[resumen.cl] Según estadísticas de la Universidad de Oxford, el estado de Israel lleva vacunadas al 61,7% de su población, muy por sobre los promedios de naciones del norte global como Estados Unidos (10,5%), Alemania (3,6%), Francia (2,7%), Holanda (1,9%).

Las estadísticas de Israel son siderales si las comparamos con Latinoamérica, donde los países más avanzados apenas superan el 1% de su población vacunada: Costa Rica, Argentina y Chile.

Los estados europeos quisieran ir más rápido en el proceso de vacunación, tienen un sistema sanitario que se los permite, sin embargo se han encontrado con serios problemas de abastecimiento y cumplimiento de las partidas de entrega por parte de las grandes cadenas farmacéuticas. En cambio Israel no ha tenido ningún problema de abastecimiento y avanza raudo en su meta de completar una vacunación total de la población israelí (no palestina) antes de mayo de este año.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta es simple, Israel aceptó todas las condiciones impuestas por las cadenas farmacéuticas en los contratos secretos que se han develado en algunos países. Israel incluso ha entregado los datos de toda su población vacunada. Recordemos que Israel posee un sistema único y público de salud, o también llamado sistema universal, que posee un sistema digitalizado de datos de toda su población. Por su parte, las instituciones palestinas negocian con Rusia la llegada de la vacuna a estos territorios.

En Sudamérica se filtró información que la farmacéutica estadounidense Pfizer pedía entre otros como garantía de los pagos al estado Argentino; Glaciares de la Patagonia y permisos de pesca en aguas australes.

Otro dato apunta a que en envió prioritario a Israel tendría un costo mayor en términos económicos por vacuna, cuestión que las autoridades israelíes no han desmentido. Lo que claramente puede marcar un precedente y es que las farmacéuticas abastezcan primero a aquellas naciones que garanticen un mejor pago.

Israel no ha entregado vacunas a las autoridades palestinas de los territorios ocupados, contraviniendo la Cuarta Convención de Ginebra, que responsabiliza al país ocupante el control de epidemias y enfermedades contagiosas.

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