monumentos naturales en peligro de extinción y ambos clavados con códigos QR por el proyecto minero de tierras raras encabezado por Aclara. Pese a contar con un programa de conservación que incluye estas especies, la Corporación Nacional Forestal no fue informada oficialmente por la empresa de la instalación ni el posterior retiro de los clavos.
Por J. Arroyo Olea
Corría marzo de 2023 y la empresa minera Aclara era duramente cuestionada por la presencia de clavos en especies de Queule y Pitao en los cerros de Penco, ambos monumentos naturales en peligro de extinción, los cuales se encuentran en el área donde pretende instalarse un proyecto minero de extracción de tierras raras.
En ese momento, la empresa declaró a RESUMEN que «Aclara solicitó al Centro de Semillas y Árboles Forestales (CESAF) de la Universidad de Chile una investigación pionera en nuestro país sobre el hábitat del Queule», ante lo cual se etiquetaron árboles con código QR y fijación de cobre. En la misma línea, Aclara señaló que «estamos completamente seguros que todos los estudios científicos de línea de base, desarrollados al interior de nuestra propiedad, cumplen con los requisitos técnicos y la suficiencia de información exigida por la normativa ambiental vigente».
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Ante esto, consultada la Corporación Nacional Forestal, ésta señaló que «no ha existido autorización para clavar los ejemplares de queule que se han denunciado. Se desconoce el estudio al cual se hace mención». En este caso, el rol del Conaf es fundamental, considerando que cuenta con programa de conservación de flora y fauna silvestre amenazada de Chile, el cual «pretende contribuir a la conservación de la diversidad biológica, con énfasis en las especies de flora y fauna nativa amenazada presentes en el SNASPE, en otros sitios de alto valor ecológico y en sectores ligados a la actividad forestal», donde entre las 14 especies de flora se encuentra encabezando la lista de prioridad el Pitao y Queule.
Días después de difundirse por parte de Fundación Keule registros de los monumentos naturales clavados, la misma organización publicó registros que daban cuenta del retiro de los clavos, señalando que «lo mínimo ante un proyecto que precisamente desarrolla un estudio para no impactar su hábitat con operaciones mineras».
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Sin embargo, la situación no termina ahí. Como Conaf no fue informada de la intervención a las especies catalogadas como monumentos naturales en peligro de extinción, tampoco lo fue del retiro de los mismos clavos.
Documentos compartidos a RESUMEN dan cuenta de fiscalizaciones realizadas por el propio organismo para dar cuenta de la situación. En el informe ejecutivo de inspección predial (disponible acá) realizado por el Departamento de Fiscalización y Evaluación Ambiental, se informa que la toma de conocimiento de la situación fue vía redes sociales, y que el 28 de abril se intentó realizar un terreno que no se materializó por «condiciones climáticas y las condiciones de los caminos por la lluvia de ese día».
Posteriormente, con autorización de Sebastián Rojas Tallarida -Gerente de Sustentabilidad de Aclara- «se realizó una inspección al predio el día martes 4 de abril del 2023. En esta oportunidad se visitaron 2 sectores, el primero de ellos con presencia de Queule (Gomortega keule) y el segundo con Naranjillo (Citronella mucronata) y Pitao (Pitavia punctata)», señala el informe.
Sin embargo, para el momento de fiscalizar, no se identificaron especies con QR clavados, sino que estos «se encuentran fijados a estacas enterradas en las cercanías de cada individuo». Posteriormente, Conaf era informada que «estas láminas con código QR estaban clavadas en el fuste a la altura del DAP (diámetro a la altura del pecho) con clavo de cobre de 4 cm de longitud, y que posterior a la denuncia en las redes sociales, estas fueron retiradas y puestas en estacas», sellando orificios con cera de abejas. Todo el proceso, sin presencia del organismo.
En el cierre del informe, Conaf señala la imposibilidad de determinar que esta acción haya podido afectar directamente a los ejemplares de especies en peligro de extinción. Concretamente, explica que «no se puede determinar si en el corto o largo plazo la acción de clavar un clavo y luego extraerlo del fuste, pueda afectar el estado sanitario o la sobrevivencia de cada uno de ellos». Ante tal situación, se recomienda por quienes fiscalizan realizar nuevas inspecciones para verificar daños.