La unidad más antigua de la nociva central termoeléctrica anuncia su retiro del sistema eléctrico nacional ante el auge de proyectos de energías renovables y en concordancia con la estrategia de descarbonización. Sin embargo, los impactos generados durante décadas por esta actividad empresarial en la salud de la población local permanecen poco evaluados.

Por: Vicente Lagos Isla

La multinacional del negocio energético Aes Andes pidió a la Comisión Nacional de Energía (CNE) el retiro anticipado de la Unidad 1 de la termoeléctrica a carbón Ventanas en la Bahía de Quintero.

La empresa solicitó permiso para saltarse tramitaciones de 24 meses para informar desconexión y cierre. El requerimiento fue concedido por la entidad.

Cabe señalar que la Unidad 1 de esta termoeléctrica ya se encontraba en estado de reserva estratégica desde diciembre de 2020. Su capacidad es de 114,2 MW.

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En una carta citada por ADN Radio la multinacional explicó que «Al 2025 la compañía habrá retirado de su portafolio o puesto a disposición de retiro el 72% de las plantas a carbón que tenía antes de comenzar la ejecución de su estrategia Greentegra en 2018".

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El impacto que la termoeléctrica dejó en la zona

Los daños colaterales asociados a la generación eléctrica a carbón están ampliamente estudiados y en el ámbito de la salud se traducen en enfermedades crónicas, pulmonares y en algunas evidencias de cánceres asociados a metales pesados arrojados por la combustión del carbón.

En 1966, comenzó a funcionar la central termoeléctrica Ventanas I con una potencia de 120 MW. En 1977 se puso en marcha la termoeléctrica Ventanas II con una potencia de 220 MW. En 2006 se instaló la central termoeléctrica Nueva Ventanas de Gener que comenzó a funcionar en 2010.

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Un estudio de 2015 se encargó de tomar muestras en distintos tipos de suelos que reportaron la acumulación de metales pesados como: cobre, arsénico, mercurio, plomo, cadmio y hierro, los que sobrepasan en un 99% lo permitido por la norma canadiense. Las fuentes son señaladas como la fundición de cobre de ENAMI y las termoeléctricas de AES Gener.

Un estudio publicado en 1999 concluyó que la salud respiratoria de la población infantil residente en el área industrial de Puchuncaví se ve afectada por los altos niveles de PM10 y SO2