El periodista y escritor Javier Rebolledo, con larga experiencia en temas de violaciones a los derechos humanos, comentó a RESUMEN que los últimos casos conocidos por la opinión pública de espionaje a periodistas, entre ellos Mauricio Weibel y Santiago Pavlovich, no son nada nuevos. De hecho, él mismo se encuentra en este listado y contó diversas historias en que ha estado frente a frente con amedrentamientos militares y estrategias mafiosas con tal de proteger a integrantes corruptos de las instituciones.
Por Christopher Cortez
Conversamos con Rebolledo en una entrevista que puedes leer a continuación:
¿Te has dado cuenta que eres perseguido antes que salga a la luz pública o te has enterado después?
A lo largo de mi carrera periodística, me he dado cuenta varias veces de seguimientos, amedrentamientos o intromisión por parte del Ejército. Por ejemplo, cuando estaba en La Nación Domingo, en el año 2007 escribí un reportaje con mi colega Javier Paz, respecto de cómo vivían los militares en una cárcel cinco estrellas que había en el Penal Cordillera, donde tenía salas de cine subterráneo, canchas de tenis, pistas de recortan, cancha de fútbol, casino, almuerzo y desayuno en la cama, televisor, etc., era una cosa fastuosa.
Para hacer ese reportaje tuve que entrar, entonces se indignaron porque no supieron cómo lo logré por el hecho de ser entradas reducidas a personal, con tarjetas y una serie de tecnologías. A partir del momento de la publicación del reportaje, a cada reunión que yo iba, ya sea en la calle, en el metro, o estaba en un bar, se me comenzó a aparecer una persona que se paraba o sentaba a mi lado. Tenía aspecto militar. Me pasó entre una semana y diez días, donde lo vi en una cantidad enorme de ocasiones.
Me asustó esta situación y fui a conversar con el jefe nacional contra el crimen organizado de la Policía de Investigaciones, Rafael Castillo, quien me preguntó: "A ver, 'Javierito', ¿usted lo ve?" "Sí, lo veo", contesté. "Entonces no es seguimiento. Si ellos quisieran seguirlo, usted no lo vería nunca. Eso es amedrentamiento", me señaló. "La próxima vez que usted se encuentre con uno de ellos, vaya y dígale algo", dijo.
Después de esto, fui al Café "Las lanzas", estaba con mi colega Javier Paz, y le conté esta situación. Justo cuando le estaba contando, apareció este tipo. Javier se puso muy nervioso y me dijo que "efectivamente parece militar vestido de civil". Él estaba con una mujer, yo me acerqué, le pedí fuego, y no me miró. Volví a pedir fuego, al lado, a medio metro de distancia, y siguió hablando como si yo no existiera. Ella se puso nerviosa, me pasó el fuego y se lo devolví a él, lo puse al lado de su mano. Esa fue la última vez que lo vi.
En La Nación, por ejemplo, me sucedía que los reportajes que íbamos a publicar referentes al Ejército y que los conocíamos nosotros, un círculo de dos o tres periodistas máximo, el Ejército se enteraba antes y, a través de La Moneda, presionaba al diario para que bajáramos los temas. Se hacía un trabajo de inteligencia dentro del medio. No sabíamos si los computadores estaban "pinchados" o si había micrófonos. Nosotros no somos expertos para saber esas cosas.
Más allá de la persecución a tu persona, ¿Qué opinas de que el Ejército le mienta al poder judicial para perseguir a periodistas?
Lo encuentro una muestra más de la inmoralidad y sistema de mafia con la que funciona el Ejército, y a la cual se han plegado las fuerzas armadas, no en servicio de la defensa de la patria sino en una defensa corporativa. Le mienten a un ministro de la Corte de Apelaciones para espiar a Mauricio Weibel. Después, tenemos que le mienten a la justicia poniendo el nombre de un tal Carlos Farías, interviniendo en realidad los teléfonos de Rafael Harvey y el cabo Sergio Tudesca, denunciantes de corrupción. Eso es engaño: fácil, sencillo y burdo.
