[resumen.cl] El cuerpo del joven luchador y abogado de las luchas socioambientales, Pablo Rivas Sepúlveda, quien falleció tras complicaciones en su estado de salud, fue acompañado al Cementerio N°2 de Tomé por un gran grupo de personas que lo despidió con consignas, banderas, lienzos y una marcha desde la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria.

La tarde del lunes 23 de agosto se desarrolló el funeral de Pablo Rivas Sepúlveda, luchador social oriundo de Tomé quien falleció la noche del sábado 21 de agosto tras complicaciones en su estado de salud.

Su funeral fue precedido por una velatón realizada la tarde del domingo en la plaza de la comuna, mientras que este lunes se llevó a cabo una misa en la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé, donde un amplio grupo de personas asistió para despedirse del joven abogado de luchas socioambientales.

Tras el término de la misa, entre lienzos, banderas y consignas, el cuerpo de Pablo fue trasladado al Cementerio N°2 de Tomé, siendo acompañado por una marcha que acompañó el cortejo.

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Pablo fue parte de esa generación de estudiantes que impulsaron, entre otras cosas, la necesidad de colocar los conocimientos al servicio de los pueblos. De ahí que durante su paso por la Universidad no sólo militó en la entonces Fuerza Universitaria Rebelde (FUR), Comunidades Militantes y participó del Colectivo de Estudiantes de Derecho, sino que también se abocó a las luchas medioambientales ante el avance del extractivismo en los territorios.

Su participación en la históricas movilizaciones del año 2011 fueron sólo parte de las expresiones de protesta en las cuales participó Pablo Rivas. Durante los últimos años participó de la Coordinadora Territorial Tomé y continuó, en su calidad de abogado, acompañando a territorios que se enfrentaban a proyectos que impulsaban la devastación, formando también parte del Movimiento plurinacional por las Aguas y Territorios (MAT), Coordinadora en Defensa de los Territorios y la Escuela Popular Permanente.

Ejemplo de aquello fue su destacada participación apoyando a comunidades en conflictos socioambientales con grandes empresas como lo fue la pugna -aún latente- del proyecto GNL Penco-Lirquén (ex Octopus) y la minería de tierras raras que pretende instalarse en Penco.

Asimismo, Pablo también acompañó a habitantes del sector La Aguada de Yumbel, quienes enfrentaron hostigamientos por presuntos funcionarios de la Policía de Investigaciones al movilizarse contra una central hidroeléctrica. En esta línea, su apoyo a comunidades rurales y mapuche formaron parte del compromiso político que Pablo mantenía con los pueblos en lucha.

Una de sus últimas participaciones fue acompañando el aún existente conflicto del proyecto de sistema de transmisión Itahue-Hualqui, el cual pretende instalar una «carretera eléctrica» que cruzaría tres regiones del país, entre ellas el Biobío.

Con su clásico sentido del humor, profundo compromiso con las comunidades y siendo un activo participante de espacios político-sociales, Pablo Rivas Sepúlveda mantuvo su incansable convicción sobre la urgencia de las transformaciones que se mantienen como una necesidad urgente en Chile.

Pablo Rivas