El sector político del fallecido expresidente Sebastián Piñera está desesperado por poner su nombre en calles, obras públicas y hasta incluso se habló de una estatua. Acostumbrados a imponer su visión de la historia en los espacios durante 200 años, no ven nada extraño en ello.
Por Facundo Valderrama
Ahora este «debate» llegó a nuestra región, luego que el recién asumido gobernador regional, Sergio Giacaman, impulsara como una de sus primeras medidas el proponer nombrar como Piñera al nuevo puente ferroviario actualmente en construcción que atravesará el majestuoso río Biobío. Como si no hubiesen preocupaciones mayores de las que hacerse cargo, como los altos números de desempleo, proyectos extractivistas con eventuales gravísimos daños socioambientales, el peligro de los incendios forestales que nos amenazan como región cada verano y un largo etcétera.
Giacaman, quien durante el año y medio en que estuvo al mando de la región como Intendente del Biobío multiplicó por cuatro los aportes de dineros públicos a la Universidad San Sebastián, llevó a votación ayer miércoles en el CORE su idea de imponer este nombre, lo que fue aprobado por 18 votos a favor, 8 en contra y 3 abstenciones. Por lo que ahora todo está en manos de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) decidir si se suma al exitismo bananero o logra hacer prevalecer la razón.
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¿Pero cuál sería el problema? Bueno, si bien Sebastián Piñera tuvo una extensa vida política marcada por escándalos y delitos económicos (los más bullados: Bancard, Penta, Cascadas) y no está en la carpeta investigativa del Caso Hermosilla solamente porque se murió antes, lo más grave es que bajo su segundo gobierno se realizaron las mayores violaciones de derechos humanos desde la dictadura, con la represión policial y militar a las manifestaciones durante el Estallido Social.
Sebastián Piñera murió como imputado en diversos delitos, los más importantes, como violador de derechos humanos. Es más, es el único ex jefe de Estado que ha enfrentado a la justicia en esta materia junto a Pinochet.
Tras el accidente que causó su muerte hace un año, los medios que ahora promueven la idea de estatuas, calles o puentes, abordaron la noticia de una manera bastante vergonzosa, causando muchísimo cringe, como se dice ahora. Parecía que estábamos hablando de un prohombre, un genio, un renacentista... ¿un santo?
Esta ridiculez tuvo un choque brutal con la realidad el 11 de febrero, momentos previos a celebrarse la final de la Super Copa 2024 del fútbol chileno en el Estadio Nacional, entre Colo Colo y el chorero Huachipato, marcado por el retorno de Vidal al club albo, cuando decenas de miles de personas interrumpieron el minuto de silencio solicitado por la muerte del expresidente con el cántico «Piñera CTM, asesino igual que Pinochet», momento exacto en que los medios cortaron su campaña de beatificación.
Sebastián Piñera Echeñique es el responsable de masivas, sistemáticas y brutales violaciones a los derechos humanos consignadas por diversos organismos nacionales e internacionales, como Naciones Unidas, Amnistía Internacional y hasta incluso el tan cuestionable Human Rights Watch. El violador más grande desde Pinochet en este aspecto, que dejó como consecuencia muertes, mutilaciones, agresiones sexuales, miles de personas heridas y cientos con trauma ocular.
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¿Murió sin enfrentar la justicia? Sí, lamentablemente.
¿Murió inocente? Para nada, sólo se fue antes, pero murió como imputado, por mucho que nos quieran lavar su imagen a la fuerza en todos los medios y sus seguidores en la institucionalidad.
Además, en una región con tanta identidad, nos quieren imponer un nombre santiaguino que no tiene nada que ver con la zona, a pesar que haya tanta figura relevante en nuestra región que realmente construyó muchos puentes. Sólo por poner un por ejemplo: la penquista Inés Leonor Enríquez Frödden, la primera mujer diputada en la historia de Chile. Todo un hito para el país y un orgullo para Concepción que estuvo en la vanguardia y edificó el puente para que luego muchas más cruzaran por éste.
O hagamos una consulta ciudadana como proponen organizaciones sociales, para que sea el pueblo del Gran Concepción que decida el nombre que quiere para su puente y que no sea impuesto desde arriba, para no dar vergüenza como país bautizando obras con nombres criminales.