La Piedra del León, leyenda de Lota

[resumen.cl] En los tiempos que Juan Lorenzo Colipí, lonco que colaboraba con el Estado chileno en la  Campaña de Pacificación de la Araucanía, se produjeron diversas acciones guerreras al mando del hijo del lonco Nahuelcura, llamado Loncopán, quien recorría las comunidades mapuche buscando apoyo para defender el territorio de la invasión winka. Una mañana, cerca de Colcura, Loncopán se encontró con la hermosa muchacha, María Guacolda, con quien tuvo un apasionado romance, pese a que la joven ya había sido pedida en matrimonio por los padres del joven Millaleo, entregando bueyes y muchos sacos de trigo, según la tradición de aquellos años.

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Al mes de conocerse, Loncopán debió partir nuevamente a combatir e inició junto a 14 peñis, acciones de hostigamiento en contra del Ejército chileno. María Guacolda se dio cuenta que esperaba un hijo del joven Loncopán, provocandose una enemistad entre su lov y el de los Millaleo.

El Intendente de Concepción, al saber de las guerrillas iniciadas por Loncopán, pidió a Colipí que interviniera, al lo que éste accedió, convocando a loncos y úlmenes de la zona a una trawun con rogativa, donde se discutió sobre las acciones realizadas por el grupo de Loncopán.

Loncos y úlmenes yanaconas decidieron celebrar competencias, convocando a ellas a Loncopán, diciéndole que determinarían el curso a seguir de las diversas comunidades lakquenches de aquel ayllarehue, el cual se extendía desde la actual Lota hasta Carampangue. Sin embargo, el plan de los colaboracionistas era dar muerte a Loncopán, entregando su cuerpo al Ejército chileno y obtener mejores condiciones para ellos y sus respectivas familias.

Loncopán y sus conas fueron llamados a competir en el antiguo kollellaullin (la formación del guerrero). Si Loncopán vencía, los loncos y úlmenes proporcionarían conas, caballos y provisiones a la guerrilla y, por el contrario, si Loncopán perdía, debía irse junto a sus conas hasta el Puelmapu, al otro lado de la cordillera andina, sin regreso al Lafkenmapu.

El día del encuentro, tras compartir y realizar rogativas, se definieron los jueces quienes señalaron que los competidores realizarían una carrera entre Colcura y Lota, luego remarían desde la playa a una gran roca en el mar, ubicada entre las playas de Lota y Colcura. Aquel día llovía torrencialmente y, llegando a punta Astorga, Loncopán y el joven Millaleo, en representación de los colaboracionistas, disputaban el primer lugar. Cuando arrojaban grandes piedras al mar, un rayo iluminó la playa. Cada competidor tomó un wampu (canoa) e iniciaron la carrera en medio del mar embravecido. Loncopán tomó gran ventaja y después de que el oleaje levantara su bote, al caer, golpeó su cabeza, quedando inconsciente y perdiéndose en el mar.

El hijo de Loncopan nació y María Guacolda fue enviada a Concepción para ser encerrada en un convento de monjas. Los mapuche de la costa cuentan que en aquel roquerío se ven cosas extraordinarias. Muy cerca donde desapareció Loncopán, la roca comenzó una extraña transformación, tomando la forma de un león. Era el joven guerrero que en las noches de tempestad lanzaba rugidos de dolor por el hijo que lleva su sangre y por la hermosa muchacha que conoció su amor.

Hoy la erosión a corroído la forma original de la roca, pero la gente mayor, tanto de Lota como Colcura, recuerdan que hasta pasada la segunda mitad del siglo XX, la piedra aún guardaba la forma de un león.

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