De esa burla al sistema judicial ellos no dicen nada. Sin embargo, cuando aparece una parodia que alude a un personaje ficticio del Ejército, se sienten ofendidos por la importante labor que cumplen en la pandemia... ¡es la labor que tienen que cumplir, para eso están!, ¿o los vamos a mantener todos los chilenos para que no hagan nada? No deberían "llenarse la boca" por cumplir esta función, porque además les están pagando y tienen las mejores pensiones de Chile.
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¿Qué rol crees que debe jugar la prensa para que la democracia se aprecie como tal?
El rol de la prensa es, por un lado, investigar, por otro, generar lazos efectivos de comunicación entre las denuncias y la gente. Mientras más entrevistas y trabajos se hagan en medios como éste, en La Tercera, en El Mostrador o donde sea, se genera socialización de estos temas para que se ventilen.
¿Qué tan común es este tipo de observación por parte de Fuerzas Armadas hacia periodistas?
Ya mencioné dos casos que no tienen nada que ver entre sí. Tengo otro, cuando metieron preso a Cristián Labbé en 2014. Me llamaron a una entrevista al programa El Informante, en vivo y, mientras yo estaba en ella, desconocidos se metieron a la Editorial Ceibo y se robaron equipos y discos duros, pero dejaron billetes en el piso perfectamente ordenados. ¿Qué es eso? Un mensaje siciliano de la mafia. Te están diciendo: "yo no soy un delincuente común, yo no quiero plata. Cuídate". Ese tipo de cosas ocurren.
¿Has conversado con otros colegas afectados? ¿Piensan tomar alguna acción legal en respuesta?
Yo me voy a hacer parte de la causa del diputado Leonardo Soto, de la que ya son parte Rafael Harvey y Mauricio Weibel, porque hay muchas diligencias más que solicitar. Es una querella de acción pública de la cual uno puede solicitar hacerse parte.
¿Qué sanciones crees que deberían recibir los uniformados y civiles involucrados en este hecho?
Sanciones penales. No soy experto en la materia pero me parece grave. Se está haciendo abuso de la fe pública. Por un lado, de los Tribunales de Justicia, que debieran también hacer bien su trabajo verificando que no los engañen con los números de teléfono, y por supuesto hacia la gente, porque se está utilizando este mecanismo para proteger a gente corrupta. No se está cuidando la seguridad nacional, la cual no se amenaza con las denuncias de corrupción, al contrario.
¿Qué opinas de los comunicados y llamados que han surgido últimamente respecto a contenidos de la televisión? Hay periodistas que aseguran que esto no es nada nuevo.
Lo del presidente de la República con La Red me parece patético. No saben nada de lo que está pasando. Parecen no darse cuenta de lo que sucedió el 18 de octubre de 2019 y la necesidad de democratización urgente que ha derivado en una convención constituyente. Es una persona que cree que estamos operando bajo la lógica de los "llamaditos" telefónicos y de ejercer influencias que vayan en sentido del amedrentamiento. Me parece que, como se dice en vulgar chileno, "no cachan ni una". Esto le pasa al presidente, un poco, por falta de roce e inteligencia, pero también por una soberbia implícita.
Por otro lado, las solicitudes del Ejército y las otras ramas, también muestra una desconexión total. Parece que no se dan cuenta que lo que se está denunciando es grave y, en vez de ser humildes, hacen una especie de ¿boinazo?, ¿movimiento conjunto? ¿Quieren que les agarremos susto?
El Ejército, respecto a cuando intervino el teléfono de Mauricio Weibel engañando a un ministro de la Corte de Apelaciones, no han dicho nada. Hablan de "responsabilidades individuales" y otras cosas, pero, la verdad, es que el director de Inteligencia, que en ese entonces era Schafik Nazal, le rendía cuentas directas de sus acciones al actual comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez.
¿Por qué no el Ejército manda una carta hablando de la responsabilidad que le cae a su actual comandante en jefe respecto a las escuchas telefónicas a Mauricio Weibel y el engaño que hicieron a tribunales? Eso es lo que la ciudadanía quiere escuchar. Eso les puede devolver el respeto que ellos están pidiendo y puede subsanar, de alguna manera, el daño que han hecho a la fe pública.
*Imagen obtenida de radiolaclave.cl