La Sociedad de Fomento Fabril salió a responderle al mandatario, Gabriel Boric, luego de que el presidente planteara la necesidad que el negocio forestal fuera repensado a largo plazo.

Por Felipe Soto Cortés

Los formidables megaincendios que han azotado las regiones de ñuble, Bío Bío y Araucanía este 2023 no han sido suficientes para que el gran empresariado tome conciencia de los desastres socioambientales y el drama humano que provoca el desregulado negocio forestal en Chile.

Nacimiento quedó con más de dos tercios de su territorio devastado y Santa Juana, en voz de su alcaldesa Ana Albornoz, quedó con más de la mitad de sus viviendas rurales carbonizadas.

Al parecer, algo de los planteamientos de Albornoz alcanzaron a permear al presidente.

Boric señaló en su pasó por Quillón, otra de las comunas siniestradas año a año por los megaincendios de las plantaciones forestales: "No me cabe cabe ninguna duda que se viene un debate de una mejor regulación, en particular respecto a la industria forestal, para que estas situaciones que estamos viviendo, en lo que se pueda prevenir, se haga".

Sus palabras causaron casi una inmediata respuesta de los empresarios. Y es que no es menor: no están acostumbrados.

El negocio forestal ha sido subsidiado por el Estado chileno a través del DL 701 hace décadas, en lo que se ha transformado e un pingüe negocio para dos familias pertenecientes a los superricos chilenos: Los Matte y los Angelini. Lejos de regularlo, el estado lo ha fomentado permitiendo su extensión por todos lados, llegando en ocasiones a los patios de sus vecinos.

La SOFOFA señaló mediante un comunicado que es "improcedente y totalmente fuera de contexto que las autoridades abran un debate sobre la industria forestal" . Si, al propio presidente.

El gremio aludió en el comunicado a la importancia del sector en el combate a los incendios forestales, eludiendo por cierto, explicar la responsabilidad de la industria forestal en ellos.

Pero la población en general parece estar consciente del asunto. Hoy, el silencio de los mass media sobre la responsabilidad de la industria forestal en la tragedia, no acalla el ruido en las redes sobre el evidente descontrol de los monocultivos.

Puede haber pirómanos, pero la industria pone el combustible en forma de miles de hectáreas de monocultivo intensivo.

Que el bosque nativo es importante, que es necesario buscar otro modelo de desarrollo, que no puede ser que cada año debamos sobrellevar la tragedia forestal son parte del abanico de cuestionamientos de vecinos y organizaciones sociales.

Pero así también se abre el otro debate: ¿Cuál es ese modelo que buscamos? ¿Cómo provocamos una salida beneficiosa para la población? ¿Cómo rehabitamos el campo? ¿Cuándo dejaremos de verlo como algo secundario? ¿Cómo protegemos nuestras fuentes de agua?.

Respuestas a estas preguntas hay bastantes. Salidas productivas y que promuevan una relación de equilibrio ecosistémico han sido estudiadas por años, por décadas.

No obstante las declaraciones de la industria forestal apuntan justamente a silenciar ese debate.

A convencernos a través del garrote comunicacional, que es más probable que se acabe el mundo, antes que se ponga freno a la industria forestal.

Foto: Richard Von Appen, presidente de la SOFOFA. Tomada de ICARE