[resumen.cl] Empresas forestales asentadas en Chile y Wallmapu, junto a fondos de inversión extranjeros que están comprando tierras, buscan aumentar su promoción como ambientalmente sustentables. Para intentar mitigar el cambio climático pretenden potenciar el secuestro de carbono de la atmósfera por sus árboles monocultivados a gran escala (pino y eucalipto). Pero los impactos socioambientales causados por el negocio forestal, junto a las características propias de estos monocultivos y su circuito de mercancías volverían poco viable esta estrategia.
En el proceso de fotosíntesis, organismos fotoautotrofos (cianobacterias, algas y plantas) convierten la energía lúminica en energía química a través de la respiración celular
Esta energía química es almacenada en moléculas de carbohidratos, las cuales son sintetizadas desde el dióxido de carbono y el agua
Y los árboles diseñados para ser cosechados con el mejor rendimiento en términos de madera y celulosa, también pueden secuestrar el exceso de carbono de la atmósfera. Este dióxido de carbono, que junto a otros gases invernadero, contribuye al cambio climático, proviene de la quema de combustibles fósiles, los cambios de uso de suelo, la deforestación, el modo de producción agroindustrial y otros factores asociados a la degradación ambiental generalizada de la biosfera
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En años reciente, fondos de inversión extranjeros han ido comprando tierras a empresas forestales asentadas en Chile, y estarían buscando activos que le permitan promocionarse como sustentables.
Sin embargo en Chile, bajo el escenario en que se instauró y se ha desarrollado el negocio de los monocultivos forestales, estas condiciones de presunta mitigación climática presentan serias dudas y además, tendrían un potencial mucho menor.
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El asentamiento del negocio forestal reemplazando la vegetación en zonas que albergaban bosques nativos hasta hace pocas décadas; la contaminación, conflictos sociales, laborales o el riesgo sanitario asociado a la industria de celulosa; en conjunto con las nocivas técnicas de cosecha a tala rasa, el alto riesgo de megaincendios en los monocultivos y las alteraciones en el ciclo del nitrógeno que tienen un efecto degradante en los suelos como reservorios de carbono.
Todo esto en suma, volvería contraproducente este objetivo empresarial de blanqueo ambiental.
¿Por qué es mala idea apostar a una estrategia de mitigación climática basada en monocultivos forestales?
Pero un estudio recientemente publicado, titulado «Deberían las invasiones de árboles ser usadas en ecosistemas sin árboles para mitigar el cambio climático» aborda las problemáticas de esta estrategia.
El estudio fue fue publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment y se encuentra disponible para su descarga gratuita
La publicación constata que el permitir intencionalmente o promover la invasión de árboles no nativos (en el caso de Chile, pino y eucalipto) en áreas caracterizadas por vegetación sin árboles podría contribuir a la mitigación del cambio climático por el simple incremento en el secuestro de carbono de la atmósfera.
Sin embargo, el estudio indica que aunque esta estrategia puede sonar muy atractiva, presenta varios enfoques problemáticos.
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El estudio señala que primero, las especies de árboles invasores no siempre incrementan el secuestro de carbono de la atmósfera debido a la gran ocurrencia de incendios o la reducción del suelo.
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Segundo, la disminución del albedo (o porcentaje de radiación solar reflejada de vuelta al espacio) en áreas invadidas puede incrementar la absorción de radiación solar, compensando de esta manera el potencial secuestro de carbono.
Y tercero, que las invasiones de árboles frecuentemente tienen efectos negativos sobre la biodiversidad, las oportunidades económicas y el consumo de agua.
El estudio concluye que tales problemáticas son suficientes para aumentar las dudas sobre la estrategia de expansión de especies no nativas en áreas con vegetación sin árboles.
Imagen principal: Vista desde el cerro Name del paso del megaincendio forestal de monocultivos de pino y eucalipto «Las Máquinas» en la región del Maule en enero de 2017. Este incendio consumió 183.946 hectáreas en tres comunas (Empedrado, Constitución y Cauquenes) y es considerado el incendio más grande registrado en la historia de Chile