Al menos 30 viviendas han sido destruidas por el fuego en la pequeña caleta de Punta Lavapié, en la comuna de Arauco, quienes debieron evacuar vía marítima en botes hacia Caleta Llico ante el avance del incendio.
Por Alejandro Baeza
Catastrófica es la situación de los incendios forestales en el centro-sur de Chile. Las extensas plantaciones de monocultivo de empresas forestales han llenado de material combustible como pinos y eucaliptus de miles de hectáreas, arrasando ecosistemas naturales, afectando la biodiversidad y poniendo en riesgo directo a las comunidades aledañas a las plantaciones.
Tal es el caso de lo ocurrido en Punta Lavapié, comuna de Arauco, caleta de pescadores que ya había sido terriblemente afectada por el terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010 y que hoy fue afectada por el fuego, provocando que sus habitantes tuvieran que evacuar vía marítima debido a que todas las rutas terrestres se encuentran cortadas.
La información oficial señala que serían al menos 30 las casas destruidas en el sector producto del fuego, no obstante, otras versiones señalan que podrían 45 viviendas y la escuela del sector.
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De acuerdo a informaciones de Soy Concepción, al menos 30 casas de la caleta de Punta Lavapié fueron alcanzadas por las llamas de los incendios forestales. Además, la escuela de la zona también habría resultado quemada.
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Estudios previos han determinado que las partículas de incendios forestales pueden ser más peligrosas para la salud que las del ambiente urbano porque contienen más compuestos tóxicos (hidrocarburos aromáticos policíclicos, quinonas, aldehidos y óxidos de nitrógeno) a altas temperaturas y con un tamaño muy pequeño.
El humo de los incendios forestales contiene aerosoles contaminantes y material particulado fino (menos de 2,5 micrones) material particulado ultrafino (menos de 1 micrón), incluyendo microparticulas nocivas de alquitrán.
Por otro lado, Antonio Lara, Ingeniero Forestal, profesor de la Universidad Austral de Chile e investigador principal de Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, publicó una columna de opinión en CIPER Académico donde señala que «los incendios son indeseables y traen grandes pérdidas. La más grave es la pérdida de la vida humana, o bien, las personas que resultan heridas, quienes pierden sus viviendas, sus pertenencias, sus medios de producción, las plantaciones, aserraderos, los bosques nativos, la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y un largo etc.»
El Informe a las Naciones de Incendios Forestales en Chile del CR2 señala que las plantaciones forestales son el tipo de vegetación que en términos de porcentaje, más ha incrementado su superficie quemada anualmente. Estas plantaciones «representan el 50% del área de los megaincendios, es decir, aquellos que consumen más de 10.000 hectáreas. Entre 1985 y 2018, este tipo de eventos han quemado 444.000 hectáreas en Chile».
Esta quema de biomasa puede generar devastadores impactos ambientales. El humo produce enormes cantidades de aerosoles y gases. Estas emisiones pueden causar grandes problemas para la salud y la visibilidad, así como incidir en el clima a nivel local y global.
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Las grandes cantidades de material particulado y ceniza emitidas, junto a la particular peligrosidad del finas partículas de alquitrán, son altamente nocivas para la salud respiratoria y cardiovascular.
El humo de los incendios forestales contiene aerosoles contaminantes y material particulado fino (menos de 2,5 micrones) material particulado ultrafino (menos de 1 micrón), incluyendo microparticulas nocivas de alquitrán. Éstas pueden entrar en los pulmones y alcanzar los alvéolos, pasando al sistema circulatorio.
Estudios previos en distintos países han revelado que la exposición al humo provoca mortalidad prematura, asma y reducción en la función pulmonar.
Cada temporada estival, más territorios del centro sur de Chile y Wallmapu, sufren por la megasequía y voraces incendios forestales que destruyen todo a su paso. Comunidades e investigadores/as apuntan a la industria forestal como uno de los principales responsables, junto a un Estado incapaz de prevenir y contener estas catástrofes.
Hasta ahora, varias investigaciones han descrito que la estructura homogénea o uniforme, característica de la composición de las plantaciones de monocultivos forestales de pino y eucalipto para uso comercial pueden promover una mayor dispersión del fuego al presentar abundante, inflamable y bien conectaba biomasa como combustible para la quema.
Investigadores han advertido que en el futuro, la coincidencia de condiciones cálidas y secas en un contexto de cambio climático, en conjunto con paisajes dominados por densas plantaciones inflamables y ricas en combustible podrían incidir en la propagación de incendios forestales cada vez más devastadores.
*Imagen de @CEBioBio