OPINIÓN| Fundaciones y el intento de monopolización de la educación de personas jóvenes y adultas

Ante la próxima discusión en el Senado del sistema de subvención de una nueva modalidad educativa, el autor de esta columna aborda el riesgo que significa su aprobación y los posibles impactos al financiamiento de la ya existente modalidad de Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA).

Por Jorge Cortés*

En junio del año 2022 se llevó a cabo  la Séptima Conferencia Internacional de Educación de Adultos, el cual corresponde a un esfuerzo internacional dirigido por la UNESCO en donde los países miembros se comprometen a aplicar estrategias y políticas desarrolladas en las sesiones que establecen un marco de acción que buscan mejorar el aprendizaje y educación de los adultos.

Este hecho, que nace desde el término de la Segunda Guerra Mundial, se lleva a cabo cada 12 años, estableciendo Marcos de Acción que rigen durante una década, siendo el último el Marco de Acción de Marrakech o también conocido como MAM (Bautizado así porque se llevó a cabo en la ciudad de Marrakech, en Marruecos). Estas conferencias que se originaron con fines nobles en una época de devastación después de la guerra, buscaba promover a la educación como la herramienta fundamental para reconstruir a las sociedades y a las economías, la democratización haciéndola accesible sin importar la edad o condición social y la cooperación internacional entre diferentes culturas.

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Pues, solo la educación y sobre todo la de adultos contribuye a que las sociedades sean más justas, equitativas, y ayuda a prevenir futuros conflictos por medio de la comprensión entre las personas. Como mencioné anteriormente, se establecen marcos y acuerdos de gobernanza que hoy están orientados en cumplir con los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la OEA, sobre todo el ODS 4 que tiene la finalidad de garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad, promoviendo oportunidades de aprendizaje permanente para todos, teniendo como cuestiones prioritarias trabajar la igualdad  de acceso, la alfabetización de las mujeres, el aprendizaje digital, el cambio climático. Esto, sujeto al rediseño de los ecosistemas de aprendizaje, la garantización de la calidad y el aumento del financiamiento por parte de los países miembros con una asignación de al menos el 4-6 por ciento del PIB y/o al menos el 15-20 por ciento del gasto público total en educación. Una breve reseña para entender la filosofía detrás del todo. 

En la práctica, hace algunos años esto ha evolucionado integrando de manera creciente a los jóvenes rezagados del sistema tradicional conformando una modalidad denominada de Educación de Personas jóvenes y Adultas (EPJA). Hoy podemos decir que esta modalidad es innovadora, usando estrategias, metodologías y enfoques muchas veces antes que su contrapartida tradicional.

La EPJA es como debería ser la educación, una fuente de equidad e integración en donde prima la diversidad cultural, sexual, socioeconómica y de edad. Es un lugar en donde escasamente llegan recursos, pero que sin embargo, hay una militancia en la EPJA por parte de las comunidades educativas como se ha acuñado durante el último congreso nacional e internacional realizado este octubre pasado en Chillán, que yo prefiero denominar como cultura EPJA, de hacer mucho satisfaciendo las necesidades educativas de todos los estudiantes con subvenciones paupérrimas y sin tener financiamiento extra como el que proporciona el Plan de Mejoramiento Escolar (PME).

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Es por esto que lo llamo cultura EPJA, porque al igual que la definición de cultura de la UNESCO, tomamos y asumimos rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que son característicos de una sociedad o grupo social, que en nuestro caso es nuestra convicción y vocación en la educación de personas jóvenes y adultas.

Cómo se dice "NO CUALQUIER PROFESOR ES CAPAZ DE HACER CLASES EN LA EPJA". La mayoría se intimida, se aburre o lo ve como poca cosa, total es un 2 por 1. Pero para lograr llevar a cabo una enseñanza que genere aprendizajes significativos, hay que deconstruirse profesionalmente y llegar a un equilibrio sagaz y criterioso llamado flexibilidad, que es lo que caracteriza a esta modalidad.

Hoy por hoy, la EPJA de Chile es reconocida internacionalmente por ser estructurada, por tener más de 80 años de historia adaptándonos a los desafíos actuales, los que han conducido a desarrollar competencias docentes específicas y estrategias pedagógicas adaptadas a nuestra realidad. Hoy por hoy, la EPJA trabaja con el apoyo de instituciones de educación superior como la Red Universitaria para la Educación de Personas Jóvenes y Adultas (RUEPJA), constituida por 5 universidades públicas, además de instituciones nacionales e internacionales. 

Hoy por hoy tenemos diez congresos nacionales e internacionales, por lo que podemos decir con propiedad que hemos madurado las mejores prácticas para abordar las problemáticas educativas de nuestra sociedad, tanto en el ámbito académico, como en lo personal y social de nuestros estudiantes. Todo esto, alineado por las redes pedagógicas bajo el alero ministerial, teniendo 52 redes nacionales de Arica a Punta Arenas en donde se intercambian experiencias, se escriben libros y se publican artículos valorando las trayectorias de vida y académicas de los estudiantes y docentes. 

Entonces, a pesar de todos estos antecedentes (claramente se han sumado más a la fecha), en el primer gobierno de Sebastián Piñera, el ex ministro de Educación, Raúl Figueroa, con bombos y platillos presentó la panacea a los graves problemas de deserción escolar que estaba y está enfrentando nuestro país. La modalidad de reingreso con una puesta en escena llamada aulas de reingreso, la cual está aprobada por el Consejo Nacional de Educación desde el año 2021, pero que actualmente se discute en el Senado la forma de subvención.

