Desde los antiguos bosques de la comuna de Los Sauces (hoy sustituidos por monocultivo), en la provincia de Malleco, región de La Araucanía, la comunidad del Lof Llollohuenco encabeza una lucha que busca recuperar las tierras ancestrales del pueblo mapuche, enfrentándose a un sistema estatal y empresarial que, según el wekén (vocero), Marcelo Marín, los oprime y criminaliza. Su comunidad reclama un predio hoy propiedad Bosques Cautín, de la familia Von Appen, una de las más ricas y conservadoras del país.
Por Florencia Inostroza
Resumen entrevistó a Marín, quien explica que el movimiento no se reduce a una disputa por territorio, sino que es la defensa de toda una cultura y modo de vida: "Como defensa hoy en día estamos ejerciendo el legítimo derecho, en donde los estados tienen que ser garantes de que los pueblos indígenas puedan ejercer su derecho a la libre determinación, a la autonomía de restituir sus tierras y controlar sus territorios". Sin embargo, asegura que el Gobierno no solo no garantiza sus derechos, sino que además perpetúa prácticas colonizadoras al dividir y marginar al pueblo mapuche, mientras que mantiene una postura favorable hacia empresas forestales.
El conflicto del Lof Llollohuenco es con la empresa Bosque Cautín S.A. propiedad de la influyente familia Von Appen, forestal que ocupa tierras mapuche que, según el werkén Marcelo Marín, poseen títulos de merced de su familia desde hace generaciones.
Durante 70 años, la familia Von Appen, ligada al régimen Nazi, ha estado ligada al negocio portuario, el holding Ultramar, además alberga a la empresa Ultraport, las navieras Transmares y Ultragas y las portuarias Ultraterra, Depocargo y Sintrans. Actualmente, la empresa tiene presencia en 20 puertos del país, como Arica, Iquique, Tocopilla, Angamos, Antofagasta, San Antonio, Talcahuano y Coronel. Además son propietarios de la empresa forestal Bosques Cautín.
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"Estoy recuperando un terreno que era de mis abuelos, pero el Estado me tiene criminalizado, me persigue, me hostiga", denuncia Marín, quien asegura haber sido detenido y liberado como medida intimidatoria, en lo que clasifica prácticamente como un secuestro.
La presión hacia los líderes mapuche también incluye espionaje y criminalización. Marín relata haber sido secuestrado temporalmente por patrullas de carabineros y militares y acusado en procesos judiciales que, en su opinión, buscan debilitar la defensa de sus tierras. A pesar de esto, se muestra firme en su compromiso: "Le quiero decir a los tribunales chilenos y al Gobierno, que son los que han hecho leyes nefastas contra nosotros... Nosotros no vamos a bajar la guardia, los mapuche, conscientes, vamos a seguir luchando para defender nuestro territorio, para cuidar la naturaleza".
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El contexto de su resistencia va más allá de su comunidad, abarcando aspectos ambientales y de Derechos Humanos. El werkén recuerda que Chile firmó el Acuerdo de Escazú, que protege a defensores ambientales y de DDHH, pero sostiene que el Estado no ha respetado este compromiso. "Para mí es un placer inmenso poder trabajar en la defensa de la naturaleza, y sin embargo, en este sentido, se me está violando mi legítimo derecho", enfatiza.
La degradación medioambiental es un aspecto central en su denuncia. El integrante del Lof Llollohuenco señala que el monocultivo de eucaliptos y pinos, promovido por las forestales, ha desplazado a los bosques nativos y secado las fuentes de agua, afectando directamente la vida mapuche.
"Las forestales solo contaminan, agotan el agua, maltratan la naturaleza. Estoy tratando de limpiar un poco este monocultivo de eucalipto porque me está secando todo", explica. La visión de Marín y su comunidad es clara: recuperar y preservar el medio ambiente para que las futuras generaciones mapuche puedan disfrutar de un territorio sano.
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El compromiso de Marín no se limita a la resistencia local. Si no encuentra justicia en Chile, ha prometido llevar su caso a nivel internacional, donde espera que se reconozcan sus derechos sobre la tierra y su cultura. «La jurisprudencia internacional siempre da la razón a los pueblos indígenas. Lucharemos hasta que se respete el derecho de quienes defienden la naturaleza y a nuestra Mapu", concluye.
En la Araucanía, la tensión entre las comunidades mapuche y el Estado chileno se recrudece, al tiempo que líderes como Marcelo Marín alzan su voz para recordar que su lucha no solo es una cuestión de derechos, sino de dignidad y futuro.