He aquí la preocupación y el disgusto de miles de trabajadores de los Centros Integrales de Educación de Adultos (CEIA), de los liceos y escuelas que tienen tercera jornada. Porque a la ya paupérrima subvención, la aprobación de la subvención de esta nueva modalidad conducirá a que los recursos se sigan diluyendo y con esto siga aumentando la cantidad de establecimientos educacionales que año a año están cerrando por falta de financiamiento. Estos cierran porque el sistema de subvención reconoce a estudiantes asistentes en el aula, pero no entiende que en EPJA hay estudiantes intermitentes, con trayectorias muchas veces interrumpidas por problemas familiares, trabajo, drogadicción, pero pese a todo los establecimientos  están disponibles con todos sus servicios para atenderlos durante todo el año escolar, nivelarlos cuando vuelven, acción que hacen en masa al término del primer semestre y al término de año, permitiéndoles de este modo cerrar un ciclo.

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El tema es que trabajamos diariamente con estudiantes de entre los 15 (si cumple con los requisitos y evaluación de los equipos directivos) a los 81 años, y justamente la modalidad de reingreso creada por esta gente especializada en crear y vender necesidades la dirigieron a jóvenes de entre 12 y 21 años que han estado fuera del sistema educativo por más de dos años. Es este punto el que se torna problemático y peligroso, ya que según los últimos estudios presentados en el X Congreso nacional e internacional de la EPJA, como el de las redes pedagógicas de la provincia de Concepción, alrededor del 53% de las matrículas de la EPJA en esta provincia que involucra a 12 comunas, la constituyen estudiantes entre 15 a 20 años, situación que es una tendencia a nivel nacional.

He aquí la desdicha, he aquí la preocupación. Esto se suma a la negligencia del Estado chileno en no cumplir con sus compromisos internacionales de aumentar el financiamiento en esta modalidad. Todos entendemos la importancia de abordar la deserción escolar y somos creyentes de que somos una respuesta educativa eficaz a esta problemática. Sobre todo porque la deserción escolar y su remisión como enfermedad social involucra otro tipo de voluntades y de políticas públicas que incentiven a que se vuelva a creer en la movilidad social resultado de una educación integral. Voluntades como, por ejemplo, lo que se discute hace años para lograr un cambio en la subvención escolar actual, que obedece al libre mercado aferrándose como recién nacido al pecho de su madre en la asistencia de los estudiantes en el aula, motivo por el cual cuando está terminando el año, hacen  dibujar tanto a su pupilo a pesar de que ya tienen el promedio anual cerrado, deben seguir asistiendo porque de lo contrario peligra la subvención o como decían por ahí "las clases que no se hacen, no se pagan".

Que ironía que los que más exigen asistencia, son los que menos van a la pega. Ahora, si hablamos de subvención entre modalidad EPJA y de Reingreso, según algunos datos habría una diferencia a favor de esta última del 79%, por lo que dejaría a la modalidad de Educación de Jóvenes y adultos en un estado terminal. 

Ahora, hago referencia al título de mi comunicación escrita. Si analizamos los principales interesados en aprobar la subvención de esta modalidad que es innecesaria cuyos recursos podrían designarse a la EPJA para fortalecerla, encontramos a personajes políticos de centro derecha, más bien de derecha, que en conjunto a fundaciones católicas llevan un tiempo pagando reportajes y columnas en diferentes medios de prensa masivos haciendo alarde de la modalidad de reingreso y todo el bien que va a hacer por nuestra sociedad.

Actores como Fundación Súmate, que sistemáticamente han publicado noticias en desmedro de la modalidad EPJA, siendo que en su actuar las aulas de reingreso usan todo el fundamento teórico, bases curriculares y herramientas elaboradas por la EPJA tras décadas de análisis, de ensayos y errores, se muestran como la novedad y mientras brillan bajo el foco superfluo de los medios de prensa "sobornables", dejando a su hermana pobre haciendo la pega, pelando el ajo y generando cambios significativos en la educación chilena.

Es que es muy claro el intento de monopolizar la educación de jóvenes y adultos. Bueno, qué más vamos a pedir, si ya monopolizaron el agua, ya monopolizaron el mar, ya monopolizaron nuestras vidas, solo les faltaba la educación de adultos que pasaba desapercibido. Es mi intención recalcar entonces, que NO ES NECESARIO financiar una nueva modalidad, ya que la EPJA ha sido, desde hace décadas, el espacio dedicado a la revinculación educativa, permanencia escolar desde una mirada pedagógica, social, emocional y cultural, valorando sus trayectorias de vida, satisfaciendo las necesidades y requerimientos de las personas que han decidido interrumpir sus trayectorias educativas desde la mirada de la Justicia Social.

Bueno, en fin para qué ser tan mala onda y fastidiar el negocio. Por último restrinjan la modalidad de reingreso de 12 a 14 años, y ahí sí que estarán siendo un apoyo y un aporte en disminuir la deserción escolar. Ahora díganme ¿En qué otro país del mundo existe la modalidad de reingreso?. Ojo, que no esté dentro del contexto de la EPJA.

*Jorge Cortés es profesor de Ciencias Naturales. Jefe Unidad técnica Pedagógica del CEIA Janequeo y  coordinador de redes pedagógicas.

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